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Trucos para regar las plantas en vacaciones

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regar las plantas en vacaciones
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Nos vamos de veraneo y surge la pregunta: ¿qué hacemos con las plantas? Mantener las plantas con vida ya es posible gracias a estos 10 trucos para regar las plantas en vacaciones, que detalla Plantas y Deco.

Algunos métodos son muy económicos o completamente gratuitos (incluso utilizando materiales reciclados).

Cómo regar las plantas sin estar en casa

Antes de nada, hay una serie de preguntas que debemos hacernos para determinar cuánta agua va a necesitar una planta en nuestra ausencia: ¿Vivimos en una zona muy calurosa o en un clima más templado?, ¿por cuánto tiempo nos vamos? No es lo mismo dejar las plantas sin regar una semana que 15 días, un mes, etc.

Por otro lado, la demanda de riego de una planta durante los meses más calurosos del año es mayor que cuando las temperaturas son más bajas y los días tienen menos horas de luz. Además, dependiendo de la especie de la planta, podrá soportar mejor o peor la falta de riego.

También es importante recordar que las macetas de materiales como la arcilla se secarán antes que las de plástico y, por norma general, cuanto más grande sea la maceta, más tardará en secarse.

No olvides mirar la información meteorológica por si fuera a haber, por ejemplo, una ola de calor durante esos días.

Ahora sí, vamos a examinar en profundidad los mejores trucos para regar las plantas en vacaciones y cuando te vas de viaje.

1. Antes de irte, riega a fondo tus plantas

El primer truco, y quizás el más obvio de todos, es regar bien las plantas antes de salir de casa (siempre que no hayas regado recientemente, tampoco se trata de encharcar la maceta).

Si vas a pasar unos días fuera es esencial que no dejes sin regar las plantas para asegurar que el sustrato pueda permanecer húmedo más tiempo. Simplemente haciendo esto, en general, la mayoría de plantas de interior podrán aguantar sin volver a regarse prácticamente una semana (exceptuando olas de calor o climas muy cálidos).

Si son plantas con una alta demanda de humedad, puedes dejar que se empapen bien y luego evitar que drenen por completo para que dispongan de esa reserva adicional de agua que hará que el sustrato tarde un poco más en secarse.

Además, existen macetas que incorporan un platillo o depósito de agua integrado. Al regar, el agua quedará almacenada en el plato y este ayudará a mantener la planta hidratada durante más tiempo.

2. El método del invernadero

Este es uno de los trucos que más utilizo y que mejor me ha funcionado a lo largo del tiempo, aunque es más complicado de realizar con plantas grandes. Consiste en mantener las plantas agrupadas en un espacio cerrado o semicerrado que pueda conservar la humedad en su interior. Por ejemplo, las plantas pequeñas las introduzco en un acuario vacío que cubro con la ayuda de un plástico.

Allí se crea un micro clima con una alta humedad que mantendrá el sustrato mojado por más tiempo. Además, siempre les dejo alguna rendija o agujeros para que puedan tener algo de ventilación. Para este método también puedes usar recipientes como cajas de plástico grandes o terrarios. Cualquier lugar traslúcido dónde pueda concentrarse la humedad.

Lo mejor de este sistema es que evitamos poner en riesgo la planta con otros métodos que pudieran no funcionar adecuadamente o producir el encharcamiento del sustrato.

Otra opción es utilizar una bolsa de plástico para cubrir la planta. Para prevenir daños, procura evitar que el plástico contacte directamente con las hojas ayudándote, por ejemplo, de palos de madera.

3. Reducir la iluminación

Durante los días que estés fuera puede ser recomendable reducir la exposición solar que reciben tus plantas para evitar que el sustrato se seque demasiado rápido.

Si tienes plantas en el balcón, terraza o jardín, puedes regarlas completamente y luego colocarlas en un lugar más sombreado donde no reciban luz solar directa. Con este sencillo truco, plantas como los cactus y suculentas, podrán aguantar perfectamente mucho tiempo sin volver a regarse. Incluso puedes valorar la opción de meter algunas plantas dentro de casa, especialmente en épocas de mucho calor.

En el caso de las plantas de interior, si están muy cerca de una ventana, tal vez puedas alejarlas un poco o colocar una cortina que permita filtrar la intensidad de la luz que reciben. También puedes apagar las luces de crecimiento durante esos días y dejar que tus plantas se abastezcan solo de luz natural, aunque no sea tan intensa.

