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Joan Ribó, reelegido de nuevo alcalde de València

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VALÈNCIA, 15 Jun. (EUROPA PRESS –

El alcalde en funciones de València y candidato de Compromís a la reelección, Joan Ribó, ha sido designado de nuevo este sábado primer edil de la ciudad en el pleno de constitución de la nueva corporación local tras los comicios del pasado 26 de mayo. Ribó, que fue elegido por primera vez máximo responsable municipal en 2015, ha contado esta jornada con los votos a favor de los diez ediles de su coalición y con los siete del PSPV-PSOE.

En esta ocasión, como pasó hace cuatro años, Joan Ribó ha prescindido de la vara de mando que le acredita como alcalde. Así, al igual que hizo en 2015, cuando le ha sido entregada por el secretario general del consistorio y del pleno, Pedro García Rabasa, le ha emplazado a guardarla.

En la legislatura anterior le pidió al secretario general que la guardara porque entendía que representaba un modo de gobernar con el que no se identificaba. Entonces dijo que no le hacía falta «ni vara ni mando» y apostó por el diálogo con los vecinos y este sábado ha señalado a Rabasa que viendo que la ha «conservado y cuidado muy bien» durante «cuatros años» le instaba de nuevo a custodiarla en el mandato que arranca esta jornada. «Como lo has hecho tan bien, te la devuelvo para que continúes custodiándola», ha afirmado.

Con los votos de Compromís y del PSPV-PSOE, el cabeza de lista de la primera de estas formaciones ha obtenido el respaldo de 17 de los 33 ediles que conforman el Ayuntamiento, lo que le otorga la mayoría absoluta. Los representantes del resto de grupos municipales, los ocho del PP, los seis de Cs y los dos de Vox han votado a sus respectivos candidatos, María José Catalá, Fernando Giner y José Gosálbez, respectivamente.

Tras ser elegido alcalde ha prometido el cargo con la fórmula habitual y se ha comprometido así, por su «conciencia y honor», a cumplir las «obligaciones» correspondientes a su cargo de alcalde, con respeto y lealtad al Rey, a la Constitución y al Estatuto de Autonomía. El final de la votación y la declaración de Ribó como primer edil de nuevo han sido recibidos por aplausos, tanto en el hemiciclo municipal como en el Salón de Cristal del Ayuntamiento, lugar en el que han seguido la sesión algunos invitados.

Antes de este momento, Joan Ribó había expresado también su compromiso con las responsabilidades municipales al prometer su cargo como concejal, cuando al inicio de la sesión y con la misma fórmula, ha mostrado su voluntad de cumplir las obligaciones como edil. Además, en esa ocasión se ha comprometido a trabajar por el «objetivo fundamental» de que «todos los valencianos y las valencianas disfruten de todos los derechos humanos». Tras ello, ha recibido el cordón que le acredita como concejal de la nueva corporación municipal.

ANTES DE CERRARSE EL PACTO
Joan Ribó asume la máxima responsabilidad municipal sin que se haya cerrado el pacto de gobierno que negocian desde la pasada semana Compromís y los socialistas para reeditar el ejecutivo progresista que ha dirigido València en los últimos cuatro años.

Tanto el ya alcalde, como la candidata socialista a la Alcaldía y concejala electa, Sandra Gómez, primera teniente de alcalde en la anterior legislatura, han manifestado en los últimos días que no era necesario que las negociaciones para la conformación del futuro gobierno de la ciudad estuvieran finalizadas antes de la constitución de la nueva corporación municipal.

Para este día y para garantizar la reelección de Joan Ribó era necesario únicamente tener asegurado el apoyo de los ediles del PSPV, como ha sucedido y algo que Sandra Gómez, también secretaria general de la formación en la ciudad, ha asegurado en todo momento con el fin de «garantizar que en València no haya un gobierno de derechas» y de volver a contar con un ejecutivo de «coalición» y de «progreso».

Los contactos entre las dos partes, que en la última semana han celebrado cuatro reuniones de la comisión creada para negociar el pacto, seguirán en los próximos días. Tras debatir y cerrar el «programa común» de gobierno, el «qué» en este proceso, abordarán el «cómo», para determinar la estructura del gobierno local, y posteriormente, el «quién», para determinar las personas que estarán al frente de cada delegación.

DOS FORMACIONES
El ejecutivo local que se prevé que gobierne Ribó estará conformado en el próximo mandato por dos fuerzas, Compromís y PSPV, a diferencia de su primer equipo de gobierno, el Govern de La Nau que ha capitaneado entre 2015 y 2019 y que integraban tres grupos: Compromís, PSPV y València en Comú, la coalición en la que estaba incluido Podemos. Este partido ha quedado fuera del consistorio a partir del 26M al no obtener la representación necesaria.

