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Cultura

La maldición familiar de la duquesa de Osuna, las brujas de Goya y el Capricho se dan la mano en «El jardín de las Brujas» la novela más personal de Clara Tahoces

Publicado

en

El jardin de las Brujas
Penguin Random House Grupo Editorial

¿Te imaginas que el pasado de tu familia escondiera una misteriosa leyenda relacionada con la aristocracia? Aunque pueda parecer que éste es el inicio de una trama de ficción esto es lo que le sucedió a la escritora y periodista Clara Tahoces. Porque como dice el refrán, muchas veces «la realidad supera a la ficción.»

La historia se remonta años atrás, hasta la infancia de Clara Tahoces cuando tenía la edad de seis años. En el vestíbulo de la casa de sus padres había un grabado de una mujer que a la niña le llamaba mucho la atención. Una mujer poco agraciada, delgada, que lucía una peluca cardada de época. Algo en su expresión le atraía. Un misterio oculto en su mirada que quedó marcado a fuego en el subconsciente de la pequeña durante años. Ahora Clara Tahoces después de muchas investigaciones nos acerca la oscura y extraña vida de la que fue su antepasada, María Josefa de la Soledad Alfonso-Pimentel y Téllez-Girón, IX duquesa de Osuna.

En «El Jardín de las Brujas» la autora se adentra de lleno en el pasado de su familia para llevarnos en un iniciático viaje hasta el siglo XVIII, recorriendo de su mano el parque de El Capricho de Madrid, el sitio de recreo de la duquesa, y las fuerzas místicas que envuelven unos enigmáticos cuadros encargados a Goya sobre brujería y que colgaban de las paredes del edificio.

En la familia de Clara siempre ha existido la leyenda de que una maldición acecha la vida de todos sus miembros. Ensombrecida por la muerte de varios de sus hijos, la duquesa se encierra en el diseño de su jardín a las afueras de la capital: El Capricho. También encargará a Goya seis de sus cuadros más oscuros, que expondrá en sus dependencias privadas. Clara empieza a investigar la relación de su antepasada con la magia y el misterio, y descubre
que solo en su jardín privado pueden esconderse las claves para conocer su mundo y su historia.

 

Una novela que mezcla a la perfección dos tramas, la de la vida de Clara Tahoces con la de la pequeña duquesa para mostrarnos en cada página la relación entre pasado y presente, en un viaje en el que realidad y ¿ficción? se dan la mano. Una investigación que te atrapa de principio a fin en un misterio que pervive a través de los siglos.

 

#Entrevista OP a Clara Tahoces

Clara Tahoces

Clara Tahoces

– ¿Cuánto tiempo te ha llevado la investigación?
Varios años. Realmente, comencé a interesarme por este tema en 2014, pero mis obligaciones me impidieron seguir adelante y lo tuve aparcado varios años hasta que por fin me lancé a escribir el libro en 2018.

-En la novela se mezclan pasado y presente ¿Cuánto hay de verdad y ficción en cada una de las partes?
Es una novela, obviamente, pero todo lo que se refiere a la familia de los IX duques de Osuna es real. No hay datos inventados. Las cosas sucedieron de esa forma. Los detalles que aporto están contrastados.

-Esta historia te rondaba la mente desde hace años según comentas, ¿por qué te decidiste al final a escribirla?
Como te he comentado antes, mi interés empezó hace años, pero tuve que hacer varios parones hasta dar con el enfoque que quería. Ten en cuenta que la vida de la IX duquesa de Osuna fue muy larga. Vivió casi 82 años. Ante sus ojos desfilaron varios reyes, se produjo una guerra y numerosos acontecimientos históricos. El problema es que todo me parecía fascinante en su figura, así que, no sabía con qué período de su vida quedarme.

-Los temas familiares a veces son complicados. Esta novela trata un tema familiar, ¿Cómo se ha tomado tu familia esta novela?
Muy bien. La verdad es que no he tenido problemas de este tipo. La historia está contada con el máximo respeto y sin ánimo de molestar a nadie.

– ¿Qué te ha supuesto a ti a nivel personal este reencuentro con tu pasado y el de tu familia?
Para mí ha sido un descubrimiento. Me hubiera gustado poder conocer a la duquesa. Creo que le haría mil preguntas para las que no tengo respuesta. Todos tenemos un pasado, pero pocas veces tienes la oportunidad de investigarlo. Es cuestión de empeño y dedicación.

-Tu trayectoria profesional está ligada al mundo del misterio y de lo podríamos decir mundo paranormal. La duquesa vemos en la novela que también estaba interesada en la temática (su biblioteca con libros prohibidos, los encargos a Goya…) ¿Se puede decir que lo llevas en la sangre?
No lo sé, pero muchas veces me he preguntado de dónde me viene toda esta afición por el misterio. Al descubrir que la duquesa también sentía interés por estos temas, me quedé muy sorprendida.

– ¿Por qué la duquesa estaba interesada en esta temática?
El porqué no lo sé. Es un misterio. Se cree que su madre, apodada la “Duquesa Vieja” ya tenía cierto interés. Tal vez lo heredara de ella.

-Uno de los culpables de que podamos disfrutar de tu novela es Javier Sierra, quien según cuentas te animó a escribir la historia.
Sí, Javier ha sido muy importante en la concepción de esta obra. A él le conté mis primeros descubrimientos y me animó a escribir el libro contando mis pesquisas. Sin su empuje no lo habría conseguido.