4. El método de la mecha

El método de la mecha consiste en conseguir una mecha o cuerda con un tejido suficientemente absorbente (como el algodón, por ejemplo) que permita llevar el agua por capilaridad desde la botella al suelo de la planta. Es importante que elijas un material adecuado ya que sino este truco no funcionará.

Lo bueno de este sistema es que podrás utilizar una misma botella o contenedor de agua para varias plantas (cada una de ellas con su cuerda), sólo tendrás que tener en cuenta el tamaño del recipiente según el número de plantas y los días que vayas a estar ausente.

Para asegurarte de aprovechar al máximo toda el agua, es recomendable que un extremo de la cuerda permanezca en el fondo del recipiente. Para ello puedes atar un tornillo o algún otro objeto pesado que haga que la cuerda se hunda hasta abajo del todo.

5. Autorriego casero

Este es un truco muy bueno para pasar tus macetas normales a la modalidad de autorriego sin tener que gastar dinero ni cambiar de recipiente. De esta forma convertirás cualquier maceta en una de autorriego al instante.

Además, si no quieres mantener tus plantas con este sistema y sólo lo necesitas para los días que vayas a estar fuera de casa, esta opción también es perfecta para ti, ya que es fácilmente reversible.

Tanto este método como el anterior, no son adecuados para cualquier planta. Será mejor evitar usarlos en aquellas que necesiten un sustrato más seco, como los cactus y suculentas.

Necesitarás:

  • Cuerda o cordón de tela absorbente (algodón, cáñamo…)
  • Recipiente para el agua (vaso, tarro, tupper…)

Tendrás que pasar el cordón a través de los agujeros de la base de la maceta atravesando la tierra. Yo lo hago ayudándome de un palito de madera (los típicos que se usan para las brochetas) pero también puedes utilizar un clavo, un lápiz o algún otro método que se te ocurra.

Rellena el recipiente de agua. Después coloca la maceta encajada en el recipiente, de forma que quede por encima del nivel del agua y sólo el cordón sumergido. Si utilizas un tupper de plástico, puedes hacerle un agujero en la tapa para encajar la maceta.

6. El truco del humidificador

Un humidificador con un temporizador programable puede ser una buena forma de asegurar que tus plantas obtengan la humedad que necesitan cuando no estás. Lo ideal es utilizar uno con un depósito lo suficientemente grande para cubrir las necesidades de las plantas durante esos días. Por lo demás sólo tendremos que establecer un horario de funcionamiento y así tendremos la tranquilidad de saber que nuestras plantas cuentan con esa humedad adicional de forma regular.

7. Dosificadores de agua

Existen diferentes productos de este tipo para ayudar a mantener las plantas hidratadas durante algunos días. Normalmente se «pinchan» en el sustrato y suministran agua de forma dosificada, ya sea por goteo o a través de un material poroso que permita que el agua se filtre poco a poco (Ej. conos de arcilla). Algunos cuentan con un recipiente para introducir el agua y en otros casos habrá que conectar una botella boca abajo para que el sistema funcione correctamente.

También podemos realizar una versión casera de este método con una botella de plástico. Simplemente hay que hacerle un agujero muy pequeño a la tapa (con un alfiler por ejemplo) y enterrarla en la tierra boca abajo. De este modo, el agua de la botella irá empapando poco a poco el sustrato.

Si decides utilizar alguno de estos sistemas, mi consejo es que hagas pruebas unos días antes de irte para comprobar que funcionan correctamente y evitar accidentes. Pueden ocurrir desastres como que se filtre toda el agua en un día y la planta termine ahogándose o que no disponga de suficiente agua para sobrevivir.

8. Macetas de autorriego

Las macetas de autorriego son la solución definitiva para no tener que preocuparte por el riego de tus plantas en vacaciones. Cada vez son más las plantas que mantengo en este tipo de macetas por su comodidad y efectividad.

Descubre las características, ventajas y desventajas de utilizar las macetas de autorriego en tus plantas.

9. Sistemas de riego automático

Puede que esta sea una de las opciones más útiles y funcionales. Los sistemas de riego automático te permitirán programar la frecuencia y duración del riego de tus plantas fácilmente. Además, se pueden utilizar tanto con plantas de interior como de exterior, y en general, podrás regar muchas plantas con un sólo aparato.

Yo los utilizo en primavera y verano con algunas plantas que tengo en el balcón y me han dado buenos resultados. Te recomiendo que realices la instalación y pruebes el sistema unos días antes de irte de viaje para comprobar que funciona como esperas.

