Desde que empezó la pandemia el uso del tipo de mascarilla ha sido uno de los quebraderos de cabeza de la sociedad. Quirúrgicas, cubrebocas, FFP2 han sido los nombres más repetidos a la hora de elegir una protección para las personas frente a la COVID-19.
Pero es la FFP2 la que ha ganado la partida en cuanto a imagen y prestigio. En un principio, dichas mascarillas se aconsejaron únicamente para personal médico o para determinados pacientes, pero ahora, pese a que su precio es superior al de las quirúrgicas e higiénicas, su demanda ha crecido debido a que, para muchos, sus siglas son sinónimo de seguridad. Decir FFP2 se ha convertido en casi una “marca” asociada a la máxima seguridad y eso no es del todo cierto en algunos casos.
El éxito del nombre “FFP2” no ha pasado desapercibido para los falsificadores. Estos han aprovechado esta fama y el desconocimiento por parte de la población e, incluso, por parte de los puntos de venta al público, para sacar rédito introduciendo en el mercado productos bajo el sello FFP2 que no cumplen con la normativa. Dichos falsificadores, conscientes del prestigio y valor que le ha dado la población, reproducen copias que no cumplen con las medidas de seguridad y eficacia a la hora de su elaboración y venden imitaciones generando una peligrosa falsa seguridad.
¿Cómo saber si nuestra mascarilla EPI está homologada o si se trata de una falsificación?
Las mascarillas EPI, en general, tienen como finalidad filtrar el aire inhalado, evitando la entrada de partículas nocivas en nuestro organismo. Además de llevar la mascarilla adecuada, hay que hacer un buen uso de ésta para que sea efectiva frente a la COVID-19. Para ello, que esta quede ajustada es fundamental (tapando las zonas señaladas). Pero, ¿Cómo saber si nuestra mascarilla está certificada o es una falsificación?
¿Qué debo comprobar a la hora de comprar mi mascarilla y estar seguro de que me proteja frente a la COVID-19?
– La mascarilla FFP2 está actualmente regida por el Reglamento de la UE 2016/425 y por la norma EN149:2001+A1:2009. El marcado CE, seguido de cuatro números, asegura que el producto cumple con la legislación. La referencia a la norma UNE EN-149 asegura el cumplimiento de un estándar de calidad.
-El marcaje NR indica que el producto es No Reutilizable y el marcaje R, que es Reutilizable.
-La mascarilla debe especificar con claridad el nombre de la empresa productora, y los cuatro números del organismo supervisor notificado junto a las iniciales CE.
-Aunque la mascarilla lleve todo lo anteriormente nombrado, hay que pedir las certificaciones emitidas por los organismos notificados: El certificado B y C2. Solo con esos certificados que deben tener a disposición del cliente en las farmacias o tiendas que las comercializan, así como la versión descargable en la web si la compra es online, podremos asegurarnos que la mascarilla es «apta».
Por ejemplo, volviendo a hablar de las “Mascarillas del CSIC”, la mascarilla EPI COVID-19 PROVEIL® cuenta con toda la certificación requerida, como se puede comprobar en la ficha técnica del producto: Certificación de examen UE de tipo nº 0370-4080-PPE/B y 0370-5021-PPE/C2 de protección frente a la COVID-19, cumpliendo con los requisitos de la norma UNE-EN 149:2001 + A1:2009 en relación a la evaluación de medias máscaras autofiltrantes, modificada según RfU PPE-R/02.075 versión 2, de la recomendación (UE) 2020/403 del 13 de marzo de 2020 publicada por la Comisión Europea, relativa a la evaluación de la conformidad y los procedimientos de vigilancia del mercado en el contexto de la amenaza que representa la COVID-19 y, además, pone a disposición de los consumidores dicha certificación en formato descargable en las páginas de sus productos PL 2021 y PA 2021.
–No existen mascarillas FFP2 para niños. Sí, aunque pueda sorprender esta afirmación y podamos encontrar este tipo de mascarillas hasta en farmacias, ninguna de las mascarillas a la venta bajo la marca FFP2 para niños lo son. Lo que se ha hecho es fabricar una talla más pequeña que la de los adultos, pero no se han hecho estudios ni están certificadas, aunque lleven el sello de la Unión Europea (CE).
-Las mascarillas KN95 procedentes de China fueron muy conocidas a lo largo del año 2020 dentro de las EPI, debido a la falta de suministro a nivel local. Pues bien, aunque las autoridades sanitarias fijaron la fecha del el 31 de diciembre de 2020 como fecha límite para su comercialización, este tipo de mascarillas sigue encontrándose en el mercado sin la autorización necesaria.
–La normativa sobre medias máscaras filtrantes EPI es insuficiente y no está actualizada. La norma UNE-EN 149:2001 + A1:2009, que actualmente define y regula los EPIs, es absolutamente insuficiente tanto en su formato COVID-19, FFP2 o FFP3, para su uso por parte de la población en ámbitos de pandemia. Por eso Bioinicia y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), llevan ya tiempo trabajando para definir nuevos protocolos de medida que se puedan incorporar a una norma mejorada. Una norma que realmente describa o sea capaz de analizar y regular el uso específico y particularizado que se pueda dar a estas EPIs para proteger a la población frente a determinados patógenos.
José María Lagarón, Investigador de CSIC y líder del grupo de investigadores que ha desarrollado junto a Bioinicia el filtro de nanofibras PROVEIL®, ha afirmado, “a nosotros nos hace mucha gracia cuando leemos declaraciones o comentarios sobre si es mejor una FFP2 respecto a una mascarilla COVID-19. Ninguna de las EPIs que actualmente están reguladas por la UNE-EN 149:2001 + A1:2009, están optimizadas para el uso que actualmente les estamos dando, las mascarillas PROVEIL están sin embargo ingenierizadas buscando la protección óptima frente a la COVID-19.”