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‘8 de julio… y entonces sucedió que…’, por José Luis Fortea

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forteaJosé Luis Fortea

………….en 1617, un 8 de julio como hoy, hace exactamente cuatrocientos años, en la place de Grève, actual plaza del ayuntamiento de París, a sus cuarenta y nueve años, tras haber sido acusada de haber ejercido la brujería, era arrojado a la hoguera el cuerpo decapitado de Leonora Dori, conocida también como “Galigaï”, una de las mujeres más poderosas e influyentes en la corte francesa de aquellos tiempos, al ser esta, hermana de leche de la reina regente de Francia María de Médici, a la postre madre del rey Luis XIII.

Casada con Concino Concini, el valido y favorito de la reina (mientras esta ejercía la regencia en nombre de su hijo Luis, que a la muerte de su padre Enrique IV, el 14 de mayo de 1610, apenas contaba con nueve años de edad), lograría con su influencia, que su marido fuera nombrado por aquella, en 1613 con el cargo de  Mariscal de Francia”, ante sorpresa de todos, sin haber pisado jamás un campo de batalla, en una designación que empezaba a vislumbrar la enorme ascendencia que aquel matrimonio ejercía “extrañamente” sobre la persona de la regente.

Leonora Dori, padecía de epilepsia, una enfermedad que en aquella época no tenía tratamiento alguno y cuyas repentinas pérdidas de conocimiento, acompañadas de las consiguientes convulsiones y contracciones musculares, características de quienes padecen esta, investía todavía más a Galigaï de ese halo extraño y misterioso de quien se halla dominada por el mismísimo espíritu de Belcebú.

Tras cerca de cuatro años enriqueciéndose a costa de las arcas francesas, el 24 de abril de ese mismo año de 1617, el Mariscal Concini fue asesinado de un pistoletazo por el capitán de la guardia real, Nicolás de L’Hospital, barón de Vitry, en el palacio del Louvre, en un acto bajo autorización del joven Luis XIII tomando las riendas del poder a partir de ese momento, mandando apresar a su propia madre y ordenando asimismo el arresto de Leonora Dori, que sin la protección de la reina, sería acusada de ejercer prácticas mágicas de brujería.

Aquel sábado bajo la mirada atenta de los numerosos curiosos moría ajusticiada la bruja de París, poniéndose fin a este extraño suceso en la corte de Francia.

……….un 8 de julio, de 1947, de hace hoy setenta años, casi dos años después  de haber finalizado la segunda guerra mundial, tuvo lugar un “fenómeno misterioso”, en la localidad de Corona, cerca del desierto de Roswell, en el estado de Nuevo México de los Estados Unidos, cuando los periódicos locales se hacían eco de una noticia inquietante, al informar que “las fuerzas aéreas estadounidenses habían aprehendido un objeto no identificado, al parecer un platillo volante, accidentado en un rancho de la aludida región de Roswell«, siendo al mismo día siguiente, este suceso rápidamente desmentido por las autoridades, dotando aquella cuestión de tanto misterio que llegaría a convertirse en todo un asunto mediático, siendo conocido este como el “caso Roswell”.

No habían transcurrido apenas catorce días desde que el pasado 24 de junio el piloto Kenneth Arnold, en un vuelo de reconocimiento por el monte Rainier, en el estado de Washington, afirmara haber visto nueve objetos brillantes volando en cadena a muy alta velocidad de forma errática, “como cuando lanzas un plato al agua”, naciendo de esta manera la expresión “platillo volador”. La explicación oficial sin embrago de las fuerzas aéreas fue que su piloto había divisado una especie de refracción visual, a modo de “espejismo”.

En Roswell, las autoridades de la base aérea, al día siguiente emitían una nota de prensa en la que procedían a desmentir el aludido suceso, señalando que aquello no eran más que los restos de un globo aerostático accidentado, de los utilizados por los observatorios meteorológicos, objeto de un plan elaborado por el gobierno de los Estados Unidos bajo el nombre en clave de “Proyecto Mogul” o área 51, una misión secreta, que utilizaba este tipo de globos capaces de alcanzar grandes alturas para recabar cierta información sobre las pruebas atómicas que realizaba en aquellos días la Unión Soviética, llegándose incluso a elaborar posteriormente todo un completo informe, de cerca de novecientas páginas, para explicar el aludido proyecto, con todo tipo de detalles, dejando aquel asunto aparcado en el olvido durante los siguientes años.

Cuando en 1978, tuvo lugar un encuentro fortuito entre Jesse Marcel, el otrora oficial encargado de la inteligencia de la base aérea de Roswell el día 8 de julio de 1947, ya retirado, y el ufólogo y físico nuclear Stanton Friedman, hablando directamente sobre la cuestión ocurrida hacía ya treinta años, comenzaron a surgir nuevos elementos, en aquella conversación, que acabarían por darle una nueva perspectiva al asunto y con ello, nuevas especulaciones al respecto, reabriéndose de nuevo el interés por lo que verdaderamente sucedió aquella madrugada.

