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’19 de abril … y entonces sucedió que …’, por José Luis Fortea

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……en1985, en la ciudad de Dekalb, del estado de Illinois, el profesor de Psicología Educacional de la Universidad del Norte de Illinois, Thomas Roberts, reúne el 19 de abril, a un grupo de estudiantes en su casa para celebrar el “día de la bicicleta”, conmemorando de esta forma el experimento, que ese mismo día, cuarenta y dos años antes, en 1943, había realizado el químico suizo Albert Hofmann ensayando con la dietilamida de ácido lisérgico o LSD, al necesitar ayuda de un miembro de su equipo en el laboratorio para acompañarle a casa, ante los efectos que el aludido componente había comenzado a provocarle, utilizando para ello, como medio de transporte, un par de bicicletas, ya que el uso de vehículos a motor en 1943, inmersos en la Segunda Guerra Mundial, había sido declarado prohibido por las autoridades suizas, en un paseo de vuelta a casa, que resultaría delirante, jubiloso, apoteósico e histórico.

El día señalado, probando consigo mismo aquel ácido, el Doctor Hofmann comenzaría a percibir una intensa alteración de la realidad con una serie sucesiva de imágenes distorsionadas, algunas de ellas, tal y como describiría posteriormente, terroríficas, acompañadas de una sensación de pánico inusual, para posteriormente empezar a visionar, imágenes de colores y formas vivas, caleidoscópicas, aun manteniendo los ojos cerrados, tal y como señalaría más tarde, para finalizar con una complaciente, agradable y placentera impresión.

Fue precisamente durante la aludida Segunda Guerra Mundial, con las restricciones derivadas de la misma, cuando se favoreció el desarrollo y utilización de este medio de transporte, inclusive entre los propios soldados de los ejércitos inmersos en la misma contienda.

En una de las batallas más significativas de este periodo de guerras conocida en los anales de la historia como el día D, el desembarco de Normandía, cuyo nombre en clave era el de “Overlord”, operación que dio comienzo el día 6 de junio de 1944, un grupo de paracaidistas británicos fueron lanzados tras las líneas enemigas alemanas portando con ellos sus bicicletas plegables, ofreciéndoles con estas, un medio de transporte silencioso y difícil de detectar que les permitía a su vez, la posibilidad de cubrir desplazamientos de una mayor distancia. La compañía inglesa BSA Cycles Ltd de Birmingham llegaría a fabricar cerca de sesenta mil de estas unidades plegables, entre los años 1942-1945.

En la mencionada operación los soldados pertenecientes a la Novena (9ª) Brigada de Infantería Canadiense llegaron a desembarcar, en las mismas playas del norte de Francia, directamente subidos sobre sus bicicletas, de la misma manera que ya habían realizado con éxito durante el descenso sobre las costas sicilianas del año anterior y que entre los días 4 y 5 de julio volverían a protagonizar, esta vez en la conocida operación Windsor conquistando la ciudad normanda de Carpiquet.

Fue durante la misma contienda cuando aupado sobre su bicicleta el ganador de dos Giros de Italia (1936 y 1937) y un Tour de Francia (1938), el italiano Gino Bartali, interrumpidas las carreras al iniciarse las hostilidades, colaboró para salvar la vida de ochocientos judíos italianos, escondiendo en esta, la documentación necesaria en lo que aparentemente parecían unos simples entrenamientos, de alguien habituado a desarrollar grandes distancias, transportando aquellos papeles sin despertar las sospechas de unas autoridades, afines por aquel entonces a la Alemania Nazi, siendo además el ídolo de unos soldados italianos que veían en Bartali al deportista considerado como el símbolo de aquella Italia de Mussolini.

La red creada por Giorgo Nissim, bajo el acrónimo DELASEM, Delegazione per l’Assistenza degli Emigranti Ebrei, Delegación para La Asistencia de los Emigrantes Hebreos, ocultaba en monasterios y conventos de la Toscana aquellos italianos semitas que una vez recibían los nuevos pasaportes, transportados ocultos en el manillar, el cuadro o bajo el sillín del corredor, eludían los controles pudiendo salir de Italia, en una gesta que se descubriría años más tarde, una vez fallecido este, al encontrar el hijo de Giorgio Nissim un diario donde detallaba el funcionamiento y la inestimable ayuda del ciclista, que gracias a su coraje y pedaleo llegaría a salvar, de la deportación a los campos de concentración, a esas ochocientas personas.

