Maribel Vilaplana ha tenido que ser atendida este sábado en un centro hospitalario después de sufrir una fuerte crisis de ansiedad. La periodista, que tiene previsto declarar el próximo lunes ante el juzgado que investiga la DANA, se encuentra en un momento de gran presión personal y mediática.
Según ha podido saber LAS PROVINCIAS, Vilaplana acudió de urgencia al hospital durante la tarde y, tras recibir atención médica, ya ha sido dada de alta. Abandonó el centro acompañada de varios familiares y mantiene su intención de comparecer ante la instructora el lunes, tal y como estaba previsto.
El entorno de la periodista asegura que las últimas informaciones publicadas han tenido un fuerte impacto en su estado de ánimo. En particular, la reaparición de un supuesto vídeo —que ya fue objeto de informaciones publicadas en diciembre de 2024 por el diario Ara— habría intensificado la presión sobre ella. Dicho contenido, según su entorno, no es más que un enlace a una noticia de À Punt que Vilaplana recibió en un chat familiar y al que respondió con un simple emoticono, negando en todo momento haberlo mostrado al presidente Carlos Mazón.
Fuentes cercanas reconocen que atraviesa una etapa muy complicada. “Está rota”, admiten, aludiendo al desgaste emocional que arrastra desde la DANA. La situación ha tenido consecuencias también en el ámbito laboral: varios eventos que solía presentar han sido cancelados y algunas instituciones han optado por distanciarse de su figura pública. Aun así, Vilaplana continúa impartiendo clases en la universidad y mantiene colaboraciones con distintas empresas.
El impacto emocional también ha alcanzado a su entorno familiar, que trata de sobrellevar la presión mediática generada a raíz de aquellos hechos.
El origen de la controversia
La información sobre el supuesto vídeo ha sido publicado por el periódico Levante-EMV y se trataba de un enlace de una noticia de À Punt que Vilaplana habría recibido en un chat familiar. Según explica su entorno, la periodista se limitó a responder con un emoticono, y niega haber mostrado nada a Mazón ni haber tenido ninguna conversación comprometida con él durante aquel almuerzo.
La presión mediática por este asunto, unida a la expectativa de su declaración judicial del lunes, habría desencadenado el episodio de ansiedad que la llevó al hospital. Si su estado no mejora, deberá presentar un informe médico ante la jueza instructora que determine si procede aplazar su testimonio.
Un duro golpe personal y profesional
Fuentes cercanas citadas por Las Provincias describen a Maribel Vilaplana como “rota emocionalmente” y visiblemente afectada desde los días posteriores a la tragedia de la DANA.
“No está bien, no lo está desde aquel día”, señalan.
En el plano profesional, el impacto también ha sido profundo. Varias instituciones han cancelado eventos que solían contar con ella como presentadora, lo que ha reducido de forma significativa su actividad pública. No obstante, mantiene sus clases universitarias y colaboraciones con empresas privadas, aunque con un perfil mucho más discreto.
La presión mediática también ha afectado a su familia, que vive con preocupación la exposición y las consecuencias derivadas de un caso que ha colocado a Vilaplana en el centro de una de las mayores crisis políticas y humanas recientes en la Comunitat Valenciana.
Contexto: el caso y su declaración
La periodista está llamada a declarar como testigo en la causa que investiga la gestión del dispositivo de emergencia durante la DANA, especialmente por su encuentro con el president Carlos Mazón en el restaurante El Ventorro durante las horas más críticas de la catástrofe. Su testimonio podría ser clave para esclarecer el desarrollo de los hechos y las decisiones adoptadas por el Ejecutivo autonómico.
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