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¿Cómo suena el Mediterráneo? Investigadores valencianos y baleares lo describen

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VALÈNCIA, 12 Ago. (EUROPA PRESS) –

¿Cuáles son los ruidos más comunes en el Mediterráneo? Esta es la pregunta a la que desde hace más de cinco años tratan de responder investigadores de la Universitat Politècnica de València (UPV) y del Centro Oceanográfico de Baleares (COB) del Instituto Español de Oceanografía (IEO).

Sus estudios se han centrado hasta ahora en tres zonas: las Islas Columbretes, el Cabo de San Antonio y en el archipiélago de Cabrera. En este último emplazamiento comenzaron hace cinco años sus investigaciones, que ahora continúan en el marco del proyecto europeo quietMED, explica la institución académica valenciana.

Para tomar las medidas de contaminación acústica, el equipo de la UPV y del COB-IEO hacen uso del Samaruc, un dispositivo de monitorización acústica pasiva diseñado por investigadores del Instituto de Telecomunicaciones y Aplicaciones Multimedia (iTEAM-UPV) que permite detectar, grabar y clasificar los sonidos de diferentes especies marinas, así como otros ruidos de origen antropogénico, una vez sumergido en el mar.

A diferencia de otros sistemas de monitorización acústica pasiva, el dispositivo Samaruc incorpora un software de detección y clasificación automática que acelera y facilita la caracterización de los diferentes ruidos presentes en el medio marino.

Dispositivo samaruc
UPV

Según apuntan los investigadores del iTEAM, el uso de Samaruc contribuye al registro de datos acústicos para que el mar Mediterráneo sea un entorno controlado donde el ruido ambiental no supere unos límites máximos y así los organismos marinos puedan desarrollarse correctamente sin que la actividad humana altere este equilibrio.

Para la obtención datos acústicos se procedió al fondeo del Samaruc a una profundidad aproximada de 100 metros en aguas del Parque Nacional de Cabrera por parte de investigadores tanto de la UPV como del COB- IEO.

Después del registro de datos in situ durante 2 meses el Samaruc se recuperó de forma satisfactoria para el procesado de estos en el laboratorio.

«A partir de los archivos extraídos del Samaruc se puede, desde obtener los niveles de ruido promedio en las diferentes bandas de frecuencia, hasta visualizar y reproducir algunos de los sonidos que componen estos mapas de ruido.

En concreto se ha creado una herramienta gráfica de representación de los indicadores de ruido ambiente que proporciona un panorama acústico de la evolución del ruido en cada zona.

Esto es especialmente importante en fondeos de larga duración donde el volumen de datos es muy elevado», explica Guillermo Lara, investigador del Instituto iTEAM de la Universitat Politècnica de València.

Las tres zonas en las que se ha trabajado –Columbretes, San Antonio y Cabrera– presentan niveles de ruido bajos como corresponde a reservas marinas y zonas protegidas.

Los niveles de ruido en Cabrera son igualmente bajos, sin embargo, se ha podido comprobar cómo el nivel de ruido se incrementa ligeramente durante los fines de semana con respecto al nivel medio de ruido en los días laborables.

TRÁFICO MARÍTIMO
«Por ello hay que indagar los motivos de la diferencia acústica registrada entre las señales, quizás relacionada al tráfico marítimo, tanto comercial como recreativo», indica Salud Deudero, investigadora y directora del Centro Oceanográfico de Baleares.

Los investigadores han observado igualmente que el indicador de ruido ambiente en la banda de 5 kHz presenta niveles de ruido más elevados durante la noche que durante el día.

En este caso, esto no es consecuencia del ruido antropogénico, sino que se requiere de una investigación más profunda para determinar si se trata de ruido biótico.

«Una posible explicación de este fenómeno se encuentra en la migración vertical de algunas especies», señalan Carme Alomar y Elvira Álvarez del COB-IEO.

Además, «los algoritmos de clasificación automática también nos permiten, a través de los silbidos y clicks de ecolocalización, estudiar las poblaciones de delfines en la zona (Figura 1)», añade Ramón Miralles.

Tanto los resultados, como la metodología llevada a cabo para la calibración de los dispositivos, realización, recogida y tratamiento de los datos en la isla de Cabrera se han puesto a disposición del proyecto europeo quietMED.

Se trata de un programa conjunto sobre ruido (D11) para la implementación del Segundo Ciclo de la Directiva Marco sobre la Estrategia Marina en el Mar Mediterráneo que cuenta con financiación de la Dirección General de Medioambiente de la Comisión Europea (DG Environment) y está formado por un consorcio de diez socios europeos, entre ellos la UPV y el COB-IEO.

El proyecto pretende contribuir a establecer los umbrales de ruido antropogénico que no afecten a la biota marina y cumplir así con la Directiva Marco sobre la Estrategia Marina de la Unión Europea (2008/56/CE) .

Esta directiva pretende alcanzar un Buen estado ambiental (GES) para 2020 y, según destacan los socios del proyecto, representa un gran avance para preservar el medio ambiente marino, sobretodo en el Mediterráneo, con un entorno con elevada contaminación acústica por el tráfico marítimo.

«En el marco del proyecto, se establecerán enfoques comunes para el Buen Estado Ambiental (GES) y la definición de umbrales, orientación sobre metodologías y recomendaciones de políticas, así como un registro regional conjunto sobre los ruidos registrados en el Mediterráneo», concluye Ramón Miralles.

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