Investigando este asunto, dos declarados ufólogos como Tom Carey y Don Smittch llegarían a afirmar que lo que allí se encontró, fueron los restos metálicos de un objeto volador que se estrelló aquella noche, esparciendo por los alrededores, en un radio de hasta tres kilómetros, cuatro cuerpos de una tripulación extraterrestre, en una versión que acabaría siendo constatada por las distintas declaraciones ofrecidas por varios testigos y familiares, entre los que se encontraban, Shappo Henderson, la mujer del piloto, o la de Gerald Anderson quien afirmaría que estando en San Agustín, cerca de Socorro, en Nuevo México, junto a su tío y su hermano mayor, llegar a haber visto todavía con vida a un miembro de aquella tripulación, y en la misma Glen Devis del servicio funerario, o Barbara Dugg la nieta del entonces sheriff del condado, y la hija del piloto Katherine Groode, todos ellos coincidentes incluso en la descripción física de estos tripulantes, que afirmaron tener las cabezas mucho más desarrolladas que el resto del cuerpo, con un cráneo no rígido sino flexible.

…………..el lunes 8 de julio de 1996, hace veintiún años, era lanzado al mercado discográfico en el Reino Unido el single de las Spice Girls, su tema debut, Wanabee, alcanzando rápidamente el puesto número 1 de las listas de ventas, permaneciendo en el mismo durante siete semanas seguidas, convirtiéndose en todo un “fenómeno sorprendente”, al alcanzar a finales de ese año el número 1 en veintidós países y al siguiente, en 1997, hasta en treinta y uno, siendo con sus cerca de seis millones de copias el disco sencillo más vendido de un grupo femenino.

En un experimento, denominado “Enganchados a la Música”, diseñado por el musicólogo de la Universidad de Ámsterdam John Ashley Burgoyne llevado a cabo entre más de doce mil participantes, el sencillo Wanabee acabó siendo considerado el tema más “pegadizo” de toda la historia musical moderna británica, siendo reconocida en apenas 2,22 segundos frente a los casi cinco segundos de media necesarios en reconocer otras canciones.

En este enlace podemos escuchar la canción, https://youtu.be/xyYLBBpDh40   .

Buen fin de semana.

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Cuidar de una madre con Alzheimer: Un viaje de amor y dolor

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Cuidar de una madre con Alzheimer: Un viaje de amor y dolor-FREEPIK

En el torbellino de nuestras vidas, donde cada día parece traer consigo nuevos desafíos y responsabilidades, a menudo nos encontramos luchando por equilibrar nuestras vidas personales y profesionales. Pero ¿qué sucede cuando ese equilibrio se ve eclipsado por una realidad implacable? ¿Cómo lidiamos con el impacto emocional y psicológico de ser cuidadores de un ser querido con una enfermedad tan devastadora como el Alzheimer?

Esta es la historia de una periodista apasionada que, entre entrevistas y artículos, se enfrenta a una batalla mucho más íntima: la lucha diaria de cuidar a su madre, quien lenta pero inexorablemente se desvanece en las garras de la enfermedad de Alzheimer.

Para ella, cada día es un viaje emocional plagado de altibajos. Desde los momentos de lucidez y conexión con su madre hasta las dolorosas luchas para recordar quién es ella misma, cada momento está marcado por una mezcla de amor incondicional y dolor impotente. Es una montaña rusa de emociones, donde la alegría y la tristeza se entrelazan en un baile constante.

Su vida como periodista le ha enseñado a mirar más allá de las apariencias y a buscar la verdad en cada historia. Y en este viaje junto a su madre, encuentra una verdad más profunda: la importancia de la empatía, la compasión y el amor incondicional. A medida que navega por los desafíos diarios del cuidado, descubre una fuerza interior que nunca supo que poseía.

Pero no todo son lecciones y momentos de claridad. Hay días oscuros, días en los que el peso del cuidado parece demasiado grande para soportarlo. Días en los que la frustración y la impotencia amenazan con abrumarla. Sin embargo, incluso en esos momentos más oscuros, encuentra consuelo en la gente que la rodea. Amigos y familiares se unen para ofrecer apoyo y comprensión, recordándole a ella y a su hermana que no están solas en este viaje.

A medida que el Alzheimer avanza implacablemente, ella se enfrenta a una dolorosa verdad: la inevitabilidad de la pérdida. Pero también encuentra consuelo en el conocimiento de que el amor trasciende las barreras del tiempo y la memoria. Aunque su madre pueda olvidar su nombre y sus rostros, el amor que sienten el uno por el otro perdura, inquebrantable e indestructible.

La historia de esta periodista es una historia de amor. Un amor que desafía las limitaciones del tiempo y el espacio, un amor que persiste a pesar de las pruebas y tribulaciones. Es un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, el amor es la fuerza que nos sostiene, la luz que guía nuestro camino. El amor que vio crecer en su casa día a día, sin interrupción.

En medio del día a día, es fácil perder de vista lo que realmente importa. Pero esta historia nos recuerda que, en lo que de verdad importa, son las conexiones humanas y los lazos de amor los que nos sostienen en los momentos más difíciles. Y en el poder cuidar de su madre con Alzheimer, encuentra no solo una prueba de su amor, sino también una lección de humanidad y compasión que nunca olvidará.

SRA

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