La deportista de élite, alpinista, escaladora y espeleóloga, Beatriz Flamini, ha batido. el récord mundial de permanencia en una cueva. Ha pasado 500 días sola, bajo tierra, sin ningún tipo de contacto con el exterior, en una cueva de Motril Granada, en un experimento. 500 dias en una cueva:
500 días aislada en una cueva, la historia de Beatriz Filmini
A las 9 de la mañana Flamini ha salido de la cueva en la que se encontraba desde noviembre de 2021. La han ayudado miembros del Grupo de Actividades Espeleológicas de Motril. Ese ha sido su primer contacto con el exterior, en un aparente buen estado de salud y con gasas de sol para proteger su vista.
A primeras horas de la mañana bajaron a la cueva dos espeleólogos y una psicóloga para dar cobertura a la deportista en su salida al exterior, que se ha prolongado unos 40 minutos.
En el exterior de la cueva la esperaban, además de personas involucradas en el proyecto, amigos que, con mascarilla para proteger su salud, la han recibido con un fuerte aplauso, a lo que Flamini, que entró con 48 años y ha salido con 50, ha respondido diciendo que los quiere “un montón” y que se siente “muy agradecida”, y ha pedido disculpas y que no tomen en cuenta lo sucedido abajo.
Su día a día
La deportista afirma que no habló consigo misma en los 500 días y ha relatado como era su día a día: “Por sensaciones: tenía sed; bebía; tenía hambre, comía; tenía sueño, dormía; tenía insomnio, me levantaba a leer”. La lectura ha sido su gran salvadora, aunque también ha pintado y ha tejido mucho, en especial gorras de lana. Sobretodo le ha dado tiempo a escribir, de hecho tiene pensado publicar un libro con sus vivencias.
Sin conocer aún lo ocurrido en el mundo durante este tiempo -“Estoy anclada en el 21 de noviembre de 2021”, fecha en la que entró-, esta deportista de élite asegura que nunca pensó en abandonar -“de hecho, no quería salir”- y mantiene que conocía antes de entrar los riesgos, especialmente psicológicos, a los que se enfrentaba, pero nada de los que dejaron escrito los psicólogos le ha ocurrido a ella, salvo “alucinaciones auditivas porque estás en silencio y el cerebro se las inventa”.
“Si sigo contando tantas cosas nadie leerá mi obra”, bromeó en la rueda de prensa, en la que se le vio bien, aunque varias veces pidió disculpas y rogó a los informadores que le repitieran las preguntas, “porque en lo que sí me ha afectado la cueva es en la memoria cercana”. Por ello, insistió en que asumió los riesgos. “Y no me ha pasado nada. Los primeros chequeos no han detectado en mí ninguno de los problemas que podría tener”.