El ya expresidente de la Generalitat de Catalunya, Carles Puigdemont, ha viajado este lunes hasta Bruselas, tras el anuncio del fiscal general del Estado, José Manuel Maza, de la querella por los delitos de rebelión, sedición y malversación.
Asimismo, ha surgido una gran polémica con este viaje debido a que este domingo el secretario de Asilo y Migración de Bélgica, Theo Francken, señaló que daría asilo al presidente cesado, sin embargo, esta propuesta fue negada por el primer ministro belga, Charles Michel.
Por su parte, el exdiputado de JxSi Lluís Llach ha definido esta salida del país de Puigdemont como un exilio, dejando claro que este viajes es «una enuncia» contra el Estado.
«El Molt Honorable President de la República exiliado es una denuncia contra España frente a los estamentos europeos, internacionales y para conservar la dignidad del 1 de octubre», ha manifestado a través de su cuenta de Twitter.
El comisario general belga para los refugiados y los apátridas, Dirk Van den Bulcke, ha asegurado que para que Bélgica conceda asilo a otro ciudadano europeo, como podría ser el caso del expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont, deben existir «señales serias de persecución» o de que corre riesgos en el país de origen.
«Debe haber señales serias de persecución pero, incluso en el caso de la persecución, debe haber una imposibilidad de obtener protección en el país», ha informado.
