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#LaGranotera| ‘Muñiz, en el centro de la gran depresión granota’

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DANI HERMOSILLA

#LaGranotera| ‘Muñiz, en el centro de la gran depresión granota’.– Si hay algo difícil de lograr es mantener la calma cuando las situaciones se complican. Pero más todavía, superar un fracaso, la causa de muchos de los que se sitúan en contra de la continuidad del entrenador del ascenso. Sí, ya sé, que hablamos de fútbol, de deporte, del Levante, de humillación, de miedo, de descenso, de éxito y fracaso… de la enésima derrota del Levante en la liga. Cifras y más cifras. El background periodístico, la argumentación mediante hechos de una idea u opinión, es no sólo aconsejable, sino necesaria. Cuando me preguntan qué aporta un periodista a la realidad dominada por muchas fuentes de información (tuiters, blogs y demás plataformas), siempre digo: elección de la información, análisis y capacidad de comunicación. Nos llegan muchas noticias –la veracidad es otra cosa- y lo que podemos hacer los profesionales es saberlas interpretar, argumentar con datos y extraer conclusiones. Algunos –sin ser periodistas-, lo intentan en redes sociales e, incluso, algunos lo consiguen –no pecaré nunca de corporativista- aunque la gran mayoría se quedan en informaciones no exentas de sentimiento. He leído muchos análisis, muchas opiniones, todas ellas con su parte de razón y de lógica. Yo no pretendo tener la razón. Sólo doy mi versión

FRUSTRACIÓN Y TOMA DECISIONES-. Tras una nueva derrota ayer contra el Betis, es lógica la frustración. Aficionados, seguidores, consejeros… ¿Futbolistas’¿Cuerpo técnico?¿Demás plantilla? ¿Cómo viven ellos la angustia? Quizás diréis. No nos importa. Y no os falta razón. Al equipo se le exigen resultados. La forma, el cómo… eso no nos interesa. Y de ahí viene el error. Lo que le pasa al Levante es similar a lo que le decía hace poco a mi hija adolescente: todos tenemos un momento en el que nuestra autoestima está baja, que vemos que cualquiera es mejor que nosotros, incluso que la suerte está con el otro. En estos momentos, nadie en el entorno granota cree que el equipo pueda volver a ganar ningún partido de aquí a final de temporada. A mí, un entrenador me lo ha dicho alguna vez: ‘este equipo no volverá a ganar un partido en toda la temporada’ tras una mala racha de resultados y de juego, como la que ahora sufre el Levante. Y en aquel caso, se cumplió. Noventa minutos puede ser poco o mucho tiempo. Al Levante 90 minutos le duran semanas. El agotamiento de… no nos sale nade, no ganamos, nos falta contundencia, no tenemos delanteros, no llegamos, no generamos fútbol… es muy grande. Y si no hay un rearme anímico –de forma natural, con victorias, o de forma artificial, con un cambio en la dinámica del día a día del equipo o, dicho de otra manera, un cambio de entrenador- no habrá solución. De ahí de mi posición contraria a la decisión del consejo de mantener a Juan Ramón López Muñiz, a quien considero que es un gran entrenador –el futuro lo dirá- pero al que creo que su repertorio y capacidad para influir en este equipo –este y no otro, único, con estos jugadores, con esta dinámica, con esta manera de entrenar- se le ha agotado. Y no quiere decir que haya fracasado. Ni mucho menos. Y no quiere decir que sea malo. Es un gran entrenador y lo mantendré. Y, de todos los que están en esta fiesta, el más íntegro: ‘entiendo que cuando un entrenador no gana 20 partidos con su equipo, sea el centro de atención’, ha señalado en sus últimas comparecencias. Esto es, no ha puesto su cargo a disposición (es respetable que él crea que puede cambiar esta situación), pero sí le ha dicho al consejo y al presidente: entiendo que no queráis que siga, pero decidlo y decididlo vosotros. Y hasta aquí. De ahí que, como muñicista convencido, defienda su trabajo y pida su sustitución por alguien que traiga algo nuevo, pero que tenga experiencia contrastada en conseguirlo. El resto de los mortales, tenemos un perfil en Linkedin. El Levante debe tener un Linkedin de entrenadores, pero no por este u otro estilo, sino porque sea alguien que en su expertise ponga: he podido reflotar empresas (equipos) y lo he hecho poniendo énfasis en llevar a mi grupo el convencimiento de que sí se puede, y lo he hecho en este equipo, en este y en este. Tengo una amiga que es una enamorada de la psicología deportiva –en paro, pero psicóloga deportiva- que me martillea con que los clubes (las empresas) no cuidan los aspectos del ánimo, de la psique, de afrontar situación de tensión y presión, y no le falta razón. El Levante ya trabaja con uno, pero tendrá que hacer horas extra con los mayores. Mientras, el entrenador que llegue (si es que Muñiz como parece no lo logra)  ha de saber comer bolas y llevar al grupo al convencimiento que puede ganar. Por encima de debates tácticos, de datos históricos de partidos sin ganar, de goles encajados a balón parado, de ocasiones marcadas, desperdiciadas, etc… lo que necesita el Levante… y el Málaga, Las Palmas, Deportivo, Espanyol… es volver a creer en ellos mismos, creer que son mejor que lo que los resultados se empeñan en demostrar. ¿Por qué el equipo empieza bien y se derrumba al primera contratiempo? (reconocido por el propio Muñiz). El Dépor falla goles cantados, falla penaltis. El Málaga… mirad el partido contra el Athletic. Las Palmas, con el tercer entrenador, parece haber encontrado la luz, pero sigue en zona de peligro. ¿Y el Levante? Analizando los dos goles que el Levante recibió contra el Betis –uno en propia puerta y otro de patio de colegio-, las ocasiones claras que no convirtieron Sadiku, Morales y Roger, o el disparo de Jason que se estrelló en la boca del estómago de un rival, y a pesar de la apabullante posesión de balón del Betis, no podemos decir que el equipo se inmolara sólo, como sí ocurrió en Anoeta. En la primera vuelta, en el Villamarín, un buen Levante acabó con empate a cero la primera parte, justo cuando el feudo verdiblanco ya se disponía a silbar a los suyos, incapaces de romper la telaraña de los de Muñiz. Tras el 1-0 en contra –Valencia y Deportivo se habían adelantado en el marcador con anterioridad- y, sobre todo, del 2-0, el equipo se desmoronó. Y nunca más se supo de aquel grupo, convencido de que su trabajo era bueno y, como durante toda la temporada en Segunda, daba resultados.

