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Salud y Bienestar

Las mascarillas acaban con la alergia primaveral

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El coronavirus puso de moda de manera obligatoria el uso de las mascarillas para reducir sus efectos en la población. Junto con otras medidas de higiene, el distanciamiento social y restricciones, la vida de toda la humanidad se vio afectada de la noche a la mañana por los efectos de esta terrible pandemia del SARS-CoV-2.

 

De las pocas cosas positivas que ha traído este virus es que hemos descubierto el efecto positivo que ha tenido el uso de la mascarilla reduciendo los casos de resfriados, bronquiolitis, afecciones y los casos de alergia primaveral. A los consejos de conocer los niveles de polen de la zona en la que vives y usar gafas de sol ahora se suma el del uso de las mascarillas para hacer frente a la alergia.

Pero, ¿Son todas las mascarillas eficaces para reducir sus molestos síntomas? ¿Sirve cualquier modelo? ¿Las mascarillas han venido para quedarse?

 

La doctora Noelia Colomer, especialista en alergología en el Hospital IMED Valencia destaca que «gracias a esta pandemia, las personas con alergias respiratorias han descubierto que el uso de las mascarillas, sobre todo las que poseen mayor poder de filtración, protege frente a los distintos alérgenos (pólenes, esporas de hongos, ácaros y epitelios de animales). Las sociedades científicas ya recomendaban el uso de estos dispositivos, si bien los pacientes eran un poco reacios a utilizarlos por diferentes motivos».

 

Aunque para muchos haya podido resultar una sorpresa, los alergólogos sabían que este tipo de producto era eficaz. «Era de esperar que el uso de mascarillas, sobre todo las que ofrecen mayor filtración, haya ayudado a las personas alérgicas a minimizar los síntomas de su alergia respiratoria. Al igual que, ha ayudado a reducir los contagios por enfermedades infecciosas respiratorias (gripe, catarros, etc.). Se conocía, por supuesto, la eficacia de estos dispositivos. Pero, como ya he comentado, los pacientes eran reacios a utilizarlas, bien fuera por incomodidad, vergüenza, o reparo.»

 

Y así lo indican los datos ya que el uso de las mascarillas ha significado un menor consumo de medicamentos y visitas a urgencias por reacciones alérgicas. «En general, se ha reducido el consumo de medicación de rescate en pacientes alérgicos, sobre todo a pólenes y esporas de hongos, debido al uso de mascarillas. También ha habido una reducción de las visitas a urgencias por agudización de la patología alérgica, pero también por infecciones respiratorias diferentes al coronavirus.» destaca Colomer.

 

Pero la gran pregunta que muchos se hacen es si deberíamos seguir utilizando las mascarillas para las alergias primaverales. «Por supuesto, la recomendación del uso de mascarillas en pacientes alérgicos, y en determinadas circunstancias, sigue y seguirá siendo una herramienta muy útil a la hora de reducir los síntomas» señala la doctora Colomer.

 

José María Lagarón, Investigador de CSIC y líder del grupo de investigadores que ha desarrollado junto con Bioinicia el filtro de nanofibras PROVEIL®, comparte la misma opinión y apuesta por el uso de las mascarillas para para minimizar las alergias. «El uso habitual de mascarillas EPIs finas, confortables y con tamaño de poro muy pequeño, cuando hay exposición a polvo, durante la limpieza, por ejemplo, y al salir al campo, puede ser sin duda una solución muy eficaz. Las mascarillas quirúrgicas son menos efectivas al ser de un tipo más abierto. La mascarilla debería desecharse después del uso en exteriores y después de la limpieza, ya que los ácaros o sus deposiciones, y el polen se quedarían retenidos en el filtro de la mascarilla y sobre el exterior, y su re-usabilidad podría ser contraproducente».

 

Lo que parece un hecho probado es que “gracias” a esta pandemia hemos descubierto una nueva manera de protegernos frente al polen y las bacterias como señala Lagarón. «Es conocido que durante esta pandemia ha habido muchos menos casos de gripe y seguro que también de otras infecciones víricas y bacterianas. Las mascarillas cómodas de alta protección son sin duda un nuevo elemento profiláctico que nos dará mayor seguridad en lugares públicos, tales como transportes, hospitales y lugares cerrados.»

 

No todas las mascarillas son eficaces contra la alergia

 

La Sociedad Española de Alergología (SEAIC) recomienda el uso de las mascarillas autofiltración tipo FFP2, FFP3 y EPI frente a las quirúrgicas y cubrebocas.

Para la doctora Colomer, «frente a los aeroalérgenos (pólenes, esporas de hongos, ácaros y epitelios) no sirve cualquier tipo de mascarillas. Las que van a ayudar a los pacientes alérgicos a filtrar las partículas alergénicas del aire que respiran son las FFP1, FFP2, FFP3 y EPI. Hay que saber que las FFP1 no protegen frente al contagio ya que no filtran el aire que exhala la persona que las porta».

