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‘Qué pasó un 22 de abril…’, por José Luis Fortea

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forteaJosé Luis Fortea

 

 

 

……..en 1968, el profesor de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Michigan, Morton Shelly Hilbert  junto al Servicio de Salud Pública, realizó una conferencia en la ciudad de Washington DC a la que acudieron cerca de ciento cincuenta estudiantes, para escuchar a un grupo de científicos debatir sobre los “nocivos efectos que la degradación ambiental producía en la salubridad de las personas”.

La citada ponencia tuvo su repercusión al despertar en el senador por el estado de Wisconsin, Gaylord Nelson, de cincuenta y tres años, la necesidad de la creación de una agencia gubernamental medioambiental, convocando a tal efecto, en la ciudad de Nueva York una masiva manifestación celebrada el día 22 de abril de 1970 (hace por tanto hoy, cuarenta y siete años) para despertar y estimular la concienciación de todos los ciudadanos sobre la importancia de la conservación y la protección de los recursos naturales de la Tierra y sus ecosistemas.

De esta manera, el miércoles 22 de abril bajo la denominación de “El Día De la Tierra”, más de diez mil escuelas docentes de educación primaria y secundaria, cerca de mil universidades y centenares de comunidades de diverso ámbito de todo el país hicieron de esta convocatoria un rotundo éxito, haciéndose oír por una más que rebosante Quinta Avenida y las principales calles de la ciudad.

El hecho de celebrar el Día de la Tierra en dicha fecha, obedece a una simple cuestión logística de previsión de cálculo asistencial, procurando maximizar la participación principalmente del mundo docente a quien iba dirigido el reclamo, lejos de periodos de exámenes, festivos o vacacionales, siendo por tanto en un principio la semana del 19 al 25 de ese mes de abril, la idónea a juicio de sus organizadores, coincidente además con el nacimiento el 21 de abril de 1838 del botánico y naturalista John Muir, fundador de una de las organizaciones medioambientales de mayor prestigio en los Estados Unidos, “Sierra Club”.

El nombre elegido por el senador para este evento, oficialmente fue el de “Encuentro Nacional del Medio Ambiente”, denominación esta que si bien albergaba al completo la finalidad del acto en sí mismo, era considerado demasiado extenso para hacer un uso habitual de él, por lo que como suelen ocurrir en este tipo de acciones, uno de los miembros que formaba parte del comité organizador junto al senador Nelson, un tal Julian Norman Koneig, cuyo cumpleaños coincidía precisamente con el mismo día finalmente seleccionado, y que ese año cumplía los cuarenta y nueve, en un hábil y ducho juego de palabras, a partir del vocablo inglés de “Birthday” (cumpleaños), buscando la rima fácil, encontró la palabra “Earth Day” (día de la Tierra), siendo este mucho más sencillo y coloquial en su uso. El coordinador Denis Allen Hayes lo utilizó en sus comunicados, siendo acogido unánimemente por la prensa que cubrió este acontecimiento.

La Organización de Naciones Unidas mediante resolución 60/192 aprobada por su Asamblea General en 2005 declaraba el año 2008 como el “Año Internacional del Planeta Tierra” y el 22 de abril de 2009, en su sexagésimo tercer periodo de sesiones, aprobaba la resolución 63/278, en la que se decidía reconocer desde entonces el 22 de abril “Día Internacional de la Madre Tierra”, creando conciencia al respecto, según proceda.

En el siguiente enlace un pequeño homenaje conmemorando el día de hoy y su significancia; https://www.youtube.com/watch?v=RehW2rBksJc

La aludida “Agencia gubernamental Medioambiental”, origen y fundamento de la manifestación, sería creada a finales de ese mismo año de 1970, establecida por la Administración de Richard Nixon, el día 2 de diciembre, bajo la denominación de “Agencia de Protección del Medio Ambiente”.

Un Richard Milhous Nixon, protagonista también de esta reseña, ya que el 22 de abril, un día como hoy, de 1994, a la edad de ochenta y un años fallecía en la ciudad de Nueva York.

Elegido como el trigésimo séptimo presidente de los Estados Unidos por el Partido Republicano el 20 de enero de 1969, a sus cincuenta y seis años, ha sido hasta la fecha el único presidente de los Estados Unidos que se ha visto obligado a tener que renunciar a su cargo como consecuencia del denominado escándalo Watergate.

Se impuso en las elecciones internas de su partido a Nelson Rockefeller (gobernador de Nueva York) y Ronald Reagan (gobernador de California) y en las elecciones generales presidencialistas, bajo el lema “Ley y Orden”, venció también al candidato del Partido Demócrata Hubert Humphrey.

Durante su primer mandato (1968-1972), como aspectos más significativos se encuentran el inicio de la retirada paulatina de los soldados estadounidenses de la cada vez más impopular Guerra de Vietnam, así como el establecimiento de relaciones con la República popular de China y una aproximación a Moscú en cuestiones relativas a limitación armamentística.

