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’16 de junio … y entonces sucedió que …’, por José Luis Fortea

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…..en 1816 el poeta londinense George Byron, uno de los referentes del género del romanticismo, alquila, como viene haciendo durante los últimos años, Villa Diodati, una majestuosa mansión ubicada en la orilla izquierda del lago Leman en Suiza, un lugar idílico donde poder pasar el tiempo estival y en donde a lo largo de la historia se han alojado distintas personalidades, como el también poeta John Milton (autor del paraíso perdido),Voltaire o el mismo Rousseau por el que Byron manifiestamente declaraba una gran admiración.

En esta ocasión invita a unos amigos a pasar unos días junto a él y su prometida, la señorita Claire Clairmont, la hermana de esta por parte de padre, Mary Shelley a quien acompaña también su marido, Percy Shelley, y John William Polidori, el médico personal de Lord Byron.

1816 fue conocido sin embargo como el año sin verano, como consecuencia de la activación del volcán Tambora, en la pequeña isla tropical de Sumbawa en Indonesia, cuya erupción volcánica está considerada como la mayor de la historia, en la que sus explosiones pudieron ser escuchadas a más de dos mil kilómetros de distancia y cuyas emisiones volcánicas provocaron anomalías climáticas, ya que el cielo, de casi todo el planeta, quedó cubierto de cenizas impidiendo el paso de los rayos del sol.

George Gordon Byron era todo un personaje de su época, lo que se dice toda una celebridad, ciertamente controvertido y a quien acompañaba siempre la polémica, con un carácter abierto y excéntrico, pero sin duda, algo singular y peculiar, declarado firme defensor de los marginados y de los débiles, y enamorado de la nación de Grecia (en donde morirá a la edad de treinta y cinco años), poeta impulsor del género del romanticismo, mujeriego y enamoradizo, gran admirador y protector de los animales, en especial de su perro, un terranova que consideraba su mejor amigo al que llamaba “Boatswain” (que bien podría traducirse por “contramaestre”).

Todo ello acompañado de un buen porte y una muy buena presencia física, aunque algo estrafalario en el vestir, presentando además, cierta deformidad en un pie, en el derecho, que le procuraba una visible cojera en su deambular, aunque con el tiempo, supo camuflar esos andares con un toque de cierta distinción aristocrática.

Aquel mes de junio fue especialmente lúgubre y gélido y aquella noche además de fría y desapacible, estuvo acompañada de una fuerte tormenta, en la que los invitados, por indicación de su anfitrión, tras la cena, se dirigen al salón principal, colocándose alrededor del fuego de la chimenea en donde empiezan a hablar sobre historias de miedo. Polidori saca un libro titulado, “Fantasmagoriana”, un volumen en francés de historias y relatos terroríficos alemanes sobre espectros y espíritus, publicado cuatro años antes y que Lord Byron comienza a leer en voz alta.

En este contexto, aquel mes de junio de 1816, Lord Byron propuso un desafío a los allí presentes, dada la atmósfera de terror  creada en aquel momento, de recogimiento en aquella vivienda, un duelo de ingenios, escribiendo, cada uno de ellos, una novela o un relato corto, la más aterradora que se pudiera concebir.

Y así, un 16 de junio de 1816, como hoy, de hace por tanto 201 años, se presentaron dos relatos por parte de aquellos invitados. Uno de ellos acabaría teniendo una gran difusión, alcanzando por ello una enorme popularidad, publicado dos años más tarde, en 1818, bajo el título «Frankestein o el moderno Prometeo» de Mary Shelley, el segundo relato, no tan conocido como el anterior, también sería publicado, en 1819 como «Ernestus Berchtold o el moderno Edipo», el vampiro, de John Polidori, el médico personal de Lord Byron.

Los tres varones de aquella noche en el transcurso de los ocho años siguientes fallecerían. Y así, cinco años más tarde, en el mes de agosto de 1821 John Polidori moriría a los 25 años de edad, suicidándose mediante la ingesta de ácido prúsico. Once meses más tarde, el día 8 de julio de 1822, fallecería Percy Shelly, en el Gran Condado de la Toscana y Lord Byron poco tiempo después, a los treinta y cinco años de edad, el día 19 de abril de 1824 en Missolonghi, Grecia.

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Cuidar de una madre con Alzheimer: Un viaje de amor y dolor

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Cuidar de una madre con Alzheimer: Un viaje de amor y dolor-FREEPIK

En el torbellino de nuestras vidas, donde cada día parece traer consigo nuevos desafíos y responsabilidades, a menudo nos encontramos luchando por equilibrar nuestras vidas personales y profesionales. Pero ¿qué sucede cuando ese equilibrio se ve eclipsado por una realidad implacable? ¿Cómo lidiamos con el impacto emocional y psicológico de ser cuidadores de un ser querido con una enfermedad tan devastadora como el Alzheimer?

Esta es la historia de una periodista apasionada que, entre entrevistas y artículos, se enfrenta a una batalla mucho más íntima: la lucha diaria de cuidar a su madre, quien lenta pero inexorablemente se desvanece en las garras de la enfermedad de Alzheimer.

Para ella, cada día es un viaje emocional plagado de altibajos. Desde los momentos de lucidez y conexión con su madre hasta las dolorosas luchas para recordar quién es ella misma, cada momento está marcado por una mezcla de amor incondicional y dolor impotente. Es una montaña rusa de emociones, donde la alegría y la tristeza se entrelazan en un baile constante.

Su vida como periodista le ha enseñado a mirar más allá de las apariencias y a buscar la verdad en cada historia. Y en este viaje junto a su madre, encuentra una verdad más profunda: la importancia de la empatía, la compasión y el amor incondicional. A medida que navega por los desafíos diarios del cuidado, descubre una fuerza interior que nunca supo que poseía.

Pero no todo son lecciones y momentos de claridad. Hay días oscuros, días en los que el peso del cuidado parece demasiado grande para soportarlo. Días en los que la frustración y la impotencia amenazan con abrumarla. Sin embargo, incluso en esos momentos más oscuros, encuentra consuelo en la gente que la rodea. Amigos y familiares se unen para ofrecer apoyo y comprensión, recordándole a ella y a su hermana que no están solas en este viaje.

A medida que el Alzheimer avanza implacablemente, ella se enfrenta a una dolorosa verdad: la inevitabilidad de la pérdida. Pero también encuentra consuelo en el conocimiento de que el amor trasciende las barreras del tiempo y la memoria. Aunque su madre pueda olvidar su nombre y sus rostros, el amor que sienten el uno por el otro perdura, inquebrantable e indestructible.

La historia de esta periodista es una historia de amor. Un amor que desafía las limitaciones del tiempo y el espacio, un amor que persiste a pesar de las pruebas y tribulaciones. Es un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, el amor es la fuerza que nos sostiene, la luz que guía nuestro camino. El amor que vio crecer en su casa día a día, sin interrupción.

En medio del día a día, es fácil perder de vista lo que realmente importa. Pero esta historia nos recuerda que, en lo que de verdad importa, son las conexiones humanas y los lazos de amor los que nos sostienen en los momentos más difíciles. Y en el poder cuidar de su madre con Alzheimer, encuentra no solo una prueba de su amor, sino también una lección de humanidad y compasión que nunca olvidará.

SRA

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