Lluís Sanchis.- Más de seis horas sin Facebook, WhatsApp e Instagram. 3.500 millones de personas en todo el mundo sin servicio. La caída de tres de las pricipales redes sociales del planeta, todas propiedad de Mark Zuckerberg, ha permitido comprobar el grado de dependencia que la sociedad global tiene de ellas. La caída afectó a los negocios, a los medios de comunicación y, sobre todo, a las relaciones sociales. La nueva generación, la que sólo habla a través de WhatsApp y hace nuevas amistades a través de Instagram, redescubrió el uso de las llamadas telefónicas y los mensajes de texto.
La compañía también descubrió el valor de otras redes sociales, porque tuvo que comunicar el fallo a través de su rival, Twitter. «Somos concientes que algunas personas están teniendo problemas para acceder a nuestras aplicaciones y productos. Estamos trabajando para volver a la normalidad lo más rápidamente posible, y pedimos disculpas por las molestias», rezaba el tweet.
La caída se debió, según la compañía, a «un cambio de configuración defectuoso», que tuvo un «efecto cascada» sobre todos los servicios. Fuentes de la empresa, eso sí, corrieron a aclarar que «no tenemos evidencia de que los datos de los usuarios se hayan visto comprometidos como resultado de este tiempo de inactividad”.
Más de seis horas después, y también a través de un tweet, la compañía anunciaba que sus productos estaban ya operativos. «A la gran cantidad de gente y de negocios en el mundo que depende de nosotros: perdón. Hemos estado trabajando para restaurar nuestras aplicaciones y nuestros servicios y estamos felices de poder informarles que están volviendo ahora a la normalidad. Gracias por permanecer con nosotros».
La caída de las redes de Zuckerberg llega además en un momento crítico para la compañía, que esta siendo investigada por sus conductas poco éticas. El periódico Wall Street Journal lleva semanas publicando una serie de artículos con documentos internos facilitados por una ex-empleada que demuestran que el magnate prioriza siempre los beneficios sobre el interés de sus ususarios, a pesar de sus declaraciones públicas. Algunos de esos documentos señalan que la compañía conoce perfectamente los efectos nocivos de Instagram sobre su público más joven, sobre todo las adolescentes.
Todo unido llevó ayer a que las acciones de Facebook se desplomara casi un 5% en la bolsa estadounidense. De una tacada, Zuckerberg perdió 5.900 millones de dólares. Pasó a ser «sólo» el sexto nombre en la lista Forbes, con una fortuna valorada en 117.000 millones de dólares.