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Puig pide que la nueva financiación autonómica tenga efectos retroactivos desde 2014

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El President de la Generalitat, Ximo Puig, ha reclamado, durante su intervención en la Conferencia de Presidentes, un nuevo modelo de financiación que permita dotar a las comunidades autónomas de un escenario de equidad ya a partir de los Presupuestos Generales del Estado de 2018 y con efectos financieros retroactivos a enero de 2014.

Puig ha abogado por aprobar un modelo donde todas las autonomías vean compensadas su deuda acumulada por el mal funcionamiento de los anteriores modelos para, de este modo, empezar de cero, y ha expuesto en este sentido la urgencia de fijar un horizonte temporal para la aprobación de este nuevo sistema de financiación que no exceda del 30 de septiembre de 2017.

Puig ha argumentado que el actual sistema de financiación ha generado no solo un «problema valenciano», sino también un «problema autonómico», porque son todas las comunidades autónomas las que necesitan un nuevo modelo que permita evitar la erosión del estado del Bienestar. No es el momento ni del victimismo periférico ni de la soberbia centralista, ha expuesto.

El jefe del Consell considera imprescindible que el trabajo de la Comisión de Expertos incluya la evaluación del coste que ha tenido para las comunidades autónomas la insuficiente financiación, al menos de los servicios públicos fundamentales, con especial atención a la Ley de Dependencia. Además, para el Consell de la Generalitat, resulta prioritario reformular la cantidad total de recursos que recibe cada Administración para ejercer en condiciones de igualdad sus competencias.

Puig

Igualmente, tal y como defiende el President, resulta fundamental evaluar la posibilidad de reestructurar parte de la deuda de las comunidades para regresar en un plazo razonable a la viabilidad financiera de las comunidades.

La primera preocupación de la Generalitat valenciana es la aprobación de un nuevo sistema de financiación de las comunidades autónomas para acabar con la «insostenible» situación que sufre la Comunitat Valenciana. De hecho, el President de la Generalitat acude a esta reunión después de desarrollar una labor de diálogo con todos los grupos parlamentarios de Les Corts y que se ha extendido a las organizaciones sindicales y empresariales y también a los expresidentes.

El President de la Generalitat ha considerado, por otro lado, inaplazable que se alcance un Pacto de Estado en materia de violencia de género que coordine y ponga todos los servicios con los que cuentan el Gobierno de España, las comunidades y los ayuntamientos.

Igualmente, Puig ha reivindicado la necesidad de impulsar un acuerdo en materia de inversión en infraestructuras que priorice las inversiones basándose en criterios objetivos independientes y que analice déficits existentes como los que afectan al Corredor Mediterráneo.

Asimismo, Puig ha considerado fundamental la aprobación en la Conferencia de Presidentes de un acuerdo en materia de acogida de refugiados entre el Estado, comunidades autónomas y ayuntamientos.

La Generalitat solicita también que, respecto al futuro Pacto social y político por la Educación, se constituya un grupo de trabajo formado por el Ministerio de Educación y representantes de las administraciones educativas de las comunidades autónomas del que salga un nuevo impulso a los programas de cooperación territorial.

Puig ha propuesto además la creación de un Foro Común por la Transparencia, el Buen Gobierno y la Regeneración Democrática que permita promover la reparación ética de lo político y decisiones ejemplares en valores.

«Espíritu constructivo y de diálogo»

El jefe de Gabinete del President, Arcadi España, ha destacado que la intervención del jefe del Consell refleja la «actitud constructiva, de diálogo y alejada del victimismo de algunas comunidades autónomas y de la soberbia del Gobierno central» de la Generalitat.

«Nuestro tema central es la financiación», ha subrayado España, quien ha detallado que la Generalitat pide «una mayor concreción de la propuesta del Gobierno de España de iniciar los trabajos en un mes». «Queremos poner una fecha de finalización de los trabajos y una fecha de retroactividad, que es 2014, cuando caducó el actual modelo», ha subrayado.

«En segundo lugar, hemos planteado no hacer borrón y cuenta nueva, sino estudiar lo que ha pasado durante estos años, especialmente el efecto del sistema sobre las comunidades infrafinanciadas con el objeto de buscar fórmulas de compensación de esa deuda acumulada por infrafinanciación», ha explicado también.

Presidentes autonomicos

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¿Qué pasa si Sánchez dimite? ¿Quién sería el presidente? ¿Habría nuevas elecciones?

