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’26 de mayo … y entonces sucedió que …’, por José Luis Fortea

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José Luis Fortea

…….el domingo 26 de mayo de 2013, eran encontrados en la pedanía murciana de Alquerías, en un huerto de limoneros de difícil acceso, los cuerpos sin vida de la pareja holandesa formada por Ingrid Visser, de 36 años, y su compañero sentimental Lodewijk Severein, de 57, ambos desaparecidos desde el pasado día 13 de la capital murciana y por el que habían sido detenidos, unos días antes, tres personas como presuntos responsables de la desaparición de estos.

El pasado lunes 13 de mayo, por la tarde, Ingrid y Lodewijk llegaban a la ciudad de Murcia, desde el aeropuerto del Altet en Alicante, lugar al que habían arribado en un vuelo procedente desde Holanda, y en donde habían alquilado un pequeño vehículo modelo Fiat Panda de color negro, matrícula 9254 GTC, para realizar el traslado hasta el Hotel Churra Vistalegre, del número 4 de la calle Juan José Belmonte, de la capital pimentonera, donde habían decidido hospedarse, dejando aparcado el coche en la avenida de Juan Carlos I.

El plan inicialmente previsto, consistía en permanecer dos días en la capital murciana, visitar una clínica de fertilidad, “clínica Tahe”, de la Avenida de Europa en la que tenían cita para el día siguiente martes 14, comprobar la evolución de la gestación de Ingrid, que se encontraba embarazada de varias semanas, solucionar unos flecos y varios asuntos de negocios y regresar de nuevo a Ámsterdam (Holanda), en un viaje de vuelta previsto para el miércoles día 15.

Pero desde ese mismo día, hacía ya casi dos semanas, nadie había vuelto a ver a aquella pareja, que no pasaba precisamente desapercibida, por la altura de ambos, con su metro noventa y dos centímetros de ella, y los casi dos metros de él, y porque además ella seguía siendo muy popular en Murcia capital, al haber sido jugadora durante cerca de dos años, del desaparecido equipo de Voleibol de la ciudad, el Club Atlético Voleibol de  Murcia, fichada en 2009, procedente del equipo del hotel Cantur de Las Palmas, previo paso por el club Tenerife Marichal (donde había ganado una copa de Europa en 2004), y donde jugaba en la posición de central.

Fue la propia directora de la clínica la que alertó a la policía sobre la ausencia al aludido control de embarazo de estos, sintiéndose muy extrañada por dicha falta y más aún careciendo de una llamada previa, posponiendo o incluso cancelando esta, de un embarazo que siendo su segundo intento, al parecer, iba desarrollándose satisfactoriamente según lo previsto.

Entre aquellos asuntos de negocios que la pareja holandesa tenían previstos tratar, se encontraba el reunirse con el otrora gerente del equipo de Voleibol, Juan Cuenca Llorente de 36 años, un valenciano de verbo fácil, el mismo que realizó el fichaje en su momento de Ingrid Visser, con quien el club extinguido arrastraba todavía una deuda con la jugadora de cerca de 240.000 euros y con quien el novio, Severein, compartía cierta titularidad sobre una sociedad cuya sede social se encontraba en Gibraltar.

Los investigadores de la Policía Judicial de Murcia y el Grupo de Homicidios de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) coordinados por el jefe superior de Policía de Murcia, Cirilo Durán Reguero, fruto de las pesquisas e investigaciones efectuadas, localizan el vehículo perfectamente estacionado enfrente del pabellón de deportes, en una zona muy conocida por aquella pareja, en la que les resultaría muy fácil desenvolverse.

Los investigadores determinaron que la reunión entre la pareja y el ex gerente sí que se llevó a cabo, pero no en Murcia, sino a las afueras, a unos veinte kilómetros de distancia, en una casa rural que suele ser alquilada por fines de semana o semanas en periodos vacacionales, ubicada en el paraje de la Hurona de la pedanía de Fenazar, en Molina de Segura, una vivienda tipo chalet con jardín amplio y piscina que es conocida por su enladrillado rojizo, entre los vecinos como “la casa colorá”.

Allí tuvo lugar la aludida “reunión” entre Juan Cuenca, Ingrid Visser y Lodewijk Severein, en la que al parecer también se encontraban dos personas más, que acompañaban al español, Valentin Ion, de 59 años, y Constantin Stan, de 47, ambos de nacionalidad rumana.

En el citado inmueble la policía halló signos evidentes de un escenario especialmente violento, aunque sin rastro alguno de los holandeses, por lo que se determinó proceder a la detención de estos tres sujetos, para esclarecer lo allí acontecido, y que tras las interrogaciones pertinentes, el mismo detenido Juan Cuenca sería quien condujera a los investigadores, al susodicho huerto del limonar de la pedanía de Alquerías, a unos cuarenta kilómetros de la “Casa Colorá”, lugar de acceso dificultoso, en el que aparecieron los cuerpos descuartizados y semienterrados.

Tras el juicio, Juan Cuenca y Valentin Ion, fueron condenados como autores materiales del mismo a una pena de 20 años por cada uno de los asesinatos, siendo el otro implicado, condenado por encubrimiento a seis meses y un día.

En los siguientes enlaces momentos de este crimen;

Noticia de la desaparición;                                                  https://youtu.be/A_OESlyMOts

Aparecen los cuerpos;                                                       https://youtu.be/wEDSo3qvtEI

Todo listo para el inicio del juicio del caso Visser ;

https://youtu.be/glRU2JtXKUE

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