Día histórico este miércoles para el mundo fallero. La llegada de la falla de la meditadora a la plaza del Ayuntamiento de València 520 días después se recordará por siempre, por lo que simboliza y por el espíritu de esperanza. Esta simbólica e histórica falla fue también, a su pesar, protagonista de los días más difíciles que ha vivido el colectivo fallero en los últimos tiempos.
La llegada de la pandemia de la COVID-19 supuso la suspensión de las fallas y meses de encierro, sufrimiento y dolor para millones de personas que han perdido a sus queres queridos. Un año y medio después su llegada a la plaza supone un pequeño triunfo de la humanidad ante una pandemia que ha sido capaz de parar el mundo. Hoy 25 de agosto de 2021 la meditadora se quita la mascarilla para demostrar al mundo que la normalidad de nuestras vidas está un poco más cerca.
La cabeza de «la meditadora», la falla municipal de 2020, diseñada por el artista urbano Escif y que no pudo ser quemada el año pasado, ha llegado a la plaza del Ayuntamiento de València, donde volverá a ser plantada este año y, esta vez sí, sucumbirá a las llamas el próximo 5 de septiembre.
En torno a las 13 horas de este miércoles, varios vehículos han traslado las diferentes partes de la figura desde los talleres de la Ciudad del Artista Fallero hasta la plaza, donde se iniciarán los trabajos para que el monumento quede totalmente plantado la próxima semana.
Esta falla, que bajo el título «Açò també passarà» representaba a una mujer gigante en posición de meditación, se encontraba en pleno proceso de montaje en la plaza del Ayuntamiento cuando se acordó la suspensión de las Fallas 2020 por la pandemia del coronavirus el 10 de marzo del año pasado.
La cabeza, a la que el artista añadió durante esos días una gran mascarilla blanca, se convirtió «en símbolo de paz y esperanza» frente a una pandemia que, en aquellos momentos, generaba gran incertidumbre y dudas acerca de su duración y alcance.
La parte inferior de esta falla, elaborada por los artistas falleros Manolo Martín y José Ramón Espuig, se quemó unos días después de la suspensión de las fiestas, sin aviso previo, de madrugada y sin público, mientras que la cabeza ha estado almacenada durante más de un año y medio, junto con otros monumentos.
«La meditadora» será quemada la próxima semana, junto con el resto de fallas almacenadas en diferentes espacios de la ciudad, en unas atípicas fallas, no solo por la época en la que se celebran (septiembre en lugar de marzo), sino también por la limitación de actos y espectáculos impuesta por la pandemia.
Otras comisiones falleras están también trabajando ya en la plantà de sus monumentos, y muchos de ellos pueden verse ya en las calles de València, en proceso de montaje.