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Las claves para acertar en la decoración de la mesa estas Navidades

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Que las reuniones familiares en Nochebuena, Navidad o Nochevieja sean todo un éxito no solo depende de los platos elegidos para el menú de unos días tan simbólicos.

La decoración de la mesa navideña y de las servilletas es fundamental para que los comensales tengan una actitud positiva para todo lo que les depare la fiesta. Y es que no olvidemos que también se come con los ojos.

Un buen mantel, cubiertos bien colocados, un bonito sencillo y elegante centro de mesa…pero ¿cómo hacer de nuestra mesa un elemento diferenciador? La clave está en las servilletas. A continuación te proponemos, paso a paso, dos formas fáciles y originales de doblarlas con las que tus invitados quedarán fascinados.

Si hay un símbolo por excelencia de la Navidad es sin duda el árbol. ¿Qué casa que celebre estas fiestas no tiene en su sala un pino decorado? Pues bien, nuestra primera propuesta pasa por transformar las servilletas en coquetos árboles de Navidad.

Éstas son las claves para acertar en la decoración de la mesa estas Navidades

Servilletas en forma de árbol de Navidad

-Con el estampado de la servilleta elegida hacia arriba te colocas frente a ella y la doblas juntando esquinas superiores con inferiores.

-Vuelve a doblar la servilleta por la mitad, las esquinas del extremo izquierdo hacia las del lado derecho.

-Coloca la servilleta en forma de rombo frente a ti. Haz que los lados abiertos queden en los extremos inferiores. De la primera capa de la servilleta de tela doblar la esquina inferior hacia arriba sin llegar a la esquina superior.

-Repetimos el mismo movimiento con la segunda capa y haciendo que quede un poco por debajo de la capa anterior.

-Se repite este paso con las siguientes capas.

-Gira la servilleta para que las dobleces queden hacia la mesa en posición de rombo. Dobla la esquina derecha hacia la mitad del lado superior izquierdo, y con la esquina izquierda repetimos el mismo movimiento.

-Vuelve a girar la servilleta dejando a la vista las dobleces y la punta más estrecha en la parte superior. Empieza por la parte de arriba para doblar la primera capa con la punta hacia adentro.

-La segunda capa también tienes que doblarla hacia arriba y has de meter la punta en el bolsillo creado por la capa precedente. Repetir con la tercera capa el mismo movimiento que con la primera y con la cuarta capa el mismo que con la segunda.

Servilletas en forma de esmoquin

La segunda propuesta requiere un poco más de habilidad, pero seguro que después del primer intento queda fenomenal. Se trata de llevar la elegancia propia de la Navidad a la mesa y recrear un esmoquin con las servilletas.

Igual que con la propuesta anterior se puede hacer tanto con servilletas de tela como de papel, lo importante es coger un bonito diseño y que sean de un tamaño generoso.

– Doblar la servilleta haciendo que los vértices opuestos se junten y formen un triángulo.
Para hacer la solapa del esmoquin haremos un pequeño pliegue en su lado más largo que ocupe la parte central sin alcanzar los extremos.

– Dar la vuelta a la servilleta. Doblar los extremos del lado más largo haciendo que el vértice no llegue al del ángulo central y fijándonos en que esta parte y la inferior `no queden alineadas.

– Volver a voltear la servilleta dejando hacia arriba la parte que doblamos en el paso número dos.
Doblar los vértices laterales hacia el centro haciendo que uno quede sobre el otro. Después hacer lo mismo con el vértice inferior.

– Dale por última vez la vuelta y disfruta de tu esmoquin.

El centro de mesa
Para conseguir un centro de mesa bonito y vistoso no es necesario gastar demasiado, solo hace falta echarle un poco de buen gusto e imaginación. Lo elementos decorativos para los centros de mesa más utilizados son las piñas, las velas, arboles de navidad pequeños hechos de diferentes materiales, las tradicionales velas doradas y plateadas, flores y adornos de navidad. Para hacer tu centro de mesa puedes utilizar también frascos de cristal, copas y platos decorados, porta-velas y un sinfín de objetos más ¡el límite es tu imaginación!.

La vajilla y la cubertería
En el mercado puedes encontrar diferentes tipos de vajillas: de porcelana, gres, de barro, de hueso, vitro porcelana y diferentes formas: ovaladas, cuadradas, redondas, etcétera. Lo más importante a la hora de elegir la vajilla para nuestra cena de Navidad es adecuar su tamaño a las medidas de la mesa, de esta manera habrá espacio para comer de manera cómoda y podrás añadir motivos navideños como decoración sin miedo a que falte espacio.