MUÑIZ, ¿AMORTIZADO?-. Escuchaba a Santiago Cañizares, un gran analista en mi opinión, hablar del Levante en La Ser y decir aquello de: el Levante está muerto y necesita otra cosa. Y no está echando mierda a Muñiz. Y no es necesario humillar al entrenador porque no obtenga los resultados logrados. El asturiano es un buen técnico, y me consta que una buena persona. Pero ya está. Ha agotado su crédito. Con naturalidad, Tito y Quico deberían hablar con él y exponerle estos y algunos otros argumentos que, seguramente, tienen y le han hecho. Hacerlo con profesionalidad y decisión. Un portero de balonmano, cuando no para, se le sienta para rearmarlo anímicamente. Un entrenador, igual. Difícilmente –ojalá sea todavía así- Muñiz va a sacar algo más de este equipo. ¿Mala planificación deportiva? No soy quién para decirlo –vuelvo a insistir que la crítica periodística en este campo vive mucho del resultado- Hay muchos casos de jugadores que, simplemente con un cambio de entrenador, un descanso o una temporada en otro sitio, se reactivan y rinden. Todos conocemos jugadores que rinden en unos equipos y no en otros, equipos que, con un simple cambio de un jugador en su once base, cambian. ¿O Santi Mina y Rodrigo Moreno eran dos grandes goleadores en nuestros vecinos? ¿O es el mismo Diego Costa en el Atlético que en el Chelsea? Seamos sensatos: pidamos el adiós del míster sin necesidad de echar por tierra todo el trabajo y de hacer valoraciones gratuitas y precipitadas sobre jugadores (qué malo es tal o cuál) o equipos (vaya banda, etc) . Hagámoslo con la naturalidad que no lo ha hecho quien ha tenido la responsabilidad de hacerlo. Cambiar de entrenador, como dice Muñiz, va implícito en el cargo. Pocos entrenadores –yo sólo recuerdo a Juande en el Málaga- renuncian de buen grado. Y los análisis –jugadores, plantilla, valoración, etc…- siempre al final. No pidamos la cuenta antes de acabar la cena. Y pidamos que se actúe con profesionalidad y responsabilidad, eso sí. Todo se está haciendo tarde. Pero también es cierto que, si el partido ante el Betis –que pudo ser- hubiera vivido otro derrotero, a lo mejor hoy hablamos de: ‘Muñiz devuelve la sonrisa al Levante’, ‘Tito gana en su apuesta por Muñiz’ y el Levante se reinventa para decir adiós a la crisis. La estrecha línea entre el éxito y el fracaso es la que explica el éxito de este deporte. La única frase tópica que utilizo es que ‘en el fútbol todo es posible’. Hasta que el Levante gane en Vitoria, aunque ahora lo veamos como una quimera.

