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Análisis, Final Fantasy XII The Zodiac Age PS4

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Aunque la mayoría de jugadores descubrió la fantasía final de Squaresoft en la primera consola PlayStation de Sony gracias a Final Fantasy VII, muchos jugadores soñaron tiempo atrás en vivir en los mundos creados por Hironobu Sakaguchi gracias también a la música de Nobuo Uematsu. El primer videojuego vió la luz hace casi 30 años pero la marca todavía ejerce una potente influencia sobre todo juego de rol que se lanza al mercado. Tanto es así que la propia Squaresoft, ahora Square Enix, incluso se permite el lujo de cambiar elementos de la jugabilidad de su franquicia más importante para alejarse de lo que en su día era y la gran mayoría copió.

Primero lo hizo con Final Fantasy X, despidiéndose de algo que para muchos era ya un ícono en la saga, el mapa mundi. Más tarde llegó el fantástico Final Fantasy XI Online, un paso adelante para la fábula que se inició en territorio online para crear el -para un servidor- mejor Final Fantasy de todos los tiempos con una historia insuperable. Pero la última entrega que aterrizaría en PlayStation 2 golpeó los cimientos de la fantasía capitulada con enormes cambios tanto en dirección, arte como en su mecánica. Hablamos de Final Fantasy XII y el mundo de Ivalice.

Aquellos que ya contéis con un par de decenas de primaveras a vuestras espaldas reconoceréis el nombre de Ivalice, pues vivistéis aventuras en su mundo gracias a Vagrant Story, un genial rpg que llegó a la primera consola PlayStation y que obtuvo magníficas notas en cada revista impresa y digital por las que paseó una copia del juego por sus oficinas. También pudimos visitar sus parajes en el videojuego Final Fantasy Tactics, aunque este no se lanzó en nuestro país -pero sí después con una versión para Game Boy Advance-. En esta ocasión la acción nos trasladaba a vivir las peripecias de Vaan, Penelo, Balthier, Fran o Basch entre otros con un enfoque clavado en la guerra entre varias naciones llamadas Arcadia y Rozaria. En un primer momento el personaje principal parece ser el joven Vaan, un huérfano que vive en Rabanasta y que sueña con ser un pirata del aire. A poco que nos adentremos en la historia comprobaremos que él es solo uno de los muchos pilares de Final Fantasy XII ya que cada uno de ellos cuenta con su propia historia y sus motivos para enzarzarse en las duras contiendas que les esperan.

¿Y por qué hablamos de un videojuego lanzado hace siete años en PlayStation 2? Porque acabamos de recibir una remasterización del mismo apodada Final Fantasy XII: The Zodiac Age que incluye múltiples mejoras con respecto al original, novedades y un apartado gráfico renovado para PlayStation 4 que sí, hace que volvamos a Ivalice con más ganas que nunca para poder contaros qué tal es esta nueva versión. Pero para hacer más amena la lectura de este texto vamos a pasar de inmediato a las novedades que contempla esta nueva visión sobre el exitoso y a veces ninguneado videojuego.

Final Fantasy XII The Zodiac Age es la remasterización de una versión que los españoles de a pié no olímos en su día. Se trata de la edición International Zodiac Job System -basada en los signos del zodiaco- y, entre otras bondades, cambiaba drásticamente su tablero de licencias para adaptarlas a los clásicos trabajos de la franquicia Final Fantasy. Ahora cada personaje podía escoger un job y progresar en un tablero adecuado a ese trabajo. Mago Negro, Mago Rojo, Samurai, Guerrero… las opciones suman hasta llegar a los 12 trabajos. Esto permitía que el jugador no tuviera la sensación de escoger las mismas habilidades para todo y les daba un toque único a cada uno basado en el trabajo seleccionado. Eso, ahora, se encuentra en The Zodiac Age. Otra característica es que ahora los Espers, las famosas invocaciones del videojuego y que eran tan distintas a las ya conocidas, son controlables y se unen a la batalla cuando las invocamos. Pero también podemos controlar al cuarto personaje que en según qué momentos de la historia se unía a nuestra compañía. Es más, incluso es posible equiparlo con Gambits, algo que antaño no era posible.

Siendo un videojuego tan rico en contenido y con un mundo repleto de localizaciones, se hacía evidente la necesidad de acelerar de alguna forma nuestra travesía por Ivalice. Los Gambits en su día lograban que todo fuera más fácil pero ahora Square Enix ha añadido un modo turbo que acelerará nuestros movimientos hasta cuatro veces la velocidad original. Si estamos de paso por alguno de los mapas o en la famosa batalla contra Yiazmat, esta utilidad será vuestra amiga inseparable. A todo esto hay que sumar que gracias a una nueva opción añadida en este Zodiac Age, es posible superponer en la pantalla de juego un pequeño mini mapa que nos ahorrará tener que visualizar el mapa en pantalla completa cada vez que queramos ir a alguna localización.

Los cofres de tesoros han cambiado de localización y de contenido y ahora aparecen cada vez que cambiamos de zona. La famosa lanza que tantos quebraderos de cabeza ha dado a los jugadores de FFXII todavía es obtenible en el juego y, pese a que ha perdido estadísticas con respecto a las nuevas armas, ahora es mucho más fácil de obtener y no es necesario realizar un proceso tan selectivo como ocurría por aquellos entonces. Todas las nuevas armas, equipamiento, habilidades y progreso se podrá llevar al nuevo modo Desafío, un modo que utiliza nuestras partidas guardadas para enfrentarnos, con “lo que llevamos puesto” a unas rondas de oleadas con enemigos mayores a cada batalla que ganamos.

