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Ana Julia Quezada sobre el pequeño Gabriel: «No quería matarlo. Solo le tapé la boca y la nariz»

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Almería, 10 sept. – Ana Julia Quezada, autora confesa del crimen de Gabriel Cruz, el hijo de 8 años de su pareja ha señalado en su primera declaración del juicio que solo respondería a preguntas del ministerio fiscal y a las de su propia defensa.

Con un ‘Sí’, ha admitido haber acabado con la vida del pequeño Gabriel a la vez que lloraba, siendo acusada de los delitos de asesinato y lesiones psíquicas a los padres.

Aunque de forma contraria se ha declarado «inocente» al detallar que vio al menor dirigirse a ella con un hacha en la mano y que le dijo que era «fea», que no quería que estuviera con su padre y que se fuese a su país. «Le dije, te vas a hacer daño, deja el hacha. Me dijo: Tú a mí no me mandas, que no eres mi madre, que tienes la nariz fea, que no quiero que estés con mi padre, que quiero que te vayas a tu país», ha relatado Quezada en su declaración.

La reacción de la acusada, según su versión es que «simplemente le tapé la boca. No quería hacerle daño al niño, quería que se callara. Le puse la mano derecha en la boca y en la nariz, no recuerdo en la nuca o dónde», ha especificado asegurando que estaba «muy nerviosa».

Sobre cómo consiguió estar a solas con el pequeño, y en respuesta a la fiscal Elena Fernández, Quezada ha explicado que se había encontrado al niño entre unos matorrales, «a la derecha» de la salida de la vivienda de su abuela en Las Hortichuelas Bajas, en Níjar (Almería) y que le había dicho que lo llevaría con sus amigos en «10 o 20 minutos».

«Le dije, qué haces ahí. Me dijo que estaba haciendo tiempo para que comiesen los primos. Le pregunté si quería venirse conmigo aunque no pintemos, ventilamos la casa y te traigo en 10 o 20 minutos con tus amigos y se vino conmigo», ha afirmado.

Durante su declaración, Ana Julia Quezada también se ha manifestado sobre la relación con la madre del menor, admitiendo que no ha tenido «ningún problema nunca» con Patricia Ramírez, con quien ha asegurado que tenía una buena relación.

Quezada también ha indicado que los martes por la tarde recogía a Gabriel del colegio porque Ángel «tenía que ir a trabajar y a las ocho de la tarde lo llevaba el padre con su madre», ya que el régimen de visitas establecido entre los progenitores establecía que éste tuviese al niño los fines de semana alternos, martes y jueves.

Ha afirmado que su propia relación con el niño era «buena» y que no tuvo problemas con él, que únicamente una vez le dijo: «Qué nariz más fea tienes, parece que tengas una hostia en la nariz, pero no se lo tuve en cuenta, me reí».

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