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Consumo

Un estudio de IVI demuestra que los contaminantes ambientales pueden dañar a los embriones

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IVI ha presentado en el marco del IX Congreso de la Asociación para el Estudio de la Biología de la Reproducción (ASEBIR) un estudio que demuestra que la contaminación ambiental en los laboratorios de FIV puede incidir negativamente sobre los embriones. Esta investigación, que hasta el momento no se había llevado a cabo en humanos, pero sí en otros mamíferos, sirve como punto de partida para fijar las concentraciones máximas y garantizar la óptima calidad de los embriones durante los tratamientos de reproducción asistida.

El estudio se ha centrado en dos sustancias contaminantes: el benceno (se puede encontrar en el humo de tabaco, emisiones industriales y de automóviles; y dentro de un laboratorio puede estar presente en algunas colas, plásticos, o muebles) y el limoneno (detergentes, perfumes, desodorantes, cremas, maquillaje, etc.).

Como asegura la Dra. María José de los Santos, responsable del laboratorio de FIV de IVI Valencia y una de las responsables del estudio, “el planteamiento inicial era, por una parte, probar qué concentraciones (aunque pequeñas) podrían ser perjudiciales para los embriones y, por otra, encontrar los límites de exposición diaria”.

Las conclusiones revelan que ambos contaminantes afectan negativamente a los embriones. El limoneno tiene un mayor efecto sobre el desarrollo embrionario, es decir, ante una alta exposición, menor es la probabilidad de que el embrión llegue a estadio de blastocisto, fase en la que se recomienda la transferencia para maximizar las probabilidades de embarazo. Una alta concentración de benceno, por su parte, incide a nivel cromosómico en el embrión y puede provocar anomalías que se traducirían en fallos de implantación y abortos.

Para la realización de este estudio, IVI ha contado, entre otros, con el permiso de la Comisión Nacional de Reproducción Asistida. “De modo experimental se han intentado reproducir artificialmente concentraciones en partes por millón dentro de los medios de cultivo, para comprobar si la presencia excesiva de esos contaminantes podría ser nociva”, explica la Dra. de los Santos.

Las concentraciones halladas en los laboratorios IVI son mínimas (muy por debajo del valor límite de exposición diaria de una persona) y, por lo tanto, no representan peligro alguno para el ser humano. Pero, hasta hoy, se desconocían las concentraciones límite que un embrión humano puede soportar, de ahí la importancia de esta investigación pionera que IVI ha llevado a cabo en un intento por seguir ofreciendo la mejor calidad asistencial y tecnológica a sus pacientes.

Según la Dra. de los Santos, “esta investigación confirma la importancia de controlar la concentración de contaminantes ambientales, que a día de hoy ya está afectando a la fertilidad de muchas mujeres a través de una disminución de la calidad ovocitaria y que incluso puede suponer un aumento en la tasa de abortos por culpa de una mayor frecuencia de alteraciones cromosómicas, tal y como IVI ha demostrado en diversas investigaciones en los últimos años”.

Según la Dra. de los Santos, “para controlar las concentraciones de partículas y contaminantes se pueden emplear filtros y presiones positivas”. En este sentido, aclara que todos los centros IVI utilizan tecnología de última generación para la purificación del aire de sus laboratorios. “Gracias a esta medida, la concentración de estos compuestos es indetectable en nuestras instalaciones”, añade la especialista.

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Consumo

¿Cuántas torrijas se van a comer en España esta Semana Santa?

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Hacer torrijas esta Semana Santa sale un 19,3% más caro

Es tiempo de torrijas, el dulce estrella de Semana Santa. Un postre que ya no tiene tiempo límite, porque cada vez es más consumido durante todo el año. Tanto que desde hace unos años, muchas ciudades y municipios tienen «concurso de torrijas» y las mejores se suelen convertir en las mas demandadas. Su origen, según los expertos, se debe al aprovechamiento del pan sobrante en Semana Santa, una época en la que no se puede comer carne.

Está la versión clásica, elaborada con pan e infusionada en leche, canela, limón, naranja y azúcar. El truco esta en dejarla empapar bien para que quede jugosa. Pero también están las mas innovadoras: caramelizadas, con crema catalana, infusionada con té, terminadas con crema de vainilla… Y un sinfín de sabores distintos. En total,, se espera que los españoles nos lleguemos a comer hasta 10 millones de torrijas.

Las pastelerías llegan a vender más de 5.000 torrijas al día. Aunque su nombre más común es torrija, en alguna comunidades la llaman torradas de parida o sopes de Menorca. En Europa y América latina han versionado este postre típico español. En Portugal llamadas «rabanadas» y en Francia llamadas «pain perdú» o en México torrejas.

Pero muchos siguen siendo fiel a la tradición, se resisten a comprarlas, porque más importante que comerlas… Es disfrutar del momento previo y hacerlas para los más fieles a la repostería casera. Normalmente la receta de la abuela es la que triunfa, y pasa de generación en generación.

Pero con la inflación, hacer torrijas esta Semana Santa es un 31,8% más caro que en 2023, fundamentalmente por el fuerte incremento del aceite de oliva, según los datos de Asufin.

En concreto, los datos muestran que el medio litro de aceite de oliva ha pasado de costar 2,95 euros a 4,94 euros, mientras que el resto de ingredientes ha subido en menos proporción, sumando un coste total de 8,76 euros frente a 6,65 euros.

Así, el coste de la barra de pan de torrijas ha pasado de 1,19 euros a los 1,23 euros y el litro de leche es lo que menos se ha encarecido, pasando de 0,90 euros a 0,91 euros.

De esta forma, elaborar seis torrijas en 2023 costaba 6,65 euros, subiendo este año un 31,8%, hasta los 8,76 euros que cuesta elaborarlas esta Semana Santa.

Pero no es el único dulce de esta festividad, las rosquillas, no tan conocidas, también endulzan la Semana Santa, y la tradición llegada desde Cataluña de las monas de pascua.

 

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