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‘Ante el maltrato, tolerancia Cero’, por @aguedabayarri

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Águeda Bayarri

 Desde 2003 hasta hoy, según el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, 917 mujeres han sido asesinadas en crímenes de violencia de género. Una barbaridad. Pero la lista aumenta si sumamos las  mujeres gravemente heridas, las que no pueden pasear en libertad ni vivir sin miedo. A estas víctimas, hay que añadirles los hijos que pierden a sus madres, los padres a sus hijas, hermanos a hermanas, amigas… Con la violencia machista lo único que vale es la Tolerancia Cero. Los mecanismos de protección a las mujeres en ocasiones no son suficientes y la ayuda de todos es fundamental. También lo es la educación, por ahí se empieza. Y se me eriza la piel cuando veo que son las chicas más jóvenes las que ven como algo natural los casos de machismo y los chicos más jóvenes los que más controlan a sus parejas.

Marcelo Bielsa, gran estudioso del fútbol y entrenador ahora del Lille, equipo de la primera división francesa, pidió permiso a su club, empresa, para ausentarse unos días de su trabajo para ir a Chile a visitar y despedir a su amigo y durante muchos años el preparador físico de su cuerpo técnico, Luis Bonini, enfermo de cáncer y al que le daban pocos días de vida. Le denegaron el permiso y Bielsa no hizo caso de la amenaza del club ( empresa ), y viajó hasta Chile. Bielsa es un hombre fiel a sus principios. La amenaza del club se hizo real y le ha despedido. Los resultados deportivos tampoco estaban siendo buenos y, tal vez, este hecho haya precipitado los acontecimientos. Pero muy lejos está el Lille y en ocasiones el deporte de élite de la sensibilidad, cuando tiene que elegir entre dinero y sentimientos.

Hace unas semanas mi amiga Inma dijo una frase que me gustó: “hay que celebrar la vida”. Así, a lo Coldplay. Nos pasamos demasiado tiempo esperando un acontecimiento para tener la excusa de comer eso especial, estrenar ese vestido o regalar algo que nos gusta para esa persona pero que no lo hacemos hasta que no hay un “motivo” y no disfrutamos el presente. 

Como me dicen en clase de yoga el “aquí y ahora”. La vida está para vivirla y no para que nos la cuenten y por eso hay que hacer especial cada día y no esperar a mañana, vivir el hoy.

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