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¿Conoces la famosa regla de los 90 minutos?

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Regla de los 90 minutos 

Algunas personas son más productivas por la mañana y otras por la tarde. Al menos, eso es lo que indica la teoría de los cronotipos humanos. Se está más fresco y concentrado en esas horas, incluso si no se siente. Los mejores trabajos te suceden dentro de un corto período de tiempo del día y lo mejor que se puede hacer es aprovecharlos. Si se es alondra, vale la pena proteger la mañana y lo opuesto si eres un búho.

Regla de los 90 minutos

La regla de los 90 minutos, en principio, apoya esta teoría. El principio básico de la regla es empezar el día, durante 90 días, gastando los primeros 90 minutos en la tarea más importante. No se refiere directamente al comienzo del día, sino a la jornada de trabajo. También es llamada regla 90/90/1 y fue enunciada por Robin Sharma, un asesor de liderazgo, autor de varios libros y fundador de la firma Sharma Leadership International.

La teoría se sostiene sobre el hecho de que el 45% de nuestros comportamientos cotidianos, suceda en el mismo lugar y sobre la misma hora, de acuerdo con investigadores de la Universidad de Duke. Entonces, identificar un espacio y tiempo de trabajo puede ayudar a integrar un gran proyecto nuevo más fácilmente en una rutina.

Cómo funciona el cuerpo humano

El cuerpo humano funciona en ciclos llamados «ritmos ultradianos«. Según la investigación, dentro de la cronobiología, hay actividades biológicas que ocurren en ciclos y suelen ser independientes de factores geofísicos. Influyen en diversas conductas animales, tales como alimentación, el movimiento y la exploración, además de la copulación, el nivel de atención y la propensión al aprendizaje. Su frecuencia en los mamíferos es proporcional a la tasa metabólica, e inversa a la edad del animal en cuestión. Robin Sharma propone que durante cada uno de estos ciclos, hay picos en los que tenemos más energía y periodos en los que estamos más agotados.

En principio se presupone que eres más activo en la mañana porque se tiene la fuerza de voluntad y energía en su apogeo, pero los picos de energía se producen durante todo el día. La técnica consiste en trabajar 90 minutos y luego descansar durante 20-30 minutos hasta que el siguiente pico aparezca.

Al discutir el máximo rendimiento, en un estudio de 1993, Anders Ericsson señaló que los períodos de descanso entre sesiones de trabajo intenso son esenciales para mejorar, y que 90 minutos se tomó como el máximo. Si bien, hay una variante del sistema que funciona igual pero con 45 minutos. Por supuesto, el trabajo centrado y sin distracciones también es importante. Y se supone que durante esos 90 minutos no hay nada más que la tarea.

Los ritmos biológicos

Seguramente parecerá que no hay grandes diferencias con la ya más que conocida técnica Pomodoro, ciertamente la única contribución extra es apelar a los ritmos biológicos y no a un timeboxing —período de tiempo fijo, llamado un cuadro de tiempo— aleatorio. De hecho, el autor ha manifestado que descubrió esta técnica al darse cuenta que en unos cuadros de tiempo tenía más energía y avanzaba más que en otros. Y quizás, lo que lo hace ver como una técnica simple y realista es que deja que tú descubras cuál es tu mejor momento, sin tratar de imponer un estándar global.

Muchas personas prestan poca atención a los ritmos naturales de su cuerpo. Pero es un hecho que algunos se levantan más enérgicos que otros. Hay individuos que no encienden pilas hasta el medio día pero por la noche son imparables porque a algunas personas la noche les despierta y a otros la sola partida del sol, les da somnolencia. Existe a quién le sienta muy bien la siesta y a quien le descentra. Claramente, cada individuo es diferente, pero según el autor, una vez que se sabe a qué horas se trabaja mejor, utilizarlo como una ventaja puede llevar a la productividad a su apogeo, correlacionando los niveles máximos de energía con la tarea más importante.

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Estos son los beneficios de vivir en un pueblo

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pueblo más bonito Comunitat Valenciana

Explorando los Encantos Rurales: Beneficios de Vivir en un Pueblo

En un mundo cada vez más urbanizado y conectado, la vida en un pueblo puede parecer anacrónica para muchos. Sin embargo, estos rincones de tranquilidad y comunidad ofrecen una serie de beneficios que las bulliciosas ciudades a menudo no pueden igualar. Desde la serenidad de los paisajes naturales hasta la conexión interpersonal más auténtica, aquí exploramos por qué vivir en un pueblo puede ser una elección gratificante.

1. Tranquilidad y Naturaleza

Los pueblos suelen estar rodeados de impresionantes paisajes naturales, desde colinas ondulantes hasta densos bosques y ríos serpenteantes. La tranquilidad que proporciona este entorno natural es invaluable para aquellos que buscan escapar del estrés y el ajetreo de la vida urbana. Respirar aire fresco y disfrutar de la serenidad de la naturaleza puede tener un impacto positivo en la salud mental y emocional.

2. Comunidad y Conexión Personal

En un pueblo, la comunidad es más que una palabra; es una realidad tangible. Las relaciones interpersonales son más cercanas y significativas, ya que los residentes suelen conocerse entre sí y se apoyan mutuamente en tiempos de necesidad. Los lazos comunitarios más fuertes pueden generar un sentido de pertenencia y seguridad que es difícil de encontrar en entornos urbanos más grandes y anónimos.

3. Costo de Vida y Calidad

En general, los costos de vida en los pueblos tienden a ser más bajos que en las ciudades. Los precios de la vivienda, la alimentación y otros gastos cotidianos suelen ser más asequibles, lo que puede permitir a los residentes disfrutar de una mejor calidad de vida con menos presión financiera. Además, en muchos pueblos, las distancias más cortas y la menor congestión vehicular pueden traducirse en menos tiempo perdido en desplazamientos y más tiempo para disfrutar de la vida.

4. Estilo de Vida Más Relajado

La vida en un pueblo a menudo sigue un ritmo más lento y relajado. Las prisas y el estrés asociados con la vida urbana disminuyen, lo que permite a los residentes tomarse el tiempo necesario para disfrutar de las pequeñas cosas de la vida. Desde paseos tranquilos por el campo hasta tardes tranquilas en la plaza del pueblo, la vida en un entorno rural puede ofrecer una sensación de calma y serenidad que es difícil de encontrar en la vorágine de la ciudad.

5. Valor Cultural e Histórico

Los pueblos suelen estar impregnados de historia y cultura, con edificios antiguos, tradiciones arraigadas y una rica herencia que se remonta a siglos atrás. Esta conexión con el pasado puede ofrecer una sensación de arraigo y pertenencia a los residentes, así como oportunidades para explorar y aprender sobre la historia local y las tradiciones únicas de la región.

Contrastando con la Vida Urbana

Aunque los pueblos ofrecen una serie de beneficios atractivos, es importante reconocer que no son para todos. Las ciudades tienen sus propias ventajas, como una mayor diversidad cultural, una amplia oferta de entretenimiento y oportunidades profesionales. Además, algunas personas prefieren el ritmo acelerado y la emoción constante de la vida urbana.

En última instancia, la decisión de vivir en un pueblo o una ciudad depende de las preferencias individuales y las necesidades de cada persona. Para algunos, la tranquilidad y la conexión comunitaria de un pueblo son invaluables, mientras que para otros, el bullicio y la diversidad de la ciudad son irresistibles. Lo importante es encontrar el entorno que mejor se adapte a tu estilo de vida y te haga sentir más feliz y realizado.

 

 

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