Cuando las lluvias torrenciales de la DANA arrasaron con todo a su paso, dejando comunidades devastadas, hubo personas que no dudaron en arremangarse y ponerse a trabajar, muchas veces desde el anonimato. Entre ellas, destaca Amparo Requena, miembro de la Corte de Honor de la Fallera Mayor de Valencia 2001, y azafata de vuelo en Vueling, quien se ha convertido en un faro de esperanza y ayuda para quienes más lo necesitan.
Un vuelo desviado, pero con un aterrizaje solidario
El día de la DANA, Amparo estaba volando. Su avión, que debía aterrizar en Valencia, fue desviado a Alicante debido a las condiciones meteorológicas extremas. A pesar de que su agenda laboral y personal ya se encontraba alterada, Amparo no perdió tiempo en actuar. Al conocer la gravedad de la situación, no solo se involucró, sino que lideró iniciativas para ayudar a las personas afectadas.
Samaruc, la guardería de Alfafar
Amparo no tardó en ponerse manos a la obra tras el desastre, y uno de sus primeros destinos fue la guardería Samaruc, ubicada frente a Ikea, que había quedado completamente anegada por el agua y el barro. Con escobas, palas y un equipo de voluntarios, se dedicó a limpiar cada rincón del centro infantil, asegurándose de que pudiera volver a ser un espacio seguro para los niños. Su esfuerzo fue clave para recuperar este lugar tan importante para la comunidad, demostrando que, con organización y voluntad, se puede devolver la esperanza incluso en los peores momentos.
Movilizando recursos y voluntades
A través de sus contactos y con el respaldo de las bases de Vueling en otras ciudades, Amparo organizó la llegada de botas de agua, hidrolimpiadoras y otros materiales esenciales para hacer frente al barro y los destrozos. También formó un grupo de voluntarios para distribuir estos recursos en las zonas más afectadas
Más allá de la emergencia: el compromiso humano
Pero su solidaridad no terminó ahí. Amparo decidió involucrarse profundamente con una familia afectada, especialmente con Elvira, quien lo perdió todo debido a las inundaciones. Desde entonces, Amparo ha asumido un papel activo en la reconstrucción de su hogar y ha mostrado un lado humano que emociona.
La semana pasada, cuando entregó productos frescos a Elvira, recibió un abrazo lleno de gratitud y una frase que resume el impacto de su labor: “Amparo, eres un ser de luz.” Además, Amparo ha estado ayudando con los regalos de Navidad para la hija de Elvira, demostrando que la solidaridad no solo se mide en acciones grandes, sino también en los pequeños detalles que traen esperanza y alegría.
Así se encuentra la casa de Elvira
Un homenaje a todos los voluntarios
El caso de Amparo Requena es solo uno de los miles que representan el esfuerzo desinteresado de los voluntarios que, desde el minuto uno, se volcaron para ayudar tras la DANA. Este homenaje es para ellos, héroes anónimos que, con su tiempo, energía y dedicación, han ayudado a reconstruir comunidades y, sobre todo, a devolver la esperanza a quienes más lo necesitan.
En momentos de crisis, personas como Amparo, miembro de la Corte de Honor de la Fallera Mayor de Valencia, nos recuerdan que la solidaridad es la mejor respuesta ante la adversidad.
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