Es recomendable que tengas en cuenta la cantidad de comensales y si tienes lo suficientes platos, en caso de no ser así intenta conseguir otra vajilla y sobretodo: no pongas platos de juegos de vajillas diferentes.

Este mismo consejo también se aplica a la cubertería, intenta que sean todas del mismo juego de cubiertos para que no desentone. También es recomendables que adecues los cubiertos al menú y los dejes ordenados según el orden de los platos de fuera hacia adentro, por ejemplo: si de primero hay un crema, la cuchara debería en la parte más lejana al plato y a la derecha. El cubierto de postre es el único que debe situarse fuera de este orden, se sitúan en la parte superior del plato.

La cristalería
Al igual que en el caso de la cubertería, la cristalería debe dejarse montada por una cuestión de funcionalidad. Dependiendo del espacio del que dispongas las copas que deberían haber en la mesa son: copa de agua, de vino tinto seguido de la de vino blanco y, por último, la copa de champagne.

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Estos son los beneficios de vivir en un pueblo

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Explorando los Encantos Rurales: Beneficios de Vivir en un Pueblo

En un mundo cada vez más urbanizado y conectado, la vida en un pueblo puede parecer anacrónica para muchos. Sin embargo, estos rincones de tranquilidad y comunidad ofrecen una serie de beneficios que las bulliciosas ciudades a menudo no pueden igualar. Desde la serenidad de los paisajes naturales hasta la conexión interpersonal más auténtica, aquí exploramos por qué vivir en un pueblo puede ser una elección gratificante.

1. Tranquilidad y Naturaleza

Los pueblos suelen estar rodeados de impresionantes paisajes naturales, desde colinas ondulantes hasta densos bosques y ríos serpenteantes. La tranquilidad que proporciona este entorno natural es invaluable para aquellos que buscan escapar del estrés y el ajetreo de la vida urbana. Respirar aire fresco y disfrutar de la serenidad de la naturaleza puede tener un impacto positivo en la salud mental y emocional.

2. Comunidad y Conexión Personal

En un pueblo, la comunidad es más que una palabra; es una realidad tangible. Las relaciones interpersonales son más cercanas y significativas, ya que los residentes suelen conocerse entre sí y se apoyan mutuamente en tiempos de necesidad. Los lazos comunitarios más fuertes pueden generar un sentido de pertenencia y seguridad que es difícil de encontrar en entornos urbanos más grandes y anónimos.

3. Costo de Vida y Calidad

En general, los costos de vida en los pueblos tienden a ser más bajos que en las ciudades. Los precios de la vivienda, la alimentación y otros gastos cotidianos suelen ser más asequibles, lo que puede permitir a los residentes disfrutar de una mejor calidad de vida con menos presión financiera. Además, en muchos pueblos, las distancias más cortas y la menor congestión vehicular pueden traducirse en menos tiempo perdido en desplazamientos y más tiempo para disfrutar de la vida.

4. Estilo de Vida Más Relajado

La vida en un pueblo a menudo sigue un ritmo más lento y relajado. Las prisas y el estrés asociados con la vida urbana disminuyen, lo que permite a los residentes tomarse el tiempo necesario para disfrutar de las pequeñas cosas de la vida. Desde paseos tranquilos por el campo hasta tardes tranquilas en la plaza del pueblo, la vida en un entorno rural puede ofrecer una sensación de calma y serenidad que es difícil de encontrar en la vorágine de la ciudad.

5. Valor Cultural e Histórico

Los pueblos suelen estar impregnados de historia y cultura, con edificios antiguos, tradiciones arraigadas y una rica herencia que se remonta a siglos atrás. Esta conexión con el pasado puede ofrecer una sensación de arraigo y pertenencia a los residentes, así como oportunidades para explorar y aprender sobre la historia local y las tradiciones únicas de la región.

Contrastando con la Vida Urbana

Aunque los pueblos ofrecen una serie de beneficios atractivos, es importante reconocer que no son para todos. Las ciudades tienen sus propias ventajas, como una mayor diversidad cultural, una amplia oferta de entretenimiento y oportunidades profesionales. Además, algunas personas prefieren el ritmo acelerado y la emoción constante de la vida urbana.

En última instancia, la decisión de vivir en un pueblo o una ciudad depende de las preferencias individuales y las necesidades de cada persona. Para algunos, la tranquilidad y la conexión comunitaria de un pueblo son invaluables, mientras que para otros, el bullicio y la diversidad de la ciudad son irresistibles. Lo importante es encontrar el entorno que mejor se adapte a tu estilo de vida y te haga sentir más feliz y realizado.

 

 

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