Después de finalizada la Guerra en 1946 aún ganaría un Giro de Italia a sus treinta y dos años y dos años después, el Tour de Francia del 48.

Falleció a la edad de ochenta y cinco años, el 5 de mayo de 2000, en su ciudad natal de Ponte a Ema de la provincia de Florencia.

Una vez descubiertos y conocidos estos sucesos recibió la Medalla de Oro al mérito civil, otorgada por el Estado Italiano, el 31 de mayo de 2005, por su contribución y ayuda en la salvaguarda y custodia de aquellos judíos en peligro durante la Segunda Guerra Mundial, y en 2013, el Estado de Israel le nombró a título póstumo Justo entre las Naciones.

Mediante la celebración de este día internacional de la bicicleta, se procura una mayor concienciación del uso de este medio de transporte, promocionándolo como el medio más eficiente, natural, ecológico, sostenible y saludable de los que existen.

Bicicletidades!

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Cuidar de una madre con Alzheimer: Un viaje de amor y dolor

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Cuidar de una madre con Alzheimer: Un viaje de amor y dolor-FREEPIK

En el torbellino de nuestras vidas, donde cada día parece traer consigo nuevos desafíos y responsabilidades, a menudo nos encontramos luchando por equilibrar nuestras vidas personales y profesionales. Pero ¿qué sucede cuando ese equilibrio se ve eclipsado por una realidad implacable? ¿Cómo lidiamos con el impacto emocional y psicológico de ser cuidadores de un ser querido con una enfermedad tan devastadora como el Alzheimer?

Esta es la historia de una periodista apasionada que, entre entrevistas y artículos, se enfrenta a una batalla mucho más íntima: la lucha diaria de cuidar a su madre, quien lenta pero inexorablemente se desvanece en las garras de la enfermedad de Alzheimer.

Para ella, cada día es un viaje emocional plagado de altibajos. Desde los momentos de lucidez y conexión con su madre hasta las dolorosas luchas para recordar quién es ella misma, cada momento está marcado por una mezcla de amor incondicional y dolor impotente. Es una montaña rusa de emociones, donde la alegría y la tristeza se entrelazan en un baile constante.

Su vida como periodista le ha enseñado a mirar más allá de las apariencias y a buscar la verdad en cada historia. Y en este viaje junto a su madre, encuentra una verdad más profunda: la importancia de la empatía, la compasión y el amor incondicional. A medida que navega por los desafíos diarios del cuidado, descubre una fuerza interior que nunca supo que poseía.

Pero no todo son lecciones y momentos de claridad. Hay días oscuros, días en los que el peso del cuidado parece demasiado grande para soportarlo. Días en los que la frustración y la impotencia amenazan con abrumarla. Sin embargo, incluso en esos momentos más oscuros, encuentra consuelo en la gente que la rodea. Amigos y familiares se unen para ofrecer apoyo y comprensión, recordándole a ella y a su hermana que no están solas en este viaje.

A medida que el Alzheimer avanza implacablemente, ella se enfrenta a una dolorosa verdad: la inevitabilidad de la pérdida. Pero también encuentra consuelo en el conocimiento de que el amor trasciende las barreras del tiempo y la memoria. Aunque su madre pueda olvidar su nombre y sus rostros, el amor que sienten el uno por el otro perdura, inquebrantable e indestructible.

La historia de esta periodista es una historia de amor. Un amor que desafía las limitaciones del tiempo y el espacio, un amor que persiste a pesar de las pruebas y tribulaciones. Es un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, el amor es la fuerza que nos sostiene, la luz que guía nuestro camino. El amor que vio crecer en su casa día a día, sin interrupción.

En medio del día a día, es fácil perder de vista lo que realmente importa. Pero esta historia nos recuerda que, en lo que de verdad importa, son las conexiones humanas y los lazos de amor los que nos sostienen en los momentos más difíciles. Y en el poder cuidar de su madre con Alzheimer, encuentra no solo una prueba de su amor, sino también una lección de humanidad y compasión que nunca olvidará.

SRA

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