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Amor confinado o cuando las pequeñas cosas se revalorizan

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quimica del amor

Ana Zafra

Málaga, 12 feb (EFE).- Mitad de febrero sin escapada al hotel que da al mar o sin una cena en el restaurante favorito debido al coronavirus; pero el amor no cambia, aunque sí la forma de vivirlo en un tiempo en el que sorprender es complicado, por lo que cultivar en pareja la creatividad y plantear otras alternativas se convierte en obligación.

“La pandemia prohíbe hacer muchas cosas», pero, como asegura a Efe la psicóloga afincada en Málaga Fabiola Fernández, dado que hay parejas que «ven San Valentín como un ritual para darse un momento juntos”, es importante “centrarse en lo que sí se puede hacer”, lo que ayuda a conocer y reconectar con la otra persona a través de la comunicación.

Ante una festividad tan explotada tradicionalmente desde el punto de vista comercial, la experta recomienda “jugar a las gratificaciones emocionales” con “verbalizaciones positivas que a veces no se trasmiten por el estrés que tenemos o porque no hay costumbre”.

Añade que se trata de explicar a la pareja qué cosas gustan de ella o qué te aporta porque -en estas atípicas circunstancias- “las pequeñas cosas se revalorizan”.

“Sé que Salva, como cada año, me sorprenderá con un detalle”, explica sobre su marido Merche, quien admite no saber qué tipo de flores recibirá este año de la persona con quien derribó prejuicios en el 2015 al casarse a pesar de los trece años de edad que ella le supera.

Bromea al autodenominarse «la Jennifer López de Alhaurín de la Torre» (en alusión a la diferencia de edad de ambas respecto a sus parejas) y confiesa a Efe que el confinamiento “afianzó más» la relación.

Su plan para el 14 de febrero es pedir comida italiana en casa, ya que les recuerda su viaje de luna de miel -algo no muy distinto de lo que llevan haciendo desde el inicio del estado de alarma- : “todo muy romántico, pero en casa”, sentencia Merche, que ha cambiado los fines de semana de “calle” con Salva por pícnics en la azotea del hogar que comparten.

Todas las relaciones no se viven con esa cercanía, Guillermo la tiene a distancia con Giulia, él de Málaga y ella de Sicilia (Italia). Tras llevar casi un año sin verse debido a las restricciones o limitaciones en los vuelos, tener familiares de riesgo o por los estudios, harán una videollamada; “así es como se sobrevive”, reconoce el joven.

“Mucha comunicación y, sobre todo, muchas ganas de volver a verla”, es como define a Efe su situación y añade -en las vísperas de este día de los enamorados marcado por la pandemia- que el amor es una cosa de «todos los días”.

Las relaciones entre personas de distintos países se han visto especialmente afectadas en esta pandemia, pero Guillermo se agarra a esa “esperanza” de volver a verse y a “los planes de futuro que se siguen manteniendo a pesar de todo” y está “contento” de continuar con ella aunque los meses separados hayan sido duros, un ejemplo de que la distancia física no implica distancia emocional.

San Valentín lo percibe Mayte como “un día cualquiera” si no fuera porque coincide con el cumpleaños de su abuela, pero admite que por costumbrismo o al ver a los demás celebrarlo “apetece hacer algo”; por lo que esta granadina, a pesar de que su novio está en plenos exámenes y no quiere “molestar mucho”, piensa “hacerle una tarta y amenizarle la tarde de estudio”.

La psicóloga Fabiola Fernández aboga en esta festividad de enamorados en un momento tan particular por cuestionar “la idealización del amor romántico”, al considerar que impone qué esperar del otro, qué regalar o cómo sorprender sin pararse a conocer realmente qué quiere la otra persona.

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Estos son los beneficios de vivir en un pueblo

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pueblo más bonito Comunitat Valenciana

Explorando los Encantos Rurales: Beneficios de Vivir en un Pueblo

En un mundo cada vez más urbanizado y conectado, la vida en un pueblo puede parecer anacrónica para muchos. Sin embargo, estos rincones de tranquilidad y comunidad ofrecen una serie de beneficios que las bulliciosas ciudades a menudo no pueden igualar. Desde la serenidad de los paisajes naturales hasta la conexión interpersonal más auténtica, aquí exploramos por qué vivir en un pueblo puede ser una elección gratificante.

1. Tranquilidad y Naturaleza

Los pueblos suelen estar rodeados de impresionantes paisajes naturales, desde colinas ondulantes hasta densos bosques y ríos serpenteantes. La tranquilidad que proporciona este entorno natural es invaluable para aquellos que buscan escapar del estrés y el ajetreo de la vida urbana. Respirar aire fresco y disfrutar de la serenidad de la naturaleza puede tener un impacto positivo en la salud mental y emocional.

2. Comunidad y Conexión Personal

En un pueblo, la comunidad es más que una palabra; es una realidad tangible. Las relaciones interpersonales son más cercanas y significativas, ya que los residentes suelen conocerse entre sí y se apoyan mutuamente en tiempos de necesidad. Los lazos comunitarios más fuertes pueden generar un sentido de pertenencia y seguridad que es difícil de encontrar en entornos urbanos más grandes y anónimos.

3. Costo de Vida y Calidad

En general, los costos de vida en los pueblos tienden a ser más bajos que en las ciudades. Los precios de la vivienda, la alimentación y otros gastos cotidianos suelen ser más asequibles, lo que puede permitir a los residentes disfrutar de una mejor calidad de vida con menos presión financiera. Además, en muchos pueblos, las distancias más cortas y la menor congestión vehicular pueden traducirse en menos tiempo perdido en desplazamientos y más tiempo para disfrutar de la vida.

4. Estilo de Vida Más Relajado

La vida en un pueblo a menudo sigue un ritmo más lento y relajado. Las prisas y el estrés asociados con la vida urbana disminuyen, lo que permite a los residentes tomarse el tiempo necesario para disfrutar de las pequeñas cosas de la vida. Desde paseos tranquilos por el campo hasta tardes tranquilas en la plaza del pueblo, la vida en un entorno rural puede ofrecer una sensación de calma y serenidad que es difícil de encontrar en la vorágine de la ciudad.

5. Valor Cultural e Histórico

Los pueblos suelen estar impregnados de historia y cultura, con edificios antiguos, tradiciones arraigadas y una rica herencia que se remonta a siglos atrás. Esta conexión con el pasado puede ofrecer una sensación de arraigo y pertenencia a los residentes, así como oportunidades para explorar y aprender sobre la historia local y las tradiciones únicas de la región.

Contrastando con la Vida Urbana

Aunque los pueblos ofrecen una serie de beneficios atractivos, es importante reconocer que no son para todos. Las ciudades tienen sus propias ventajas, como una mayor diversidad cultural, una amplia oferta de entretenimiento y oportunidades profesionales. Además, algunas personas prefieren el ritmo acelerado y la emoción constante de la vida urbana.

En última instancia, la decisión de vivir en un pueblo o una ciudad depende de las preferencias individuales y las necesidades de cada persona. Para algunos, la tranquilidad y la conexión comunitaria de un pueblo son invaluables, mientras que para otros, el bullicio y la diversidad de la ciudad son irresistibles. Lo importante es encontrar el entorno que mejor se adapte a tu estilo de vida y te haga sentir más feliz y realizado.

 

 

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