– ¿La realidad siempre supera a la ficción?
No sé si siempre, pero en este caso la supera con creces.

-Mientras escribías la historia, ¿te imaginaste en algún momento cómo hubiera sido tu vida siendo la duquesa de Osuna?
Más que eso, me imagina cómo sería la vida de ella rodeada de opulencia, por un lado, pero con un pesar hondo por la pérdida de varios hijos. Fue un ejercicio necesario para ponerme en situación y en el contexto de la época.

-Si pudieras, como periodista y escritora ¿qué le preguntarías a la Duquesa de Osuna?
La pregunta está clara: ¿Por qué le encargó esos cuadros tan lóbregos a Goya para colgarlos de sus dependencias privadas?

– ¿Y qué le preguntarías desde una visión más familiar?
Me interesaría saber cómo fue su vida contada por ella misma, que me explicara cómo vivió todas esas pérdidas familiares y sacó fuerza para seguir adelante.

– ¿Los cuadros siempre tienen algo de misterio o somos nosotros los que buscamos el misterio en los cuadros?
Creo que depende de los cuadros y de su creador. Hay cuadros muy simples que, en mi opinión, no tienen misterio alguno, quizá porque su creador tampoco lo tiene. Y, sin embargo, hay obras como “Las Meninas”, los cuadros de Goya o el propio universo de Dalí que esconden un trasfondo digno de análisis.

-También los jardines tienen un halo de misterio, como sucede en El Capricho…
No todos, pero hay algunos que destilan ese misterio por la simbología que esconden y que, aunque sea visible a simple vista, no siempre sabemos interpretar. Es el caso de El Capricho.

-¿Cuáles son tus referentes a la hora de escribir? ¿Qué lee Clara Tahoces en su tiempo libre?
Leo mucho por trabajo, obras de consulta, fundamentalmente. Pero cuando puedo, me gusta disfrutar de una buena novela que combine misterio, emoción e intriga. Una de mis obras favoritas es “Los renglones torcidos de Dios”, de Torcuato Luca de Tena. También he disfrutado con obras de Eduardo Mendoza, como “El misterio de la cripta embrujada”, por citar un par de ejemplos.

 

+ sobre la autora

Clara Tahoces nació en Madrid. Lleva más de veinticinco años dedicada a la investigación de temas insólitos y misteriosos. Actualmente es redactora y reportera del programa de televisión Cuarto Milenio (Cuatro). Ha sido redactora jefa de la revista Más Allá de la Ciencia y formó parte del equipo del programa Milenio 3 (Cadena SER). Es diplomada en Grafopsicología y Especialidades grafológicas, y autora de catorce libros. Entre sus obras ensayísticas destacan Grafología, Sueños: diccionario de interpretación y Guía del Madrid mágico, obra esta última que aborda varios mitos y leyendas de la capital. Se ha adentrado también en el campo de la novela con títulos como Gothika (Premio Minotauro 2007), El otro (2009) o La niña que no podía recordar (2016).

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VÍDEO| Se desploman las aspas del famoso Moulin Rouge de París

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Moulin Rouge aspas

Son las nueve de la mañana y un grupo de operarios acaba de depositar en un camión los restos de lo que, hasta anoche, eran las alas del Moulin Rouge.

Se han desplomado de madrugada y se desconoce aún el motivo, aunque la dirección del cabaret descarta que haya sido «un acto malintencionado». No ha habido heridos.

El Moulin Rouge, en el barrio parisino de Pigalle, es uno de los emblemas de la capital y uno de los monumentos más visitados. A cualquier hora del día hay hordas de turistas haciéndose fotos. Que las aspas hayan caído de madrugada, tras el cierre, ha evitado que haya heridos. «Es la primera vez que se produce un accidente de este tipo desde la fundación del Moulin Rouge, el 6 de octubre de 1889″, indicó la empresa propietaria del local. Por el momento se desconocen las causas de la caída de las aspas, agregó.

Parte de la base del molino ha sufrido daños y se han caído también las letras «mou ». En la parte superior, justo donde están las aspas, hay un bar con jardín desde donde se puede admirar el monumento y que también estaba cerrado cuando se produjo el incidente.

Según los bomberos, no hay riesgo de colapso del edificio. «Las condiciones climáticas, unido a un posible deterioro, han provocado la caída de las alas», ha señalado la Policía.

«Habrá un comunicado. Solo podemos decir que el Molino abrirá esta tarde», señala un trabajador. La dirección del cabaret sí ha dicho que descartan que el incidente haya sido «un acto malintencionado». Las alas fueron sustituidas hace 20 años, para poder aligerarlas.

Operarios recogen las aspas del molino esta mañana
Operarios recogen las aspas del molino esta mañana

Decenas de curiosos y turistas fotografiaban esta mañana el molino sin sus aspas. «Es raro verlo así; debe de pesar toneladas, menos mal que no ha pasado de día», señalaba una turista italiana, que aprovechaba para hacerse el selfie de turno.

En 1915 hubo un incendio, que obligó a cerrar el cabaret varios años. En octubre el célebre molino que evoca las noches locas parisinas celebrará 135 años. Construido por el catalán Josep Oller i Roca, el local abrió sus puertas el mismo año que la torre Eiffel.

Por sus escenarios han pasado las voces más míticas, como la de Édith Piaf, Maurice Chevalier, Liza Minelli y Frank Sinatra. Hoy, celebra dos espectaculos por día y cada año lo visitan 600.000 personas.

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