La decoración de un hogar influye en tu estado de ánimo, no solo es importante para la organización del espacio y la luz, sino que, además, puede afectar al estado de ánimo. Al elegir las formas y colores, se influye sobre el cerebro de los habitantes. Se pueden sentir más seguros y relajados o estimularlos para explotar toda su creatividad. Con motivo del próximo 20 de junio, el día más feliz del año, Dimensi-on, especialistas en arquitectura y diseño de interiores, lo cuentan todo acerca de cómo la decoración afecta al estado de ánimo.
1. ColoresUno de los aspectos más importantes en la decoración del hogar son los colores. En primavera se apuesta por los colores fríos y en otoño por los colores cálidos. De esta forma se sobrellevan mejor las temperaturas de cada temporada y mejora el estado de ánimo. Hay que tener en cuenta que los tonos cálidos como el rojo y el naranja favorecen la sensación de alegría y dinamismo, pero si se llevan al extremo, pueden provocar agresividad y sensación de opresión; lo ideal para lograr el efecto deseado, es utilizar estos colores en la tapicería o tan solo para resaltar una pared.
Los colores fríos como el verde, el azul y el malva transmiten serenidad, tranquilidad y relajación. Son ideales para dar más amplitud a espacios pequeños y para fomentar la creatividad, pero si se usan en exceso, la habitación puede adquirir un carácter impersonal y deprimente.
Hay que tener presente cuál es el objetivo de cada habitación y utilizar los colores correspondientes. En el salón, o la parte del hogar para compartir momentos con amigos y familiares, es preferible optar por tonos cálidos y dejar los colores fríos para el dormitorio.
2. La iluminación
Una mala iluminación no sólo afecta a la visión sino también al estado de ánimo. Con una buena luz aumentan los niveles de energía, mientras que una iluminación deficiente contribuye a la depresión y a otras deficiencias en el cuerpo. Hay que procurar organizar el espacio para dejar pasar la luz natural, ya que estimula la producción de serotonina y endorfinas, o en su defecto, contar con una buena iluminación artificial.
3. Altura de los techos
La altura de los techos también condiciona el cerebro. Lo que ya se conoce como neuroarquitectura ha demostrado que las dimensiones de los espacios de una casa afectan a la respuesta del cerebro. Los techos altos favorecen la creatividad, mientras que los techos bajos dan paz ayudando a la relajación y la concentración. Por otro lado, las estancias con formas orgánicas y redondeadas aportan tranquilidad. Por el contrario, los ángulos muy pronunciados envían al cerebro un mensaje de amenaza.
4. Mantener orden
El orden, la limpieza y la ventilación son imprescindibles para una distribución armoniosa. Hay que deshacerse de todo lo que no sirve y establecer un orden riguroso con todos los objetos que van a permanecer en el hogar. Un espacio organizado genera eficiencia y disminuye el estrés.
5. El poder de la naturaleza
Incluir plantas y flores en casa aporta vida, calidez y le dan un toque de frescura al espacio. Además, disminuyen el estrés, aumentan la productividad y la concentración y mejoran la calidad del aire.