Lo habían avanzado los principales medios de comunicación ingleses y lo confirmó el primer ministro, Boris Johnson, en un discurso televisado a todo el país. Inglaterra quedará confinada a partir del próximo jueves hasta el día 2 de diciembre. Una medida que llega, explicó Johnson, porque «si no actuamos ya, podríamos ver miles de muertes al día en este país. Un pico de mortalidad, por desgracia, mayor que el de abril». El primer ministro recordó que el NHS, el sistema de salud inglés, se encuentra en riego de colapso ante el elevado número de casos de la esta segunda ola. Inglaterra superaba ayer el millón de casos desde el inicio de la pandemia.
El confinamiento no será tan estricto como el de abril. Se cerrarán todos los comercios no esenciales, incluida la hostelería, pero no los colegios ni las universidades. Además se podrá ir a trabajar si no hay posibilidad de teletrabajo y se permiten los paseos y el ejercicio, siempre con responsabilidad.
La medida afecta sólo a Inglaterra, ya que el resto de naciones que forman el Reino Unido tienen sus propias restricciones. País de Gales ya estaba en confinamiento e Irlanda del Norte, con restricciones parciales. El gobierno escocés ha pedido a sus ciudadanos que limiten los viajes entre las dos naciones a lo estrictamente necesario.
Inglaterra se suma con esta medida a Bélgica, que el viernes se convirtió en el primer país europeo confinado. El gobierno belga decretó el confinamiento durante un mes de su población, y durante los primeros quince días también ha cerrado colegios y universidades. Bélgica tiene, después de la República Checa, la tasa de incidencia de coronavirus más alta de Europa.
También Portugal ha decidido confinar a más del 70 % de su población debido al alarmante aumento de los contagios en el país. El gobierno luso ha advertido que el mes de noviembre «será muy difícil», y prevé más confinamientos si las cifras no mejoran en las próximas dos semanas.