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¿Qué pasa si Sánchez dimite? ¿Quién sería el presidente? ¿Habría nuevas elecciones?

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¿Qué pasa si Sánchez dimite?
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez- Foto: CONGRESO
¿Qué pasa si Sánchez dimite? La posibilidad de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, renuncie al cargo abre un escenario incierto con muchas incógnitas pero que en su mayoría tienen respuesta en la Constitución y la ley electoral.

¿Qué pasa si Pedro Sánchez dimite?

El artículo 101 de la Constitución Española tiene previsto el escenario de una dimisión o fallecimiento del presidente del Gobierno o de una pérdida de confianza parlamentaria, como podría ser una moción censura.

“El Gobierno cesa tras la celebración de elecciones generales, en los casos de pérdida de la confianza parlamentaria previstos en la Constitución, o por dimisión o fallecimiento de su Presidente”, reza la Carta Magna.

En este caso, la dimisión del jefe del Ejecutivo conllevaría que todo el Gabinete continuaría en funciones hasta que se nombre un nuevo presidente del Gobierno.

Ello significa que el Gobierno estaría limitado en sus atribuciones, sin capacidad para legislar, al igual que sucede pasadas las elecciones generales y antes de elegir al nuevo Gobierno.

¿Quien nombraría al nuevo presidente?

El Congreso sería el encargado de elegir a un nuevo presidente en un proceso idéntico al de las investiduras que se celebran tras unas elecciones generales.

El rey haría una ronda de consultas con los portavoces de los partidos con representación en la Cámara Baja y tras escuchar sus opiniones designaría un candidato.

Fue lo que ocurrió en 1981 cuando dimitió Adolfo Suárez. Su partido, UCD, propuso a Leopoldo Calvo-Sotelo como su sucesor, y tras un debate de investidura, interrumpido en su votación por el intento de golpe de Estado del 23F, fue elegido presidente por el Congreso.

En esta hipótesis, el candidato designado por el rey para suceder a Pedro Sánchez se sometería a un debate de investidura y para ser elegido debería recibir el apoyo de la mayoría absoluta del Congreso en primera votación o más síes que noes en segunda.

Si el candidato no lograra ser investido, arrancaría un plazo de dos meses en el que nuevos candidatos propuestos por el rey pueden optar a la Presidencia. Si tras estos dos meses ningún candidato consigue la confianza del Congreso las Cortes se disuelven de forma automática y se convocan nuevas elecciones generales.

¿Puede Pedro Sánchez convocar elecciones?

La respuesta es no, de momento. En el caso de que Pedro Sánchez no decida renunciar este lunes, fecha que ha fijado para anunciar su decisión, debería esperar, como pronto hasta el próximo 31 de mayo, para convocar elecciones generales.

La ley impide que el presidente disuelva las Cortes antes de que pase un año de la anterior disolución. Solo desde entonces podría aprobar el decreto de disolución y convocatoria de elecciones, que se celebrarían pasados 54 días.

Ello llevaría las elecciones a las últimas semanas del mes de julio. La ley no establece que tengan que celebrarse en domingo, pero si así fuera, lo más probable es que se fueran al 28 de julio.

¿Y si Sánchez decide someterse a una cuestión de confianza?

Otra posibilidad es que Pedro Sánchez no renuncie a su cargo, pero decida por contra presentar una cuestión de confianza.

Se trata de un instrumento político del que dispone el presidente del Gobierno para afrontar una situación de debilidad frente al Parlamento que le ha elegido y mediante el cual el Gobierno pide al Congreso el respaldo a su política.

La Constitución, en su artículo 112, establece que el presidente del Gobierno, previa deliberación del Consejo de Ministros, puede plantear ante el Congreso de los Diputados la cuestión de confianza sobre su programa o sobre una declaración de política general. La confianza se entenderá otorgada cuando vote a favor de la misma la mayoría simple de los Diputados.

Según establece el Reglamento del Congreso, el debate se desarrolla con el mismo formato que las sesiones de investidura. La confianza se entiende otorgada cuando obtenga el voto de la mayoría simple de los Diputados.

Si Sánchez no obtuviera la confianza del Congreso, ocurriría igual que si hubiera dimitido y se iniciaría el proceso para investir a un nuevo presidente, con consultas del rey y un nuevo debate de investidura.

De nuevo, y como en el caso de las investiduras fallidas tras unos comicios generales, el artículo 172 del Reglamento del Congreso fija que si transcurren dos meses y ningún candidato consigue la confianza del Congreso, el presidente de la Cámara someterá a la firma del Rey el decreto de disolución de las Cortes Generales y de convocatoria de elecciones.

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