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Cuidar de una madre con Alzheimer: Un viaje de amor y dolor

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Cuidar madre Alzheimer
Cuidar de una madre con Alzheimer: Un viaje de amor y dolor-FREEPIK

En el torbellino de nuestras vidas, donde cada día parece traer consigo nuevos desafíos y responsabilidades, a menudo nos encontramos luchando por equilibrar nuestras vidas personales y profesionales. Pero ¿qué sucede cuando ese equilibrio se ve eclipsado por una realidad implacable? ¿Cómo lidiamos con el impacto emocional y psicológico de ser cuidadores de un ser querido con una enfermedad tan devastadora como el Alzheimer?

Esta es la historia de una periodista apasionada que, entre entrevistas y artículos, se enfrenta a una batalla mucho más íntima: la lucha diaria de cuidar a su madre, quien lenta pero inexorablemente se desvanece en las garras de la enfermedad de Alzheimer.

Para ella, cada día es un viaje emocional plagado de altibajos. Desde los momentos de lucidez y conexión con su madre hasta las dolorosas luchas para recordar quién es ella misma, cada momento está marcado por una mezcla de amor incondicional y dolor impotente. Es una montaña rusa de emociones, donde la alegría y la tristeza se entrelazan en un baile constante.

Su vida como periodista le ha enseñado a mirar más allá de las apariencias y a buscar la verdad en cada historia. Y en este viaje junto a su madre, encuentra una verdad más profunda: la importancia de la empatía, la compasión y el amor incondicional. A medida que navega por los desafíos diarios del cuidado, descubre una fuerza interior que nunca supo que poseía.

Pero no todo son lecciones y momentos de claridad. Hay días oscuros, días en los que el peso del cuidado parece demasiado grande para soportarlo. Días en los que la frustración y la impotencia amenazan con abrumarla. Sin embargo, incluso en esos momentos más oscuros, encuentra consuelo en la gente que la rodea. Amigos y familiares se unen para ofrecer apoyo y comprensión, recordándole a ella y a su hermana que no están solas en este viaje.

A medida que el Alzheimer avanza implacablemente, ella se enfrenta a una dolorosa verdad: la inevitabilidad de la pérdida. Pero también encuentra consuelo en el conocimiento de que el amor trasciende las barreras del tiempo y la memoria. Aunque su madre pueda olvidar su nombre y sus rostros, el amor que sienten el uno por el otro perdura, inquebrantable e indestructible.

La historia de esta periodista es una historia de amor. Un amor que desafía las limitaciones del tiempo y el espacio, un amor que persiste a pesar de las pruebas y tribulaciones. Es un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, el amor es la fuerza que nos sostiene, la luz que guía nuestro camino. El amor que vio crecer en su casa día a día, sin interrupción.

En medio del día a día, es fácil perder de vista lo que realmente importa. Pero esta historia nos recuerda que, en lo que de verdad importa, son las conexiones humanas y los lazos de amor los que nos sostienen en los momentos más difíciles. Y en el poder cuidar de su madre con Alzheimer, encuentra no solo una prueba de su amor, sino también una lección de humanidad y compasión que nunca olvidará.

SRA

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