Por último, tanto el apartado gráfico como el sonoro han recibido notorias mejoras que harán que nuestra experiencia de juego sea similar a la ya vivida en PlayStation 2 pero con tintes de actual generación. Mucho del poligonaje ha sido rehecho de cero, pues Square Enix perdió los materiales de desarrollo hace mucho tiempo. Esto hace que el modelado de los protagonistas sea mucho mejor -por ejemplo mejorando los abdominales de Vaan-, modificando las escenas de vídeo, añadiendo sombras y efectos de luz a los decorados y mejorando las texturas. Hay lugares en los que estos cambios se notan más mientras que en otros, por desgracia, se nota que estamos ante una obra creada para la consola del Emotion Engine. La resolución del juego es 1080p, es decir, nueve veces más grande que el original -512×448-, y se nota. Quizás no esté a la altura de remasterizaciones como las conseguidas en la saga Kingdom Hearts pero el trabajo en Final Fantasy XII The Zodiac Age es muy bueno. Mención especial a la parte sonora, con toda -sí, toda- la música orquestada y dejando a un lado la vetusta, pero magnífica, banda sonora que poseía el original. Tan solo está la opción de jugar con la música orquestada pero con un DLC es posible cambiar la música a la original de 2007.

Auto guardado de la partida cada vez que cambiamos de zona, dos nuevos modos de juego +, sistema de sonido en un espectacular 7.1, muchas horas de contenido y uno de los mejores Final Fantasy hasta la fecha es lo que nos espera si decidimos comprar Final Fantasy XII: The Zodiac Age. Si tienes la posibilidad de hacerte con él, si quieres un buen rpg que te haga disfrutar más de 60 horas, si quieres una traducción impecable o si por suerte llegas virgen a este doceavo capítulo de la fantasía final, ¿a qué esperas? ¡Corre a por tu copia!

 

Hemos realizado este análisis gracias a una copia de prensa facilitada por Koch Media.

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Estos son los beneficios de vivir en un pueblo

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pueblo más bonito Comunitat Valenciana

Explorando los Encantos Rurales: Beneficios de Vivir en un Pueblo

En un mundo cada vez más urbanizado y conectado, la vida en un pueblo puede parecer anacrónica para muchos. Sin embargo, estos rincones de tranquilidad y comunidad ofrecen una serie de beneficios que las bulliciosas ciudades a menudo no pueden igualar. Desde la serenidad de los paisajes naturales hasta la conexión interpersonal más auténtica, aquí exploramos por qué vivir en un pueblo puede ser una elección gratificante.

1. Tranquilidad y Naturaleza

Los pueblos suelen estar rodeados de impresionantes paisajes naturales, desde colinas ondulantes hasta densos bosques y ríos serpenteantes. La tranquilidad que proporciona este entorno natural es invaluable para aquellos que buscan escapar del estrés y el ajetreo de la vida urbana. Respirar aire fresco y disfrutar de la serenidad de la naturaleza puede tener un impacto positivo en la salud mental y emocional.

2. Comunidad y Conexión Personal

En un pueblo, la comunidad es más que una palabra; es una realidad tangible. Las relaciones interpersonales son más cercanas y significativas, ya que los residentes suelen conocerse entre sí y se apoyan mutuamente en tiempos de necesidad. Los lazos comunitarios más fuertes pueden generar un sentido de pertenencia y seguridad que es difícil de encontrar en entornos urbanos más grandes y anónimos.

3. Costo de Vida y Calidad

En general, los costos de vida en los pueblos tienden a ser más bajos que en las ciudades. Los precios de la vivienda, la alimentación y otros gastos cotidianos suelen ser más asequibles, lo que puede permitir a los residentes disfrutar de una mejor calidad de vida con menos presión financiera. Además, en muchos pueblos, las distancias más cortas y la menor congestión vehicular pueden traducirse en menos tiempo perdido en desplazamientos y más tiempo para disfrutar de la vida.

4. Estilo de Vida Más Relajado

La vida en un pueblo a menudo sigue un ritmo más lento y relajado. Las prisas y el estrés asociados con la vida urbana disminuyen, lo que permite a los residentes tomarse el tiempo necesario para disfrutar de las pequeñas cosas de la vida. Desde paseos tranquilos por el campo hasta tardes tranquilas en la plaza del pueblo, la vida en un entorno rural puede ofrecer una sensación de calma y serenidad que es difícil de encontrar en la vorágine de la ciudad.

5. Valor Cultural e Histórico

Los pueblos suelen estar impregnados de historia y cultura, con edificios antiguos, tradiciones arraigadas y una rica herencia que se remonta a siglos atrás. Esta conexión con el pasado puede ofrecer una sensación de arraigo y pertenencia a los residentes, así como oportunidades para explorar y aprender sobre la historia local y las tradiciones únicas de la región.

Contrastando con la Vida Urbana

Aunque los pueblos ofrecen una serie de beneficios atractivos, es importante reconocer que no son para todos. Las ciudades tienen sus propias ventajas, como una mayor diversidad cultural, una amplia oferta de entretenimiento y oportunidades profesionales. Además, algunas personas prefieren el ritmo acelerado y la emoción constante de la vida urbana.

En última instancia, la decisión de vivir en un pueblo o una ciudad depende de las preferencias individuales y las necesidades de cada persona. Para algunos, la tranquilidad y la conexión comunitaria de un pueblo son invaluables, mientras que para otros, el bullicio y la diversidad de la ciudad son irresistibles. Lo importante es encontrar el entorno que mejor se adapte a tu estilo de vida y te haga sentir más feliz y realizado.

 

 

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