Es otra de las consecuencias del coronavirus, que los científicos han bautizado como COVID persistente. Una encuesta a nivel nacional realizada entre julio y y octubre por la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) y los colectivos que reúnen afectados LONG COVID ACTS ha permitido establecer los perfiles más comunes de los afectados por esta nueva dolencia.
Los resultados llaman la atención. Un 86,5% de las 2.120 personas encuestadas, pacientes que tuvieron coronavirus en la primera ola de la pandemia, padecen síntomas identificables con la COVID persistente. De ellas una gran mayoría, el 79%, son mujeres. La mitad están entre los 36 y los 43 años de edad. Por tanto, el perfil más común de los afectados por la COVID persistente sería el de una mujer, de unos 43 años y que padece síntomas de coronavirus durante más de 185 días.
En cuanto a los síntomas identificados, los más frecuentes son el cansancio crónico (95,91%), el malestar general (95,47%), los dolores de cabeza (86,53%), un bajo estado de ánimo (86,21%), los dolores musculares o mialgias (82,77%) y la falta de aire o disnea (79,28%). Los más frecuentes pero no los únicos, ya que cada enfermo tiene una media de 36 síntomas diferentes a la vez.
Además, la COVID persistente afecta a diferentes órganos de los pacientes, y la mitad de los encuestados tiene hasta 7 áreas afectadas. Las más comunes, los síntomas generales, el área neurológica, el área sicológica y el aparato locomotor.
Por tanto, se está ante una enfermedad extremadamente incapacitante por síntomas y afectación: casi un 75% de los encuestados reconoce ser incapaz de relacionarse y pensar en el ocio, el 72,53% ve imposible trabajar fuera de casa y más del 70% apenas puede atender las obligaciones familiares o de la casa.