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‘España y el Mundial’, por @aguedabayarri

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Águeda Bayarri


Es deporte y a veces se gana y otras se pierde. A veces ganas quien más lo merece y otras no. Son deportistas y humanos, a veces también fallan y otras aciertan. Pero todos quieren ganar. La competitividad forma parte del ADN del deportista.

Con esto no quiero justificar el Mundial que ha hecho la selección española ni a los futbolistas, con esto quiero decir que la derrota, igual que las lesiones, forman parte de la competición. Es la parte fea del deporte. Y es que es muy difícil ganar, de ahí la importancia de la victoria. Campeón solo hay uno.
Antes de empezar el Mundial, nadie dudaba de De Gea, portero con experiencia y calidad sobradamente contrastadas para una cita de esta importancia. Muchas dudas había sobre Diego Costa, sin hacer una fase de clasificación buena, fue el mejor ante Portugal. Pero el fútbol es un deporte de equipo. Si no lo fuera así, Argentina, con el mejor jugador del mundo, seguiría en la competición.

En España solemos vivir del recuerdo, nos gusta regodearnos en él, en el pasado, ya sea bueno o malo. Y en el pasado de la selección española hay mucho de muy bueno, pero es pasado, todos nos hacemos mayores y este recuerdo nos tiene que motivar y servir para aprender lo que España hizo muy bien para hacerlo igual. Mayor se ha hecho Iniesta, que se despide de la selección con este mal sabor, pero a quienes nos gusta el fútbol solo podemos darle las gracias, y no solo por el gol en la final del Mundial de Sudáfrica, las gracias por hacernos disfrutar del deporte.
Y este Mundial me ha servido para confirmar algo que ya venía observando en el periodismo y que no me gusta. El “ periodismo de bufanda “. Si a la selección le va bien, nos va bien a los periodistas que nos dedicamos a esto, pero es que cuando estamos trabajando, somos periodistas, no aficionados. La línea que lo separa es muy fina, pero lo que nos diferencia a los profesionales de los aficionados es que sabemos diferenciarla.

También se ha hablado mucho en el Mundial del acoso que están sufriendo las compañeras. Las entiendo perfectamente y no es algo nuevo, pero sí es importante que se ponga el “ foco“ y que no se toleren esta clase de actitudes que lo único que muestran es falta de educación.
El fútbol, el deporte, deben servir para unir y para ensalzar los valores que se le presuponen.

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Cuidar de una madre con Alzheimer: Un viaje de amor y dolor

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Cuidar madre Alzheimer
Cuidar de una madre con Alzheimer: Un viaje de amor y dolor-FREEPIK

En el torbellino de nuestras vidas, donde cada día parece traer consigo nuevos desafíos y responsabilidades, a menudo nos encontramos luchando por equilibrar nuestras vidas personales y profesionales. Pero ¿qué sucede cuando ese equilibrio se ve eclipsado por una realidad implacable? ¿Cómo lidiamos con el impacto emocional y psicológico de ser cuidadores de un ser querido con una enfermedad tan devastadora como el Alzheimer?

Esta es la historia de una periodista apasionada que, entre entrevistas y artículos, se enfrenta a una batalla mucho más íntima: la lucha diaria de cuidar a su madre, quien lenta pero inexorablemente se desvanece en las garras de la enfermedad de Alzheimer.

Para ella, cada día es un viaje emocional plagado de altibajos. Desde los momentos de lucidez y conexión con su madre hasta las dolorosas luchas para recordar quién es ella misma, cada momento está marcado por una mezcla de amor incondicional y dolor impotente. Es una montaña rusa de emociones, donde la alegría y la tristeza se entrelazan en un baile constante.

Su vida como periodista le ha enseñado a mirar más allá de las apariencias y a buscar la verdad en cada historia. Y en este viaje junto a su madre, encuentra una verdad más profunda: la importancia de la empatía, la compasión y el amor incondicional. A medida que navega por los desafíos diarios del cuidado, descubre una fuerza interior que nunca supo que poseía.

Pero no todo son lecciones y momentos de claridad. Hay días oscuros, días en los que el peso del cuidado parece demasiado grande para soportarlo. Días en los que la frustración y la impotencia amenazan con abrumarla. Sin embargo, incluso en esos momentos más oscuros, encuentra consuelo en la gente que la rodea. Amigos y familiares se unen para ofrecer apoyo y comprensión, recordándole a ella y a su hermana que no están solas en este viaje.

A medida que el Alzheimer avanza implacablemente, ella se enfrenta a una dolorosa verdad: la inevitabilidad de la pérdida. Pero también encuentra consuelo en el conocimiento de que el amor trasciende las barreras del tiempo y la memoria. Aunque su madre pueda olvidar su nombre y sus rostros, el amor que sienten el uno por el otro perdura, inquebrantable e indestructible.

La historia de esta periodista es una historia de amor. Un amor que desafía las limitaciones del tiempo y el espacio, un amor que persiste a pesar de las pruebas y tribulaciones. Es un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, el amor es la fuerza que nos sostiene, la luz que guía nuestro camino. El amor que vio crecer en su casa día a día, sin interrupción.

En medio del día a día, es fácil perder de vista lo que realmente importa. Pero esta historia nos recuerda que, en lo que de verdad importa, son las conexiones humanas y los lazos de amor los que nos sostienen en los momentos más difíciles. Y en el poder cuidar de su madre con Alzheimer, encuentra no solo una prueba de su amor, sino también una lección de humanidad y compasión que nunca olvidará.

SRA

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