Síguenos

Firmas

Mi historia en el Día de la Mujer, por @aguedabayarri

Publicado

en

Águeda Bayarri

Hace un año estaba de viaje, a punto de coger un tren y recibí un whatsapp de mi compañero Alberto Iranzo, fotógrafo del Diario AS. Me felicitaba en el Día de la Mujer por ser buena compañera  y decía que estaba muy orgulloso de mí. Alberto es un chico joven, una gran persona y un excelente profesional del que aprendo a diario. Empezamos a trabajar casi a la vez y hemos ido aprendiendo juntos, ¡yo sí que estoy muy orgullosa de ti! No pude parar de llorar durante todo el trayecto, me emocioné muchísimo. Ha sido la felicitación más inesperada que he recibido, me felicitaba por mi trabajo un día con un significado especial. Él sabe que no es fácil ser mujer en una profesión donde la mayoría son hombres, aunque como digo siempre, me considero “uno“ más. Soy una privilegiada. Mis compañeros de otros medios de comunicación con los que trabajo a diario siempre me han tratado como un igual, nunca me he sentido diferente por ser mujer.

Hoy, recuerdo esa felicitación de Alberto y todavía me emociono. Son muchos los hombres como él que no entienden la desigualdad por diferencia de sexo, son muchos hombres los que están al lado de las mujeres en la tarea de cambiar este mundo por uno más justo. 

Ser mujer no es ser más ni ser menos, es solo una cuestión de sexo. Por eso no entiendo las desigualdades que existen hoy en día entre hombres y mujeres. Igual que el racismo o la xenofobia, me cuesta mucho entender el machismo. Pero que exista un día como el de hoy, significa la importancia que tiene que se reconozca a la mujer como tal, el papel de la mujer en la sociedad.

Admiro muchísimo a todas las mujeres reivindicativas, a todas las que nos han abierto las puertas, todas las que han luchado contra el poder establecido, los prejuicios y contra su propia familia para romper reglas y dejarnos un presente y un futuro mejor, por la libertad, por el poder de decidir, de elegir… de vivir. A todas ellas, ¡GRACIAS!

Por eso, me siento con la responsabilidad de que esa lucha no haya sido gratuita, me siento con la obligación de continuar su legado en la medida de mis posibilidades, con mis hábitos de vida, de educación, denunciando conductas intolerantes y dando visibilidad al trabajo y al papel de la mujer en la sociedad, que no es ni más ni menos que el mismo que el del hombre.

banner ivi

Advertisement
Click para comentar

Tienes que estar registrado para comentar Acceder

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Firmas

Cuidar de una madre con Alzheimer: Un viaje de amor y dolor

Publicado

en

Cuidar madre Alzheimer
Cuidar de una madre con Alzheimer: Un viaje de amor y dolor-FREEPIK

En el torbellino de nuestras vidas, donde cada día parece traer consigo nuevos desafíos y responsabilidades, a menudo nos encontramos luchando por equilibrar nuestras vidas personales y profesionales. Pero ¿qué sucede cuando ese equilibrio se ve eclipsado por una realidad implacable? ¿Cómo lidiamos con el impacto emocional y psicológico de ser cuidadores de un ser querido con una enfermedad tan devastadora como el Alzheimer?

Esta es la historia de una periodista apasionada que, entre entrevistas y artículos, se enfrenta a una batalla mucho más íntima: la lucha diaria de cuidar a su madre, quien lenta pero inexorablemente se desvanece en las garras de la enfermedad de Alzheimer.

Para ella, cada día es un viaje emocional plagado de altibajos. Desde los momentos de lucidez y conexión con su madre hasta las dolorosas luchas para recordar quién es ella misma, cada momento está marcado por una mezcla de amor incondicional y dolor impotente. Es una montaña rusa de emociones, donde la alegría y la tristeza se entrelazan en un baile constante.

Su vida como periodista le ha enseñado a mirar más allá de las apariencias y a buscar la verdad en cada historia. Y en este viaje junto a su madre, encuentra una verdad más profunda: la importancia de la empatía, la compasión y el amor incondicional. A medida que navega por los desafíos diarios del cuidado, descubre una fuerza interior que nunca supo que poseía.

Pero no todo son lecciones y momentos de claridad. Hay días oscuros, días en los que el peso del cuidado parece demasiado grande para soportarlo. Días en los que la frustración y la impotencia amenazan con abrumarla. Sin embargo, incluso en esos momentos más oscuros, encuentra consuelo en la gente que la rodea. Amigos y familiares se unen para ofrecer apoyo y comprensión, recordándole a ella y a su hermana que no están solas en este viaje.

A medida que el Alzheimer avanza implacablemente, ella se enfrenta a una dolorosa verdad: la inevitabilidad de la pérdida. Pero también encuentra consuelo en el conocimiento de que el amor trasciende las barreras del tiempo y la memoria. Aunque su madre pueda olvidar su nombre y sus rostros, el amor que sienten el uno por el otro perdura, inquebrantable e indestructible.

La historia de esta periodista es una historia de amor. Un amor que desafía las limitaciones del tiempo y el espacio, un amor que persiste a pesar de las pruebas y tribulaciones. Es un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, el amor es la fuerza que nos sostiene, la luz que guía nuestro camino. El amor que vio crecer en su casa día a día, sin interrupción.

En medio del día a día, es fácil perder de vista lo que realmente importa. Pero esta historia nos recuerda que, en lo que de verdad importa, son las conexiones humanas y los lazos de amor los que nos sostienen en los momentos más difíciles. Y en el poder cuidar de su madre con Alzheimer, encuentra no solo una prueba de su amor, sino también una lección de humanidad y compasión que nunca olvidará.

SRA

Continuar leyendo