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El imparable cambio climático acentúa la ‘guerra del agua’: Cómo nos puede afectar

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Alicante/Murcia/Toledo (EFE), 6 nov (EFE).- El imparable proceso del cambio climático, que en el sureste peninsular se materializa en una alarmante caída de precipitaciones y la consiguiente sequía, ha acentuado aún más la denominada ‘guerra del agua’ en torno al envío de caudales desde el Tajo a la deficitaria cuenca del Segura.

El concepto de ‘solidaridad’ es enarbolado tanto por los pueblos de interior del alto Tajo por su derecho a utilizar este bien escaso para desarrollarse como también por parte de los usuarios de Murcia, sur de Alicante y norte de Almería, un amplio territorio cada vez más desértico que lucha por sobrevivir con su forma de vida: la conocida como ‘huerta de Europa’.Inaugurado en 1979 con una capacidad máxima de 1.000 hectómetros cúbicos al año, en sus cuatro décadas de vida el acueducto Tajo-Segura ha transferido un volumen medio anual de algo más de 300 hm3, de los cuales 2/3 partes han ido al regadío y el 33 por ciento a abastecimiento urbano.

En pleno debate sobre la modificación de las reglas del trasvase, que reducirán las transferencias mensuales al Segura, María Ángeles Sierra, la presidenta de la Asociación de municipios ribereños de los embalses de cabecera del Tajo, los de Entrepeñas y Buendía, señala a EFE que los vecinos quieren poner fin a los trasvases porque sin agua en la cuenca cedente no hay posibilidades de desarrollo «de ninguna clase» y la gente «se va de los pueblos».

DAR VIDA A LOS PUEBLOS DE LA ESPAÑA INTERIOR

En la última década, las 22 localidades ribereñas han perdido uno de cada 5 habitantes hasta quedar en unos 9.000, por lo que Sierra confía en un acuerdo sobre «unos mínimos no trasvasables que permitan dar vida a los pueblos», toda vez que los dos pantanos están solo al 22 y 25 por ciento respectivamente de su capacidad.

El «criterio básico de la solidaridad para que todos los ciudadanos tengan acceso al agua en cantidad y en calidad suficiente» es uno de los argumentos que sostiene el consejero de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural de Castilla-La Mancha, Francisco Martínez Arroyo, del PSOE, quien asegura que su gabinete desea lo mismo tanto para las áreas manchegas que sufren la sequía como «para el resto de territorios del país, también para el Levante».

Tras incidir en que los pueblos de la España interior, como el alto Tajo, «necesitan agua para desarrollarse», sostiene que Castilla-La Mancha tiene la «mano tendida» con las zonas receptoras y no rechaza los trasvases para consumo humano sino que únicamente ha recurrido para el regadío.

Martínez Arroyo está convencido de que las últimas medidas del Ministerio de Transición Ecológica para reducir los envíos mensuales harán que caiga poco a poco el agua al Segura, una situación de la que los regantes receptores son «conscientes», al percibir que «su futuro depende de las desalinizadoras y no del trasvase, porque cada vez hay menos agua».

trasvase Tajo-Segura

Tuberías que transportan el agua del trasvase Tajo-Segura, a su paso por la huerta oriolana. EFE/Morell

DETENER LA INCESANTE DESERTIFICACIÓN DEL SURESTE

Por el contrario, el consejero murciano de Agua, Agricultura y Medio Ambiente, Antonio Luengo Zapata, del PP, ha defendido a Efe que es vital defender un trasvase basado «en la solidaridad entre comunidades que permite mantener cerca de 100.000 empleos directos e indirectos» en la Región y que es beneficioso medioambientalmente por mantener unos regadíos que detienen la desertificación.

Ha explicado que el Tajo-Segura ha supuesto para Murcia un crecimiento económico y social «sin precedentes» en la historia, y ha destacado que el uso del agua es modélico ya que la Región es la que «más reutiliza y mejor uso da, consciente de la importancia que tiene un bien tan escaso».

El presidente de los regantes receptores de la conducción (SCRATS), el murciano Lucas Jiménez, ve el previsible recorte de caudales motivado más en las decisiones políticas que en necesidades ecológicas del Tajo, y ha advertido de que la disminución provocará un daño «irreparable» a los habitantes del sureste.

«El agua genera vida y oportunidades de vida», ha subrayado Jiménez, quien además ha apuntado que el recurso hídrico del trasvase «es el óptimo para el cultivo y el abastecimiento humano».

Desde la patronal empresarial murciana (Croem) ven «intocable» el trasvase para sostener el PIB regional, y urgen a que deje de estar sometida a las actuales tensiones e «incertidumbres».

Varios trabajadores del campo que retiran malas hierbas en una plantación de lechugas en la pedanía murciana de Lobosillo. EFE/Marcial Guillén

MÁS DE UN MILLÓN DE HABITANTES BEBEN DEL TAJO-SEGURA

Desde el sur de la Comunitat Valenciana, el director del Instituto del Agua de la Universidad de Alicante, Joaquín Melgarejo, coincide en que el agua del Tajo es «totalmente insustituible e imprescindible» porque afecta a «toda» la estructura socioeconómica.

Esto es así porque más del 60 por ciento del regadío de Alicante depende el Tajo y más de 1,2 millones de habitantes de la provincia bebe de esta fuente.

Según Melgarejo, más del 95 por ciento de la superficie regada con el trasvase es por goteo, lo que hace que la sustitución del Tajo-Segura por otras fuentes (como la desalinización) no se justifique ambientalmente por el significativo mayor coste energético, económico y también «contrario a las normas de la ‘economía verde’ y, por lo tanto, de la transición ecológica».

