València, 17 mar (EFE).- El sector de la indumentaria valenciana vive un panorama desolador: ha dejado de facturar 40 millones pero sigue asumiendo pagos, pese a llevar más de un año sin trabajar por la cancelación de las Fallas a causa de la pandemia, y solo le salvaría celebrar la fiesta, ayudas directas y revertir sus gastos.
Así lo plantean a EFE desde el Gremio de Artistas Sastres y Maestros Modistos y la Asociación de Comercios de Indumentaria valenciana, que advierten de que ya han cerrado 17 empresas y tiendas y los que quedan «resisten» con ahorros, préstamos, ayudas de la familia y trabajando en otros ámbitos.
EL MOMENTO MÁS BAJO DE LA INDUMENTARIA
El maestro mayor del Gremio de Artistas Sastres y Maestros Modistos, Fran Tochena, explica a EFE que el sector lleva «un año sin trabajar y está hundido» porque «continúa asumiendo gastos pero no tiene ingresos».
«Está en su momento más bajo. La gente no sabe si podrá seguir pero de momento están tirando de ahorros, préstamos e hijos», asegura para alertar: «La facturación es cero».
Según Tochena, el sector de la indumentaria valenciana «ha dejado de ganar 40 millones de euros pero sigue asumiendo gastos por valor de 9 millones», y aunque han llegado diferentes tipos de ayudas, estas son generales y «todos no tienen el mismo porcentaje de gasto».
Recuerda que es «uno de los pocos sectores de la Comunitat Valenciana, o incluso el único, que no ha tenido ningún ingreso durante un año» y apela a las Administraciones central y autonómica para que les «reviertan el gasto que han tenido en este tiempo y haya exenciones fiscales».
«El sector se salvaría si la Generalitat y el Gobierno central revirtieran esos gastos. Pedimos que dejen de pagar y que lo que ya se ha pagado se reponga para poder aguantar», sostiene.
Además, confirma que «lo mejor que podría pasarle» a la indumentaria valenciana es «que se ponga ya una fecha para las Fallas» y confía en que pueda ser, como se apunta, en el segundo semestre de este año.
«Estamos hablando de unas Fallas de pandemia, al menos para que el sector se vaya moviendo. Julio sería maravilloso, pero septiembre u octubre son fechas que también podrían venir bien», asegura.
EL ANUNCIO DE FALLAS CON DOS MESES DE ANTELACIÓN
La presidenta de la Asociación de Comercios de Indumentaria Valenciana, Irene Sancho, dibuja a EFE un panorama del sector «completamente desolador» porque sin Fallas durante dos años, «las pérdidas en facturación oscilan entre el 91 % y el 98 %».
«Si no hay Fallas, queremos que se nos considere y que nos den ayudas directas y dejar de pagar gastos fijos. Que haya exenciones fiscales y eludir el pago de impuestos», plantea ante una situación que «se hace imposible».
Lamenta el cierre de 17 comercios y apunta que el resto «está aguantando con ahorros y préstamos, pero muchos se han puesto a trabajar en otros empleos para poder seguir pagando y manteniendo la tienda».
«Tener Fallas en el segundo semestre del año ayudaría -incide-, pero siempre que se diga con un tiempo prudencial de al menos dos meses de antelación; si avisan quince días antes, no hay nada que hacer».
Reconoce que les «da igual» la fecha, aunque cuando antes sea, podría ser mejor porque «así a mitad de año se recupera algo de dinero». Y sentencia: «Necesitamos que haya Fallas y volver a trabajar».
Es un sector «más complicado» que el pirotécnico o el de artistas falleros, incide Sancho, quien explica que a ellos las Administraciones pueden contratarlos, pero la indumentaria depende del factor humano y les «da pavor» la pérdida de falleros y falleras en las comisiones.
«No es un sector que se pueda reinventar y no deberíamos, porque perderíamos la esencia y el sello de distinción que avala que las Fallas sean Patrimonio de la Humanidad», concluye. Mónica Collado