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¿Qué pasa si Sánchez dimite?
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez- Foto: CONGRESO
¿Qué pasa si Sánchez dimite? La posibilidad de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, renuncie al cargo abre un escenario incierto con muchas incógnitas pero que en su mayoría tienen respuesta en la Constitución y la ley electoral.

¿Qué pasa si Pedro Sánchez dimite?

El artículo 101 de la Constitución Española tiene previsto el escenario de una dimisión o fallecimiento del presidente del Gobierno o de una pérdida de confianza parlamentaria, como podría ser una moción censura.

“El Gobierno cesa tras la celebración de elecciones generales, en los casos de pérdida de la confianza parlamentaria previstos en la Constitución, o por dimisión o fallecimiento de su Presidente”, reza la Carta Magna.

En este caso, la dimisión del jefe del Ejecutivo conllevaría que todo el Gabinete continuaría en funciones hasta que se nombre un nuevo presidente del Gobierno.

Ello significa que el Gobierno estaría limitado en sus atribuciones, sin capacidad para legislar, al igual que sucede pasadas las elecciones generales y antes de elegir al nuevo Gobierno.

¿Quien nombraría al nuevo presidente?

El Congreso sería el encargado de elegir a un nuevo presidente en un proceso idéntico al de las investiduras que se celebran tras unas elecciones generales.

El rey haría una ronda de consultas con los portavoces de los partidos con representación en la Cámara Baja y tras escuchar sus opiniones designaría un candidato.

Fue lo que ocurrió en 1981 cuando dimitió Adolfo Suárez. Su partido, UCD, propuso a Leopoldo Calvo-Sotelo como su sucesor, y tras un debate de investidura, interrumpido en su votación por el intento de golpe de Estado del 23F, fue elegido presidente por el Congreso.

En esta hipótesis, el candidato designado por el rey para suceder a Pedro Sánchez se sometería a un debate de investidura y para ser elegido debería recibir el apoyo de la mayoría absoluta del Congreso en primera votación o más síes que noes en segunda.

Si el candidato no lograra ser investido, arrancaría un plazo de dos meses en el que nuevos candidatos propuestos por el rey pueden optar a la Presidencia. Si tras estos dos meses ningún candidato consigue la confianza del Congreso las Cortes se disuelven de forma automática y se convocan nuevas elecciones generales.

¿Puede Pedro Sánchez convocar elecciones?

La respuesta es no, de momento. En el caso de que Pedro Sánchez no decida renunciar este lunes, fecha que ha fijado para anunciar su decisión, debería esperar, como pronto hasta el próximo 31 de mayo, para convocar elecciones generales.

La ley impide que el presidente disuelva las Cortes antes de que pase un año de la anterior disolución. Solo desde entonces podría aprobar el decreto de disolución y convocatoria de elecciones, que se celebrarían pasados 54 días.

Ello llevaría las elecciones a las últimas semanas del mes de julio. La ley no establece que tengan que celebrarse en domingo, pero si así fuera, lo más probable es que se fueran al 28 de julio.

¿Y si Sánchez decide someterse a una cuestión de confianza?

Otra posibilidad es que Pedro Sánchez no renuncie a su cargo, pero decida por contra presentar una cuestión de confianza.

Se trata de un instrumento político del que dispone el presidente del Gobierno para afrontar una situación de debilidad frente al Parlamento que le ha elegido y mediante el cual el Gobierno pide al Congreso el respaldo a su política.

La Constitución, en su artículo 112, establece que el presidente del Gobierno, previa deliberación del Consejo de Ministros, puede plantear ante el Congreso de los Diputados la cuestión de confianza sobre su programa o sobre una declaración de política general. La confianza se entenderá otorgada cuando vote a favor de la misma la mayoría simple de los Diputados.

Según establece el Reglamento del Congreso, el debate se desarrolla con el mismo formato que las sesiones de investidura. La confianza se entiende otorgada cuando obtenga el voto de la mayoría simple de los Diputados.

Si Sánchez no obtuviera la confianza del Congreso, ocurriría igual que si hubiera dimitido y se iniciaría el proceso para investir a un nuevo presidente, con consultas del rey y un nuevo debate de investidura.

De nuevo, y como en el caso de las investiduras fallidas tras unos comicios generales, el artículo 172 del Reglamento del Congreso fija que si transcurren dos meses y ningún candidato consigue la confianza del Congreso, el presidente de la Cámara someterá a la firma del Rey el decreto de disolución de las Cortes Generales y de convocatoria de elecciones.

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