La próxima semana está previsto que tenga lugar la Conferencia de Presidentes Autonómicos. Una especie de reunión política sui géneris entre el gobierno de España y los representantes del Estado en los territorios autónomos, que eso es precisamente lo que son los presidentes de las distintas Comunidades Autónomas. La llamada Conferencia no está reglamentada en ningún sitio, no es un órgano consultivo del Estado, no existe en el mundo jurídico español. La Conferencia es, por tanto, un reunirse, con carácter político eso sí, para hablar del déficit público, de la deuda, del FLA para pagar a los proveedores, de los techos de gasto, del sistema de financiación de las autonomías, del reparto de la tarta y de lo que se quiera. La Conferencia, que se va a desarrollar con todoboato, propaganda y parafernalia institucional – va asistir hasta el Rey a saludar -, servirá para algo si hay acuerdos importantes y los mismos pueden ser llevados a efecto por el Gobierno de Rajoy, porque esa es otra, si su desarrollo legislativo cuenta con el respaldo parlamentario suficiente. Porque aunque, por fin, tengamos gobierno, no hay que olvidar que su minoría parlamentaria es clamorosa. Y la Conferencia, por mucho ringo rango que se le dé, no es el Congreso de los Diputados en donde se aprueban las leyes. En estos momentos en España, aunque tengamos gobierno, quien manda realmente y marca las decisiones del Ejecutivo es el parlamento.
Estando pendiente la aprobación de los Presupuestos, que el PSOE no quiere apoyar por legítima defensa de su papel de oposición, la Conferencia va a servir al Gobierno para reforzar y dar substanciaa sus negociaciones con las fuerzas políticas de cara a la aprobación de los PGE. Aunque una cosa es clara, si no se aprueban los presupuestos, Mariano Rajoy disuelve y se convocan elecciones anticipadas y a quien Dios se la dé San Pedro se la bendiga. Así las cosas, parece que Rajoy con el apoyo de Ciudadanos, del PNV y de la canaria puede sacar adelante los Presupuestos. Por eso los votos del PNV son tan fundamentales y salvan la cara al PSOE que sigue sin líder a estas alturas de la legislatura y hasta los calores del verano, lo que tiene delito.
A la Conferencia de Presidentes van a ir todos menos dos. El presidente del gobierno vasco, Íñigo Urkullu, y el catalán CarlesPuigdemont. Su ausencia es injustificable, desde cualquier punto de vista. Ellos son diferentes, son separatistas, no creen en el Estado autonómico, ¿cómo van a ir a una reunión autonómica si lo de ellos es el independentismo y el referéndum de autodeterminación?. Los presidentes de Galicia, Valencia, Canarias, Andalucía…. son regionales, ellos son una Nación, ellos juegan en otra liga pero con los dineros del Estado, con el dinero de todos los españoles. Y a pesar de la afrenta al Estado que va a suponer su desprecio por su inasistencia a la reunión de presidentes autonómicos, el diálogo del Gobierno de España con el PNV y con el gobierno catalán es fluido y cordial como estamos viendo. Un diálogo privilegiado del gobierno central con estos gobiernos autonómicos que constituye un claro agravio hacia el resto de autonomías. Un tratamiento asimétrico que los periféricos no nacionalistas no tienen por qué tolerar. Ya vale.
Y da igual que Puigdemont y Oriol Junqueras hablen de dineros para Cataluña – deben 60.000 M€ – con Rajoy o con Soraya Sáenzde Santamaría en sus múltiples despachos, y que al mismo tiempo digan que lo del referéndum de independencia va a ir adelante para noviembre, lo cual es de código penal. Da igual. La política del Gobierno de Rajoy es apoyarse en el Tribunal Constitucional y, en su caso, en los Tribunales de Justicia y la Fiscalía para hacer frente a todo lo que signifique el independentismo catalán y sus consecuencias en el Parlament. Una judicialización de la política para provocar el desgaste del adversario que no puede terminar bien, porque todo tiene un límite. Y mientras tanto, diálogo, mucho diálogo y a aguantar.