10. Agua gelificada para plantas

La verdad no suelo usar esta clase de productos, pero pueden ser efectivos para que las plantas de interior permanezcan húmedas durante unos días. Algunos prometen mantener la planta regada hasta por 30 días. Es importante aclarar que esto varía mucho en función de la temperatura y la luz que reciba la planta, así como de sus necesidades hídricas particulares. Personalmente no lo recomendaría para plantas de exterior.

Si vas a utilizar agua en gel para tus plantas, sigue atentamente las instrucciones del fabricante para no cometer errores que puedan hacer que el sistema no funcione correctamente. Riega muy bien el sustrato antes de colocar el producto en él.


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Estos son los beneficios de vivir en un pueblo

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pueblo más bonito Comunitat Valenciana

Explorando los Encantos Rurales: Beneficios de Vivir en un Pueblo

En un mundo cada vez más urbanizado y conectado, la vida en un pueblo puede parecer anacrónica para muchos. Sin embargo, estos rincones de tranquilidad y comunidad ofrecen una serie de beneficios que las bulliciosas ciudades a menudo no pueden igualar. Desde la serenidad de los paisajes naturales hasta la conexión interpersonal más auténtica, aquí exploramos por qué vivir en un pueblo puede ser una elección gratificante.

1. Tranquilidad y Naturaleza

Los pueblos suelen estar rodeados de impresionantes paisajes naturales, desde colinas ondulantes hasta densos bosques y ríos serpenteantes. La tranquilidad que proporciona este entorno natural es invaluable para aquellos que buscan escapar del estrés y el ajetreo de la vida urbana. Respirar aire fresco y disfrutar de la serenidad de la naturaleza puede tener un impacto positivo en la salud mental y emocional.

2. Comunidad y Conexión Personal

En un pueblo, la comunidad es más que una palabra; es una realidad tangible. Las relaciones interpersonales son más cercanas y significativas, ya que los residentes suelen conocerse entre sí y se apoyan mutuamente en tiempos de necesidad. Los lazos comunitarios más fuertes pueden generar un sentido de pertenencia y seguridad que es difícil de encontrar en entornos urbanos más grandes y anónimos.

3. Costo de Vida y Calidad

En general, los costos de vida en los pueblos tienden a ser más bajos que en las ciudades. Los precios de la vivienda, la alimentación y otros gastos cotidianos suelen ser más asequibles, lo que puede permitir a los residentes disfrutar de una mejor calidad de vida con menos presión financiera. Además, en muchos pueblos, las distancias más cortas y la menor congestión vehicular pueden traducirse en menos tiempo perdido en desplazamientos y más tiempo para disfrutar de la vida.

4. Estilo de Vida Más Relajado

La vida en un pueblo a menudo sigue un ritmo más lento y relajado. Las prisas y el estrés asociados con la vida urbana disminuyen, lo que permite a los residentes tomarse el tiempo necesario para disfrutar de las pequeñas cosas de la vida. Desde paseos tranquilos por el campo hasta tardes tranquilas en la plaza del pueblo, la vida en un entorno rural puede ofrecer una sensación de calma y serenidad que es difícil de encontrar en la vorágine de la ciudad.

5. Valor Cultural e Histórico

Los pueblos suelen estar impregnados de historia y cultura, con edificios antiguos, tradiciones arraigadas y una rica herencia que se remonta a siglos atrás. Esta conexión con el pasado puede ofrecer una sensación de arraigo y pertenencia a los residentes, así como oportunidades para explorar y aprender sobre la historia local y las tradiciones únicas de la región.

Contrastando con la Vida Urbana

Aunque los pueblos ofrecen una serie de beneficios atractivos, es importante reconocer que no son para todos. Las ciudades tienen sus propias ventajas, como una mayor diversidad cultural, una amplia oferta de entretenimiento y oportunidades profesionales. Además, algunas personas prefieren el ritmo acelerado y la emoción constante de la vida urbana.

En última instancia, la decisión de vivir en un pueblo o una ciudad depende de las preferencias individuales y las necesidades de cada persona. Para algunos, la tranquilidad y la conexión comunitaria de un pueblo son invaluables, mientras que para otros, el bullicio y la diversidad de la ciudad son irresistibles. Lo importante es encontrar el entorno que mejor se adapte a tu estilo de vida y te haga sentir más feliz y realizado.

 

 

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