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Un partido para los jubilados y pensionistas, por @JoseSorzano

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en

José Antonio Sorzano Escavy

Periodista y Abogado

Foro de Opinión: José Luis Sampedro

Como diría un clásico: “tanto fue el cántaro a la fuente que al final terminó rompiéndose”. Y eso, y no otra cosa, es lo que le ha pasado finalmente a los casi 10 millones de pensionistas y jubilados de este país, que al final han terminado rompiendo el cántaro de su infinita paciencia ante tanta tomadura de pelo, mentira y dislate.

Ahora ya no valen las engañifas ni promesas del mal pagador que se le suelen dispensar a las clases pasivas de nuestro país, cuando la clase «politicastra» española quieren seguir secuestrándoles la voluntad a las puertas de unas nuevas elecciones, como si la tercera edad fuera sinónimo de una demencia senil embarcada en esa especie del imparable canto operístico del “adiós a la vida”, o de una gilipollez adquirida por su nuevo estatus de jubilado o pensionista.

Y es que ya se sabe que de donde no hay no se puede sacar ni esperar nada bueno. Por lo visto, la bien cebada y bebida clase política en activo, en el momento acomodan sus plácidos traseros en los escaños del poder y sus panzas empiezan a degustar las delicias de los restaurantes del estrellato Michelin, se olvidan muchas veces que la edad de jubilación es a los 65 años. Edad cuando precisamente a los miembros de este canoso colectivo mejor les rigen sus respectivos tetumenes. Ya que son muchos millones de pensionistas y jubilados, los que aun pueden exhibir y demostrar con gran éxito sus respectivas excelencias y talentos, como pueden ser esa infinidad de jueces, catedráticos, médicos, ingenieros, economistas, abogados, agricultores, funcionarios de todos los niveles, obreros de la construcción, taxistas, bomberos, policías, empresarios autónomos, todos de ambos géneros, y que actualmente conforman este puteado colectivo.

Pues bien, de tomarles el pelo inmisericordemente con sus mentiras a nuestros abuelos, la situación les ha revertido en realmente chunga a esta especie de cofradía de “vendehumos, comepanes y garamantas” que conforma la mayoría de nuestra clase política agrupada en todos los partidos.

Hace unas semanas, que quizás algunos lectores recordaran, como desde estas mismas páginas este humilde escribidor vaticinaba sin ningún esfuerzo, que esta situación de choteo continuo hacia nuestros mayores, podía reventar algún día por el auténtico hartazgo de los que peinando la mayoría ya canas les han dicho basta, a esa auténtica oligarquía política de estómagos agradecidos gracias a las bondades de nuestra sacro santa democracia. Todo ello, porque simplemente echando mano de una simple calculadora y viendo como votando únicamente la mitad de los casi 10 millones de jubilados y pensionistas a un solo  partido integrado plenamente por ellos mismos, se han dado cuenta que podrían alcanzar fácilmente el poder de la nación, si tenemos en cuenta la dispersión de fuerzas que actualmente componen tanto el Congreso, Senado, parlamentos autonómicos o corporaciones locales.

La imagen del abuelo jubilado y pensionista de pana, boina y gayata, se acabó hace tiempo en esta España de nuestros pecados. Por suerte, sigue existiendo aun mucha lucidez y grandes dosis de sentido común en nuestros mayores, sean hombres o mujeres. Sí, me refiero a esas heroínas que con sus cálculos y ciencia doméstica han podido sacar adelante a familias enteras, cuyos componentes, muchos de ellos, se encontraban en paro. Así, como teniendo en cuenta igualmente la lucidez e inteligencia de todos aquellos que por edad, que no por vejez, a los 65 o 70 años se han visto relegados al desván de los recuerdos; sin tenerles el mas mínimo respeto al aprovechamiento de ese talento acumulado por largos años de experiencia y maceración del mismo.

Hace años había un programa de radio dirigido a los marinos de la flota pesquera, que comenzaba diciendo: “onda pesquera, aviso a los navegantes…”. Pues bien, desde aquí y ahora venimos a decirles lo mismo a todos los líderes de los partiditos que componen el arco parlamentario, si tenemos en cuenta los movimientos, reuniones y contactos que estos últimos días se están realizando entre distintas plataformas representativas de las canas de la experiencia y el saber, o sea, de los jubilados y pensionistas.