Fue en esta época cuando el 21 de diciembre de 1970, a las 9,30 de la mañana, se presentó en la Casa Blanca, la residencia presidencial, en las mismas puertas sin haber anunciado previamente su llegada, obviando todos los mecanismos básicos protocolarios, el rey del rock, Elvis Presley con la intención de tener una entrevista con el presidente Nixon, haciéndole entrega de una carta en la que le afirmaba profesarle una gran admiración y en la que expresaba su deseo de recibir una placa de agente federal para combatir la creciente y cada vez más influyente presencia de las drogas entre los jóvenes.

Los agentes que custodian el acceso sin salir de su asombro y mientras realizan las gestiones para que el encuentro pueda ser llevado a cabo, le instan a regresar a su hotel, para recogerlo y traerlo de nuevo, tres horas más tarde, teniendo para entonces todo dispuesto para aquella imprevista y “mediática” reunión, que se mantendría no obstante en secreto, por petición expresa del cantante, hasta que el Washington Post, “descubrió” la misma un año después.

(Encuentro que recoge el siguiente enlace https://www.youtube.com/watch?v=lIp46foL1V0),

Mientras tanto la popularidad del presidente Nixon durante estos primeros años progresó de una manera que parecía imparable, tanto dentro de las filas de su propio partido (donde en las primarias se llevaría el voto de todos los delegados excepto uno), como en las presidenciales de noviembre de 1972, en las que obtendría el voto de casi el 60% del sufragio.

Un segundo mandato (1972-1974) condicionado y condenado de antemano, desde la detención de cinco hombres en los edificios Watergate del Partido Demócrata la noche del 17 de junio de 1972, cuyas posteriores pesquisas e investigaciones del F.B.I  irían estrechando el cerco sobre quien acabaría siendo conocido como Tricky Dick, “Dick el tramposo” en un escándalo que merecerá tener su propia reseña, y que acabaría un 8 de agosto de 1974 con su dimisión.

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Cuidar de una madre con Alzheimer: Un viaje de amor y dolor

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Cuidar de una madre con Alzheimer: Un viaje de amor y dolor-FREEPIK

En el torbellino de nuestras vidas, donde cada día parece traer consigo nuevos desafíos y responsabilidades, a menudo nos encontramos luchando por equilibrar nuestras vidas personales y profesionales. Pero ¿qué sucede cuando ese equilibrio se ve eclipsado por una realidad implacable? ¿Cómo lidiamos con el impacto emocional y psicológico de ser cuidadores de un ser querido con una enfermedad tan devastadora como el Alzheimer?

Esta es la historia de una periodista apasionada que, entre entrevistas y artículos, se enfrenta a una batalla mucho más íntima: la lucha diaria de cuidar a su madre, quien lenta pero inexorablemente se desvanece en las garras de la enfermedad de Alzheimer.

Para ella, cada día es un viaje emocional plagado de altibajos. Desde los momentos de lucidez y conexión con su madre hasta las dolorosas luchas para recordar quién es ella misma, cada momento está marcado por una mezcla de amor incondicional y dolor impotente. Es una montaña rusa de emociones, donde la alegría y la tristeza se entrelazan en un baile constante.

Su vida como periodista le ha enseñado a mirar más allá de las apariencias y a buscar la verdad en cada historia. Y en este viaje junto a su madre, encuentra una verdad más profunda: la importancia de la empatía, la compasión y el amor incondicional. A medida que navega por los desafíos diarios del cuidado, descubre una fuerza interior que nunca supo que poseía.

Pero no todo son lecciones y momentos de claridad. Hay días oscuros, días en los que el peso del cuidado parece demasiado grande para soportarlo. Días en los que la frustración y la impotencia amenazan con abrumarla. Sin embargo, incluso en esos momentos más oscuros, encuentra consuelo en la gente que la rodea. Amigos y familiares se unen para ofrecer apoyo y comprensión, recordándole a ella y a su hermana que no están solas en este viaje.

A medida que el Alzheimer avanza implacablemente, ella se enfrenta a una dolorosa verdad: la inevitabilidad de la pérdida. Pero también encuentra consuelo en el conocimiento de que el amor trasciende las barreras del tiempo y la memoria. Aunque su madre pueda olvidar su nombre y sus rostros, el amor que sienten el uno por el otro perdura, inquebrantable e indestructible.

La historia de esta periodista es una historia de amor. Un amor que desafía las limitaciones del tiempo y el espacio, un amor que persiste a pesar de las pruebas y tribulaciones. Es un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, el amor es la fuerza que nos sostiene, la luz que guía nuestro camino. El amor que vio crecer en su casa día a día, sin interrupción.

En medio del día a día, es fácil perder de vista lo que realmente importa. Pero esta historia nos recuerda que, en lo que de verdad importa, son las conexiones humanas y los lazos de amor los que nos sostienen en los momentos más difíciles. Y en el poder cuidar de su madre con Alzheimer, encuentra no solo una prueba de su amor, sino también una lección de humanidad y compasión que nunca olvidará.

SRA

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