Miles de aspirantes se presentaron el pasado 14 de enero a la prueba para ocupar una de las 2.615 plazas ofertadas en la Policía. Como parte del examen había un ejercicio de ortografía que los aspirantes debían resolver en apenas 8 minutos y especificar cuáles de las 100 palabras propuestas estaban correctamente escritas o no.
Para sorpresa de los aspirantes entre las palabras a corregir, si era necesario, se encontraban los términos «Bes”, “champurrear”, “duunvirato”, “carriño”, “yuyo”… términos que algunos provienen de Sudámerica, de Nicaragua, palabras arcáicas o provenientes del lenguaje romano y que actualmente están en desuso y no son empleadas en el día a día de un agente. Según la plantilla utilizada para corregir la prueba, 28 de las mismas contenían alguna errata. El resto eran ortográficamente correctas.
Todo ello llevó a que se produjera un elevado número de suspensos, lo que provocó que la prueba fuera anulada y el Sindicato Unificado de Policía (SUP), mayoritario en la Policía Nacional, exigiera al Ministerio de Interior dirigido por Juan Ignacio Zoido que “depure responsabilidades” ya que no es la primera vez que hay que enmendar una de estas pruebas sobre el dominio de lenguaje en las oposiciones de la Policía.
Desde la Dirección General de la Policía han reconocido la dificultad de la prueba y que fue ese el motivo que llevó a anularla de manera que sus resultados no se tuvieran en cuenta a la hora de declarar apto o no apto a los candidatos.