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Ricardo Costa afirma que Gürtel trabajó con el Gobierno valenciano por decisión de Camps

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Imagen de archivo del ex secretario general del PPCV Ricardo Costa (i), a su llegada a la Audiencia Nacional. EFE/Luca Piergiovanni
Madrid, 20 jun (OFFICIAL PRESS-EFE).- El ex número dos del PP valenciano Ricardo Costa ha afirmado que el empresario de la trama Gürtel Álvaro Pérez, El Bigotes, trabajó «con el partido y con el Gobierno» autonómico por decisión del entonces president, Francisco Camps, quien, ha reiterado, estaba al tanto de la financiación irregular de campañas.

«Es obvio que en Valencia (Álvaro Pérez) hacía todos los actos del PP porque lo decidía el presidente y trabajaba con la administración pública valenciana», ha señalado este martes el ex secretario general del PPCV en su testifical en el juicio a Camps y a otra veintena de acusados que celebra desde enero la Audiencia Nacional.

RICARDO COSTA APUNTA A CAMPS

Quien fuese «mano derecha» de Camps en el partido, que fue absuelto junto a él en 2012 en el conocido como «juicio de los trajes», ha comenzado suscribiendo la gran mayoría de las tesis de la Fiscalía, que acusa al expresident de dar instrucciones para adjudicar el montaje de un expositor a la empresa Orange Market en 2009.

Pero más tarde, durante un tenso interrogatorio de la defensa de Camps en el que el tribunal ha llegado a pedir «calma», ha matizado que de lo que tiene constancia «respecto a la administración pública» es porque se lo decía Álvaro Pérez, que tenía «acceso directo» al expresidente y a exconsejeros, y ha negado haber sido testigo «de forma directa» de que Camps diese órdenes de contratar a Gürtel.

Y en relación con la contratación que se juzga, Costa ha llegado a aseverar que no tiene «ningún conocimiento sobre adjudicaciones públicas».

Antes, en relación a Fitur, ha aludido a una conversación con la exconsellera de Turismo Milagrosa Martínez, quien le dijo poco antes de entrar en prisión por otra pieza del caso que «unos se quedan en la universidad y otros que les han planteado firmar determinadas adjudicaciones se van a la cárcel».

Martínez, que dejó la Conselleria dos años antes del polémico contrato, también ha declarado este martes y ha rechazado que recibiese órdenes para contratar con Orange Market.

Cuando la fiscal le ha recordado que en el juicio de Fitur dijo «que seguía instrucciones de Francisco Camps en cuanto a la contratación», ha indicado que no lo recuerda y que el expresidente sólo le pidió «potenciar el turismo».

CAMPS, «CONOCEDOR» DE LA FINANCIACIÓN IRREGULAR

Pese a que no es objeto de juicio, Costa ha vuelto a afirmar a preguntas de la Fiscalía que Camps era «conocedor» de un sistema de financiación irregular con dinero en efectivo de empresarios en 2007 y 2008, unos hechos por los que Costa fue condenado hace años en un juicio donde ya apuntó al expresident.

Como dijo entonces, ha explicado que el partido acumuló una deuda de un millón de euros con la trama y que, en una reunión con los considerados cabecillas de la red, les comunicó que «se había decidido» pagarla mediante «aportaciones en efectivo» y con facturas por actos «que no se habían producido».

«Les dije que en esa parte no entraba», ha indicado Costa, que ha recordado cómo «en ese momento» llamaron a Camps y éste les trasladó «básicamente que a él le habían dicho que era la única forma de pagar esa deuda y que tenían que hablar con (Vicente) Rambla», exvicepresidente valenciano.

Ha indicado que denunció ese sistema a la dirección nacional, que le comunicó que trasladarían su «prohibición al señor Camps», al tiempo que ha relatado que cuando Álvaro Pérez se quejó de que la Administración valenciana tenía una deuda con él, Costa le dijo que «ya sabía con quién tenía que hablar: el señor Rambla y el señor Camps».

No obstante, ha precisado que no le consta que la contratación de Orange Market que se juzga en este procedimiento y por la que la Fiscalía pide dos años y medio de cárcel a Camps persiguiese financiar la deuda que tenía el PP con Gürtel.

EL BIGOTES, «PERSONA DE CONFIANZA» DEL PP Y DE CAMPS

En sintonía con la versión de Álvaro Pérez, que Camps niega, Costa ha indicado que ambos tenían una relación «personal, cordial, amistosa» y que el empresario era una «persona de confianza del PP y del presidente», que en alguna ocasión se reunió con él en el Palau de la Generalitat.

También ha explicado que, como sostiene la Fiscalía, en 2003 Álvaro Pérez le dijo que «iba a venir a Valencia» a trabajar «porque se lo había pedido el presidente».

