Jordi Sanchis
Y de repente llega uno de los equipos de moda del fútbol español y devuelve al Valencia a la cruda realidad. El Alavés ha demostrado a su rival de hoy que para salir del pozo no vale con creérselo solo a veces, hay que tener fe siempre, poner intensidad y ser ambicioso en todo momento, de lo contrario la vida durante esta temporada se hace muy larga y carece de sentido.
El once incial de Voro estuvo condicionado por el cansacio acumulado contra el Madrid, y tampoco están ayudando ni el calendario ni los horarios, aunque hay más que eso. Los valencianistas fueron muy conservadores, demasiado. La electricidad del miércoles fue sustituida por una excesiva parsimonia con la que se trataba de desactivar a uno de los equipos más rápidos y verticales de la competición. Y en la primera parte se consiguió.
En el acto inicial, solo Ibai y Manu llevaron el peligro a las inmediaciones de la portería de Alves, y Soler desaprovechó la única para los suyos tras un gran centro de Siqueira, quizás su única jugada positiva. El lateral brasileño, al igual que Mario Suárez, siguen sin dar el nivel competitivo mínimo requerido.
Tras el descando, el equipo vitoriano puso una marcha más, salió a ganar. El Valencia seguía acomodado viéndolas venir y conformándose con un punto. El desgaste de tres días atrás era cada vez más palpable en los visitantes, circunstancia que sirvió al Alavés para ir a por los tres puntos. Manu García, Santos y Rubén Sobrino rozaron el gol, únicamente Alves o el desacierto en el remate impidieron que se adelantaran en el marcador.
Sin merecerlo, el encuentro se le puso de cara al Valencia. Falta que saca Parejo, paradón de Pacheco que envía el balón al larguero y el rechace lo engancha Carlos Soler al fondo de las mallas. 0-1. De nuevo el canterano demostraba ser el más listo de la clase para poner por delante a los valencianistas. En la celebración se señalaba el escudo, junto al corazón. Todo una declaración de amor.
Era el minuto 70 y el reto desde ese instante era aguantar el resultado. Suspenso rotundo. Voro estuvo mal y tardón en los cambios, mandando un mensaje defensivo a sus jugadores, y Pellegrino movió bien el banquillo para cambiar la dinámica. En el 1-1, marcado por Ibai Gómez desde la frontal, toda la defensa estuvo lenta y contemplativa, dejando hacer. Y en el 2-1 de Katai, que culminaba la remontada, quedaron retratados Cancelo y Siqueira. Muchas concesiones para un Alavés que sí creyó en sus posibilidades, como lo viene haciendo durante toda la temporada. Su buena clasificación y el hecho de ser finalista de la Copa no son casualidad.
Con Orellana expulsado en los minutos finales y ya sin gasolina en el depósito, aspirar al empate fue misión imposible. Sobró cansancio y faltó actitud. El Valencia ha roto así una buena y corta racha. Sin duda las prestaciones del grupo han cambiado a mejor con Voro, pero no es suficiente. El rendimineto ahora se ha convertido en un sube y baja, dientes de sierra que rozan la excelencia contra el líder y vuelven a una apatía conocida y preocupante pocos días después. Se ha dado un paso atrás. Así, no.
Alavés – 2: Pacheco, Kiko Femenía, Laguardia, Feddal, Theo Hernández, Marcos Llorente, Camarasa (Katai, m. 85), Manu García, Ibai Gómez, Toquero (Romero, m. 75) y Christian Santos (R. Sobrino, m. 60).
Valencia CF – 1: Diego Alves, Cancelo, Abdennour, Garay, Siqueira, Mario Suárez (Nacho Gil, m. 88), Parejo, Carlos Soler (Bakkali, m. 88), Munir (Enzo Pérez, m. 67), Orellana y Zaza.
Goles: 0-1: M. 70: Carlos Soler. 1-1. M. 78: Ibai Gómez. 2-1. M. 86: Katai.
Árbitro: Melero López (comité andaluz). Amonestó a Manu García, Marcos Llorente, Theo y Laguardia del Alavés, y a Cancelo y Carlos Soler del Valencia CF. Expulsó a Orellana en el minuto 88 por doble amarilla.
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