Por lo tanto, no sería nada de extrañar que en poco tiempo viera la luz un nuevo partido compuesto por jubilados y pensionistas. Falta de ganas no hay y, hasta donde yo sé, financiación tampoco. Pues adelantándose a los acontecimientos ya hay alguna que otra entidad bancaria por lo visto interesada en apoyar a los que próximamente podrían tener una importante parcela de poder. Tontos no son.

Desde luego, lo que está claro es que lo que en un principio parecía un destarifo propio de cuatro abueletes que perdieron la chaveta, a la vista de la cohesión demostrada en todas las manifestaciones en territorio nacional, a más de uno se le va a hacer muy largo el recorrido al mingitorio mas próximo cuando les empiecen las diarreas del miedo escénico. Estaremos al tanto, pues divertido puede serlo, y mucho.

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Cuidar de una madre con Alzheimer: Un viaje de amor y dolor

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Cuidar madre Alzheimer
Cuidar de una madre con Alzheimer: Un viaje de amor y dolor-FREEPIK

En el torbellino de nuestras vidas, donde cada día parece traer consigo nuevos desafíos y responsabilidades, a menudo nos encontramos luchando por equilibrar nuestras vidas personales y profesionales. Pero ¿qué sucede cuando ese equilibrio se ve eclipsado por una realidad implacable? ¿Cómo lidiamos con el impacto emocional y psicológico de ser cuidadores de un ser querido con una enfermedad tan devastadora como el Alzheimer?

Esta es la historia de una periodista apasionada que, entre entrevistas y artículos, se enfrenta a una batalla mucho más íntima: la lucha diaria de cuidar a su madre, quien lenta pero inexorablemente se desvanece en las garras de la enfermedad de Alzheimer.

Para ella, cada día es un viaje emocional plagado de altibajos. Desde los momentos de lucidez y conexión con su madre hasta las dolorosas luchas para recordar quién es ella misma, cada momento está marcado por una mezcla de amor incondicional y dolor impotente. Es una montaña rusa de emociones, donde la alegría y la tristeza se entrelazan en un baile constante.

Su vida como periodista le ha enseñado a mirar más allá de las apariencias y a buscar la verdad en cada historia. Y en este viaje junto a su madre, encuentra una verdad más profunda: la importancia de la empatía, la compasión y el amor incondicional. A medida que navega por los desafíos diarios del cuidado, descubre una fuerza interior que nunca supo que poseía.

Pero no todo son lecciones y momentos de claridad. Hay días oscuros, días en los que el peso del cuidado parece demasiado grande para soportarlo. Días en los que la frustración y la impotencia amenazan con abrumarla. Sin embargo, incluso en esos momentos más oscuros, encuentra consuelo en la gente que la rodea. Amigos y familiares se unen para ofrecer apoyo y comprensión, recordándole a ella y a su hermana que no están solas en este viaje.

A medida que el Alzheimer avanza implacablemente, ella se enfrenta a una dolorosa verdad: la inevitabilidad de la pérdida. Pero también encuentra consuelo en el conocimiento de que el amor trasciende las barreras del tiempo y la memoria. Aunque su madre pueda olvidar su nombre y sus rostros, el amor que sienten el uno por el otro perdura, inquebrantable e indestructible.

La historia de esta periodista es una historia de amor. Un amor que desafía las limitaciones del tiempo y el espacio, un amor que persiste a pesar de las pruebas y tribulaciones. Es un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, el amor es la fuerza que nos sostiene, la luz que guía nuestro camino. El amor que vio crecer en su casa día a día, sin interrupción.

En medio del día a día, es fácil perder de vista lo que realmente importa. Pero esta historia nos recuerda que, en lo que de verdad importa, son las conexiones humanas y los lazos de amor los que nos sostienen en los momentos más difíciles. Y en el poder cuidar de su madre con Alzheimer, encuentra no solo una prueba de su amor, sino también una lección de humanidad y compasión que nunca olvidará.

SRA

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