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¿Qué pasa si Sánchez dimite? ¿Quién sería el presidente? ¿Habría nuevas elecciones?

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¿Qué pasa si Sánchez dimite?
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez- Foto: CONGRESO
¿Qué pasa si Sánchez dimite? La posibilidad de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, renuncie al cargo abre un escenario incierto con muchas incógnitas pero que en su mayoría tienen respuesta en la Constitución y la ley electoral.

¿Qué pasa si Pedro Sánchez dimite?

El artículo 101 de la Constitución Española tiene previsto el escenario de una dimisión o fallecimiento del presidente del Gobierno o de una pérdida de confianza parlamentaria, como podría ser una moción censura.

“El Gobierno cesa tras la celebración de elecciones generales, en los casos de pérdida de la confianza parlamentaria previstos en la Constitución, o por dimisión o fallecimiento de su Presidente”, reza la Carta Magna.

En este caso, la dimisión del jefe del Ejecutivo conllevaría que todo el Gabinete continuaría en funciones hasta que se nombre un nuevo presidente del Gobierno.

Ello significa que el Gobierno estaría limitado en sus atribuciones, sin capacidad para legislar, al igual que sucede pasadas las elecciones generales y antes de elegir al nuevo Gobierno.

¿Quien nombraría al nuevo presidente?

El Congreso sería el encargado de elegir a un nuevo presidente en un proceso idéntico al de las investiduras que se celebran tras unas elecciones generales.

El rey haría una ronda de consultas con los portavoces de los partidos con representación en la Cámara Baja y tras escuchar sus opiniones designaría un candidato.

Fue lo que ocurrió en 1981 cuando dimitió Adolfo Suárez. Su partido, UCD, propuso a Leopoldo Calvo-Sotelo como su sucesor, y tras un debate de investidura, interrumpido en su votación por el intento de golpe de Estado del 23F, fue elegido presidente por el Congreso.

En esta hipótesis, el candidato designado por el rey para suceder a Pedro Sánchez se sometería a un debate de investidura y para ser elegido debería recibir el apoyo de la mayoría absoluta del Congreso en primera votación o más síes que noes en segunda.

Si el candidato no lograra ser investido, arrancaría un plazo de dos meses en el que nuevos candidatos propuestos por el rey pueden optar a la Presidencia. Si tras estos dos meses ningún candidato consigue la confianza del Congreso las Cortes se disuelven de forma automática y se convocan nuevas elecciones generales.

¿Puede Pedro Sánchez convocar elecciones?

La respuesta es no, de momento. En el caso de que Pedro Sánchez no decida renunciar este lunes, fecha que ha fijado para anunciar su decisión, debería esperar, como pronto hasta el próximo 31 de mayo, para convocar elecciones generales.

La ley impide que el presidente disuelva las Cortes antes de que pase un año de la anterior disolución. Solo desde entonces podría aprobar el decreto de disolución y convocatoria de elecciones, que se celebrarían pasados 54 días.

Ello llevaría las elecciones a las últimas semanas del mes de julio. La ley no establece que tengan que celebrarse en domingo, pero si así fuera, lo más probable es que se fueran al 28 de julio.

¿Y si Sánchez decide someterse a una cuestión de confianza?

Otra posibilidad es que Pedro Sánchez no renuncie a su cargo, pero decida por contra presentar una cuestión de confianza.

Se trata de un instrumento político del que dispone el presidente del Gobierno para afrontar una situación de debilidad frente al Parlamento que le ha elegido y mediante el cual el Gobierno pide al Congreso el respaldo a su política.

La Constitución, en su artículo 112, establece que el presidente del Gobierno, previa deliberación del Consejo de Ministros, puede plantear ante el Congreso de los Diputados la cuestión de confianza sobre su programa o sobre una declaración de política general. La confianza se entenderá otorgada cuando vote a favor de la misma la mayoría simple de los Diputados.

Según establece el Reglamento del Congreso, el debate se desarrolla con el mismo formato que las sesiones de investidura. La confianza se entiende otorgada cuando obtenga el voto de la mayoría simple de los Diputados.

Si Sánchez no obtuviera la confianza del Congreso, ocurriría igual que si hubiera dimitido y se iniciaría el proceso para investir a un nuevo presidente, con consultas del rey y un nuevo debate de investidura.

De nuevo, y como en el caso de las investiduras fallidas tras unos comicios generales, el artículo 172 del Reglamento del Congreso fija que si transcurren dos meses y ningún candidato consigue la confianza del Congreso, el presidente de la Cámara someterá a la firma del Rey el decreto de disolución de las Cortes Generales y de convocatoria de elecciones.

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