Lagarón también opina que frente al polen no vale cualquier mascarilla ya que «debemos usar mascarillas del tipo EPI, FFP2, FFP3 y COVID-19, por ser mascarillas que filtran muy bien el aire que entra al ajustarse a la cara durante la inspiración. Es recomendable desecharlas después de la exposición al alérgeno con mucho cuidado y lavarnos las manos a continuación, ya que éste quedará concentrado en la mascarilla. Sobre todo preocupa que los alérgenos se queden en el exterior de ésta y consigan entrar a través del contacto con las manos. Una de las ventajas del viricida en el filtro y de poder desinfectar la mascarilla con pulverización de alcohol es poder inactivar los microorganismos.Sin embargo desconocemos cómo de eficaz es contra los alérgenos mencionados, ya que por ejemplo incluso el ácaro muerto puede inducir reacción alérgica. Sin duda en un ámbito de estudio interesante para nosotros y lo vamos a estudiar.”

 

Lagarón destaca la importancia de utilizar mascarillas frente a la alergia primaveral. «Las alergias provocadas por agentes ambientalescomo el polen en primavera, llamada polinosis -antiguamente fiebre del heno-, son el resultado de las inhalaciones de partículas de polen muy finas, cuyo tamaño oscila entre las 2 micras y las 200 micras, y que provocan rinoconjuntivitis y asma. El uso profiláctico de una mascarilla de nanofibras con filtración mecánica, viricida y desinfectable con una disolución de alcohol, protege no solo de la penetración de aerosoles con carga viral infectiva y de bacterias, sino también de la inhalación de partículas contaminantes y de alérgenos. Incluso el tamaño de los granos de polen más pequeño se ve interceptado en un 100% con las mascarillas de ajuste EPI. Otro alérgeno bien conocido son los ácaros del polvo, cuyo tamaño oscila entre los 200 y 500 micras. Se conoce que la alergenicidad de los ácaros procede además del propio ácaro, de su caparazón, cadáver y heces, las cuales tienen un tamaño mucho más pequeño que los ácaros, de 10 a 40 micras. Las pueden evitar también la inhalación al 100% tanto de los ácaros del polvo como de sus heces microscópicas

 

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Los secretos de la longevidad: ¿Qué comen en los países más longevos del mundo?

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Qué comen países más longevos mundo
¿Qué comen en los países más longevos del mundo?-FREEPIK

La búsqueda de la longevidad y la salud plena ha sido un tema de interés constante en todo el mundo. Sin embargo, hay ciertos rincones del planeta donde la gente parece tener la fórmula para vivir más tiempo y con mejor calidad de vida. Estos lugares, conocidos como las «zonas azules», son regiones donde se concentra un alto porcentaje de personas que superan los 100 años. Veamos qué tipo de alimentos forman parte de la dieta de los habitantes de estos países más longevos del mundo.

Japón: Dieta Japonesa

En Japón, especialmente en las regiones como Okinawa, se encuentra una de las poblaciones más longevas del mundo. La dieta tradicional japonesa se centra en alimentos ricos en nutrientes y bajos en calorías. El consumo de pescado, principalmente pescado azul como el salmón y el atún, es alto. Además, incluyen muchos vegetales de hoja verde, soja, arroz integral, té verde y algas marinas, que son ricas en antioxidantes y compuestos antiinflamatorios.

Italia: Dieta Mediterránea

En ciertas zonas de Italia, como Cerdeña, se encuentran altos índices de longevidad. La dieta mediterránea, caracterizada por un alto consumo de frutas frescas, verduras, legumbres, nueces, aceite de oliva y pescado, es una piedra angular de la alimentación de estas poblaciones. El vino tinto, consumido con moderación, también se considera parte de esta dieta y se ha asociado con beneficios para la salud cardiovascular.

Grecia: Dieta Mediterránea

Al igual que en Italia, en ciertas regiones de Grecia, como en la isla de Ikaria, se encuentra una alta proporción de centenarios. La dieta mediterránea griega se centra en productos frescos y locales, como aceitunas, aceite de oliva, verduras de hoja verde, pescado, legumbres y una variedad de hierbas y especias. El consumo moderado de lácteos y carne también es parte de esta dieta, pero en menor cantidad que en las dietas occidentales.

Costa Rica: Dieta Tradicional

En Costa Rica, una de las zonas azules identificadas se encuentra en la península de Nicoya. La dieta tradicional costarricense incluye una gran cantidad de alimentos naturales y frescos, como frutas tropicales (piña, papaya, mango), frijoles, arroz, maíz, pescado y pollo. Además, el estilo de vida activo y el sentido de comunidad también contribuyen a la longevidad en esta región.

Consejos Universales

Aunque las dietas específicas varían entre las zonas azules, hay ciertos principios comunes que parecen contribuir a la longevidad:

  • Alto consumo de vegetales y frutas frescas: Aportan vitaminas, minerales y antioxidantes esenciales.
  • Consumo moderado de proteínas: Principalmente de fuentes magras como pescado, legumbres y productos lácteos.
  • Grasas saludables: Aceite de oliva y frutos secos son fuentes importantes de grasas saludables.
  • Moderación en el consumo de carnes rojas y productos procesados: Se prefieren las proteínas magras y alimentos naturales.
  • Estilo de vida activo y social: El ejercicio regular y una sólida red de apoyo social son fundamentales para una vida larga y saludable.

En resumen, la clave de la longevidad en los países con poblaciones más longevas del mundo parece estar en una dieta equilibrada, rica en alimentos naturales y frescos, junto con un estilo de vida activo y conectado socialmente. Incorporar algunos de estos principios en nuestra vida diaria puede ser beneficioso para promover la salud y aumentar nuestras probabilidades de vivir una vida larga y plena.

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