“El proceso es muy sencillo: tomamos una
muestra de alimento, la trituramos, extraemos el
ADN y amplificamos. Una vez preparada la muestra, la mezclamos en un vial con nanopartículas de oro, que actúan como revelador y, en apenas 10 minutos, está lista para medir y es aquí donde
entra en juego el teléfono móvil”, apunta Tortajada.
De forma similar a los test de antígenos tan en boga actualmente, para el análisis del alimento con este método de la UPV bastan tres gotas de la muestra, que se depositan sobre una membrana de plástico, y a la que se les hace una foto con el móvil.
“A partir de aplicaciones disponibles en el mercado, podemos descomponer el color en los tres colores primarios: rojo, ver y azul -descomposición RGB-. Cuanto más rojo esté, más concentración de gluten habrá en ese alimento. Así, de esta manera rápida y sencilla podemos llegar a detectar la presencia o no de gluten en el alimento, e incluso su nivel de concentración”, destaca Tortajada.
Además de para la detección de gluten, el equipo del Instituto IDM ha aplicado este nuevo test para evitar fraudes en la industria alimentaria, en concreto para detectar posibles adulteraciones de productos cárnicos.
“Durante la elaboración de ciertos productos cárnicos, para mejorar sus propiedades, se añaden cereales, si bien la normativa establece un límite. En nuestro caso, aplicamos el test para la detección de un gen específico de dichos cereales, con el objetivo de controlar que no se supere esa cantidad máxima”, explica Luis A. Tortajada.
Para el investigador de la UPV, los resultados obtenidos en sus laboratorios en ambos casos “demuestran que el sistema de biodetección desarrollado es muy competitivo, y que permitiría un mejor control de los productos«.
«Se trata de un sistema que responde a las demandas de la industria alimentaria y de los consumidores y que contribuye a garantizar la calidad de los alimentos en todo momento, siguiendo la estrategia ‘from Farm to fork’, o lo que es lo mismo, desde la granja hasta el tenedor, hasta que llega a nuestras mesas”, concluye Tortajada.