València, 19 mar (EFE).- La emoción de los falleros y las falleras más pequeños se ha impuesto esta noche sobre la lluvia intermitente y el frío que dominan València al ver cómo ardían las 383 fallas infantiles que poblaban sus barrios con sus ninots llenos de humor, ternura e imaginación, pero también advertencias sobre su futuro.
Sin embargo, los efectos de la borrasca han condicionado la Cremà de la falla municipal infantil, que ha tenido que ser quemada con ayuda externa, bajo un chaparrón, porque veinte minutos después de empezar a arder, las llamas no lograban prender como debían y ha alargado el desconsuelo de las falleras ante la sorpresa del público, acostumbrado a que las fallas queden rápidamente reducidas a cenizas.
Pese a ello, la Cremà de las fallas infantiles, que llega 195 días después de la última (el 5 de septiembre de 2021 ardieron las fallas que no lo pudieron hacer por la pandemia en marzo de 2020), ha vuelto a estar protagonizada por las lágrimas de niñas y niños que ven esfumarse el arte efímero de sus pequeños monumentos, que este año han tenido un presupuesto total de 3.123.243 euros.
Las primeras fallas en sucumbir al fuego que anuncia la llegada de la primavera han empezado su ritual, sin lluvia, a las ocho de la tarde, al haberse asumido el horario que se estrenó en las «miniFallas» de 2021 a causa de las restricciones por la pandemia, como el toque de queda nocturno que empezaba a la una de la madrugada y que obligó a la Junta Central Fallera a adelantar dos horas la Cremà, tanto de las infantiles como de las grandes.
Pero si hace seis meses las llamas se confundían aún con la luz del día y el calor veraniego, este sábado han vuelto a ofrecer la imagen tradicional de hogueras en medio de la noche, aunque en esta ocasión con las calles totalmente encharcadas como consecuencia de los aguaceros que han caído sobre la ciudad, de forma intermitente pero constante.
A las 20.30 horas ha comenzado a quemarse la falla infantil de la sección Especial ganadora de este año, que con el lema «Columbus» había sido realizada por el artista Sergio Alcañiz para la comisión de Gayano Lluch con un presupuesto de 52.000 euros.
Se trataba de una alegoría a la amenaza que supone la tecnología sobre la naturaleza, ya que los avances consumen cada vez más recursos naturales y por ese camino solo se pude llegar a la destrucción, según el argumento que conquistó al jurado bajo el subtítulo «Reiniciar el mundo».
Otras fallas infantiles se han atrevido también este año con avisos sobre la dependencia digital, el riesgo de encerrarse en jaulas por mil y un motivos o las tentaciones infantiles, algunas de ellas con presupuestos de entre 50.000 y 60.000 euros.
Y a las 21 horas llegó el turno de la falla infantil municipal, situada en la plaza del Ayuntamiento y retratada hasta la saciedad por el público gracias al trabajo del tándem que forman José Luis Ceballos y Paco Sanabria, que han contado con 28.500 euros (sufragados por el Ayuntamiento, por eso está fuera de concurso) para inmortalizar a personajes ilustres valencianos en un carrusel de hitos culturales, médicos, deportivos, culturales y hasta políticos.
Fotos: Toni Cortés
Blasco Ibáñez y Rita Barberá, Ana Lluch y Paco Roca, Mariano Benlliure y Francis Montesinos, Pilar Mateo y Chimo Bayo, entre otros, protagonizaban «Saps qui soc també?» (¿sabes quién soy también?), segunda parte de la última falla infantil municipal, que ha tardado mucho más de lo normal en arder por el viento y la lluvia que caía, todo ello ante el desconsuelo de la fallera mayor infantil, Nerea López, de 11 años, y su corte de honor.
Este año se salva del fuego el grupo escultórico «Mare Mòbil», obra del artista José Gallego para la comisión Convento Jerusalén, que fue elegida por votación popular como «ninot indultat» infantil y pasará a formar parte de la colección del Museo Fallero de València.
El mundo fallero infantil, sin colegio desde el miércoles, ha podido jugar estos días en multitud de calles cortadas al tráfico y han tirado petardos sin límite, disfrutado de actividades lúdicas organizadas por sus comisiones en cada barrio y comido buñuelos con chocolate a todas horas, siempre con el pañuelo o el blusón fallero.
Ahora llegará el turno de sus 383 «hermanas mayores», que empezarán a arder a las diez de la noche, menos la ganadora (Convento Jerusalén), que lo hará media hora más tarde, y la municipal de la plaza del Ayuntamiento, que se quemará desde las once como colofón a las primeras Fallas «normales» desde antes de la pandemia.