Hay quien sostiene que no existen las casualidades. En el transcurso de pocas horas, hemos asistido al acto de presentación de la candidatura de Pedro Sánchez, dentro del proceso de primarias para elegir al próximo Secretario General del PSOE, horas después de que la Fiscalía anunciara que iba a investigar las declaraciones del exjuez Santi Vidal, en las que comunicaba que la Generalitat Catalana había obtenido ilegalmente los datos fiscales de los catalanes, entre otras lindezas, dentro del procés anticonstitucional. Con ello, se ha constatado que “por la boca muere el juez” (como cargo, además de como senador de ERC).
Es evidente que la política española (¿solo la española?) vive tiempos inestables ligados al protagonismo de políticos ligeros de cascos:
- No ha mucho, el mismísimo Pedro Sánchez, en su calidad de Secretario General de los socialistas, se escudó en el célebre eslogan “No es No” (al actual Gobierno de Mariano Rajoy) para rehuir sus responsabilidades ante los sucesivos récords históricos de peores resultados de su partido, al tiempo que pretendía conquistar el poder mediante pactos con Ciudadanos, Podemos y con el sursum corda. Todo bien ilustrado con un amplísimo repertorio de poses y fotos para la posteridad, y de paseíllos ante las cámaras de televisión de líderes la mar de antitaurinos.
- Desde la otrora Marca Hispánica, el actual Molt Honorable Carles Puigdemont bajo la égida (con visos de secuestro) de la ERC de Oriol Junqueras y las CUP de Anna Gabriel, lanza el grito de guerra de “Referéndum, Sí o Sí”, a pesar de que, aunque las fuerzas políticas independentistas han logrado la mayoría absoluta en el Parlament de Catalunya, perdieron el referéndum solapado en el que quisieron convertir las elecciones autonómicas del 27-S-2015. Con la puesta en marcha del procés, los líderes soberanistas han demostrado fehacientemente su firme vocación de expolíticos, con el Astut Mas a la cabeza, al calor de las ascuas del ‘procés’, o al sentir la frialdad a la hora de dar cuenta de sus actos ilegales ante la Justicia española (la única).
El “No es No” de las huestes de Pedro Sánchez ha ocasionado una de las más graves crisis en el seno del PSOE, y mantuvo a todo el país en vilo, con gobierno en funciones durante casi un año. Lo del Gobierno se ha (medio)arreglado a costa de profundizar la crisis socialista que apunta hacia el proceso de primarias y la celebración del Congreso Federal antes del verano.
Por su parte, el “Sí o Sí” ha provocado los siguientes cataclismos políticos:
- La desaparición de Convergència i Unió como coalición hegemónica en Cataluña durante más de 30 años, además de decisiva para la gobernabilidad del Estado Español, ya fuera para facilitar gobiernos socialistas o del PP mediante la correspondiente negociación de privilegios para el pueblo catalán.
- La progresiva jibarización de Convergència, ahora travestida en P(D)eCat (de soberbia e insolidaridad).
- La división profunda de la sociedad catalana en dos mitades políticas casi iguales.
- El más grave reto planteado al Estado, ya que atañe a su integridad territorial.
Casualmente, el bocazas de Vidal ha anunciado la supuesta conjunción planetaria entre los posicionamientos políticos de Pedro Sánchez y los soberanistas, ambos proclives a la transgresión de unos cuantos principios democráticos. En el caso del sanchismo, se vulneró el principio no escrito de facilitar el gobierno a la fuerza política más votada, además de esconder pactos secretos a la luz deslumbrante de las omnipresentes cámaras de televisión.
Los independentistas catalanes rompen la lealtad a un sistema constitucional en el que fueron decisivos para su implantación y buen funcionamiento, además de pasarse por el forro el principio fundamental de sometimiento de las autoridades al imperio de la ley y del derecho. Bajo la apariencia de un procés soberanista se esconde, tal vez, el intento de romper con la legalidad española, con la pretensión de declarar la insumisión a un sistema legal que ya tiene en el punto de mira a los responsables del (presunto) régimen corrupto del Problema del 3%, anunciado en su día por Pasqual Maragall.
Sabemos que en la era de la información imperan los pensamientos expresados en 140 caracteres y los eslóganes de lo más ocurrente y variado. También que el debate político se ha convertido en puro teatro.
Al final, en política todo parece desembocar en mera forma vacía de contenidos, en buena parte ocultos a la sociedad. Tarea de todos será desenmascarar estas agendas ocultas que tienen como objetivo derrumbar el sistema democrático.