Cultura

‘Adiós, dueño mío’, la valentía del feminismo en el Siglo de Oro

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El teatre Talia nos ofrece hasta el 27 de junio ‘Adiós, dueño mío’. Un «sarao», como decía María de Zayas, la autora, en pleno Siglo de Oro. Una obra adelantada a su tiempo que mezcla la comedia el enredo, el sexo, la música el verso y el baile.

En esta versión libre en verso de la comedia de 1637 cinco actrices interpretan a cinco amigas. Y a tres hombres. Cinco mujeres que gozan y sufren. Que buscan amor. Sin compromisos. Sin dueños. Sin ataduras. Con la misma libertad que cualquier hombre. ¿Por qué no?

Esta producción de Olympia Metropolitana está dirigida por la directora valenciana Magüi Mira y sobre la escena, más sangre valenciana, ya que la obra está interpretada por Marta Calabuig, Pilu Fontán, Rosana Martínez, Laura Valero y Silvia Valero.

Para entender el valor de la María de Zayas nos basta con echar un ojo a la wikipedia. Zayas fue una escritora española del Siglo de Oro. Sus novelas cortas tuvieron gran éxito y se siguieron reimprimiendo hasta que en el siglo XVIII la Inquisición decidió prohibirlas.

La propia Magüi Mira pone de manifiesto el valor y el coraje de Zayas con estas palabras:

«Podríamos decir que el sexo es un lenguaje que nos comunica, por el que nos expresamos y acercamos a uno de los placeres mas desconocidos y fascinantes que nos da la vida. No implica un proyecto vital, no implica sumisión de ninguna de las dos partes. Libre de presiones emocionales y de condicionamientos sociales, podría convertirse en un juego placentero y pleno cuando se suma la química hormonal con la complicidad del pensamiento. Uno de los regalos de la vida. Socialmente aceptado por y para el hombre. Rechazado si este comportamiento lo practica la mujer. María de Zayas alertó de esta incidencia hace 400 años y peleó firme, con inteligencia, con humor y con el convencimiento de que llegaríamos a entender que el sexo libre no va de la mano de los votos sagrados del compromiso.
Sus narraciones fueron prohibidas para su reedición por la Inquisición y fueron copiadas y transmitidas de mano en mano en los siglos 17 y 18 clandestinamente, sobre todo por jóvenes mujeres. María de Zayas, en su único texto escénico, se autocensuró.  El patriarcado y clero masculino dominante no habrían aceptado que su lucha valiente por la libertad amatoria de la mujer, que hoy reconocemos, se presentara en carne viva, en directo, con mujeres reales ante las espectadoras y los espectadores de aquellos años. Por eso ahora ¡Adiós, dueño mío’, versión libre de su obra La Traición en la Amistad, con mucho respeto y gran admiración, es un homenaje a María. Va por ti Maria de Zayas, seguiremos peleando…»
‘Adiós, dueño mío’ es un canto a la libertad vital, atemporal, una obra imprescindible

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