Pero el cetáceo sí padecía una malformación: una escoliosis, posiblemente congénita, y que podría ser el motivo de su mala natación.
En un primer momento se intentó colocar un rastreador a la ballena en su aleta dorsal, pero debido a la malformación de su cola no fue posible, y poco tiempo después, el cetáceo se dirigió a alta mar y se alejó de la costa.
No obstante, los profesionales alertan de que es posible que pueda reaparecer en los próximos días debido a su estado general y dificultad de natación.
Se han comunicado los hecho a las autoridades locales, centros de recuperación y al Ministerio de Medio Ambiente para el seguimiento del animal en futuros avistamientos.
Ante el avistamiento o el varamiento de cualquier animal marino en problemas, desde la Fundación Oceanogràfic han recordado que cualquier persona puede activar el protocolo de actuación a través del teléfono de Emergencias 112.
Con ello, el equipo de rescate se desplazará a la zona para evaluar el estado del animal y emprender las acciones necesarias.