El alcalde de Orihuela, el popular Emilio Bascuñana, recibe las noticias de disminución de agua como «una agresión directa a la línea de flotación de la ciudad» porque repercute en los dos motores económicos del sur de la Comunitat Valenciana: el agroalimentario y el turismo.

Para el alcalde alicantino, el cambio de las normas del trasvase responde a un «capricho o amiguismo» pese a que «pone en riesgo la huerta de Europa» de la que viven, solo en el caso de Orihuela, más de 1.500 familias.

«La desalinización nunca da un agua de tan buena calidad como la de lluvia, la del trasvase, y además genera residuos como la salmuera, además de necesitar una gran cantidad de energía que no tenemos, y menos hoy, para bombearla e impulsarla tierra adentro», según Bascuñana. EFE

Por Silvia Bejarano (Toledo), Baldo Cortón (Murcia) y Antonio Martín (Alicante)

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¿Qué pasa si Sánchez dimite? ¿Quién sería el presidente? ¿Habría nuevas elecciones?

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¿Qué pasa si Sánchez dimite?
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez- Foto: CONGRESO
¿Qué pasa si Sánchez dimite? La posibilidad de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, renuncie al cargo abre un escenario incierto con muchas incógnitas pero que en su mayoría tienen respuesta en la Constitución y la ley electoral.

¿Qué pasa si Pedro Sánchez dimite?

El artículo 101 de la Constitución Española tiene previsto el escenario de una dimisión o fallecimiento del presidente del Gobierno o de una pérdida de confianza parlamentaria, como podría ser una moción censura.

“El Gobierno cesa tras la celebración de elecciones generales, en los casos de pérdida de la confianza parlamentaria previstos en la Constitución, o por dimisión o fallecimiento de su Presidente”, reza la Carta Magna.

En este caso, la dimisión del jefe del Ejecutivo conllevaría que todo el Gabinete continuaría en funciones hasta que se nombre un nuevo presidente del Gobierno.

Ello significa que el Gobierno estaría limitado en sus atribuciones, sin capacidad para legislar, al igual que sucede pasadas las elecciones generales y antes de elegir al nuevo Gobierno.

¿Quien nombraría al nuevo presidente?

El Congreso sería el encargado de elegir a un nuevo presidente en un proceso idéntico al de las investiduras que se celebran tras unas elecciones generales.

El rey haría una ronda de consultas con los portavoces de los partidos con representación en la Cámara Baja y tras escuchar sus opiniones designaría un candidato.

Fue lo que ocurrió en 1981 cuando dimitió Adolfo Suárez. Su partido, UCD, propuso a Leopoldo Calvo-Sotelo como su sucesor, y tras un debate de investidura, interrumpido en su votación por el intento de golpe de Estado del 23F, fue elegido presidente por el Congreso.

En esta hipótesis, el candidato designado por el rey para suceder a Pedro Sánchez se sometería a un debate de investidura y para ser elegido debería recibir el apoyo de la mayoría absoluta del Congreso en primera votación o más síes que noes en segunda.

Si el candidato no lograra ser investido, arrancaría un plazo de dos meses en el que nuevos candidatos propuestos por el rey pueden optar a la Presidencia. Si tras estos dos meses ningún candidato consigue la confianza del Congreso las Cortes se disuelven de forma automática y se convocan nuevas elecciones generales.

¿Puede Pedro Sánchez convocar elecciones?

La respuesta es no, de momento. En el caso de que Pedro Sánchez no decida renunciar este lunes, fecha que ha fijado para anunciar su decisión, debería esperar, como pronto hasta el próximo 31 de mayo, para convocar elecciones generales.

La ley impide que el presidente disuelva las Cortes antes de que pase un año de la anterior disolución. Solo desde entonces podría aprobar el decreto de disolución y convocatoria de elecciones, que se celebrarían pasados 54 días.

Ello llevaría las elecciones a las últimas semanas del mes de julio. La ley no establece que tengan que celebrarse en domingo, pero si así fuera, lo más probable es que se fueran al 28 de julio.

¿Y si Sánchez decide someterse a una cuestión de confianza?

Otra posibilidad es que Pedro Sánchez no renuncie a su cargo, pero decida por contra presentar una cuestión de confianza.

Se trata de un instrumento político del que dispone el presidente del Gobierno para afrontar una situación de debilidad frente al Parlamento que le ha elegido y mediante el cual el Gobierno pide al Congreso el respaldo a su política.

La Constitución, en su artículo 112, establece que el presidente del Gobierno, previa deliberación del Consejo de Ministros, puede plantear ante el Congreso de los Diputados la cuestión de confianza sobre su programa o sobre una declaración de política general. La confianza se entenderá otorgada cuando vote a favor de la misma la mayoría simple de los Diputados.

Según establece el Reglamento del Congreso, el debate se desarrolla con el mismo formato que las sesiones de investidura. La confianza se entiende otorgada cuando obtenga el voto de la mayoría simple de los Diputados.

Si Sánchez no obtuviera la confianza del Congreso, ocurriría igual que si hubiera dimitido y se iniciaría el proceso para investir a un nuevo presidente, con consultas del rey y un nuevo debate de investidura.

De nuevo, y como en el caso de las investiduras fallidas tras unos comicios generales, el artículo 172 del Reglamento del Congreso fija que si transcurren dos meses y ningún candidato consigue la confianza del Congreso, el presidente de la Cámara someterá a la firma del Rey el decreto de disolución de las Cortes Generales y de convocatoria de elecciones.

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