He ido a bastantes partidos de fútbol regional y a bastantes campos de fútbol. He visto fútbol de todas las categorías y he ido a bastantes partidos de fútbol profesional y a bastantes campos de fútbol. Me gusta el deporte y la deportividad. Me gusta el fútbol o, mejor dicho, me gusta a ratos, porque a veces acabo bastante harta. No del fútbol, si no de todo lo que engloba el fútbol, el “ mundo “ del fútbol, porque sí, es otro mundo. Últimamente se habla de las agresiones que están habiendo entre padres en los partidos de fútbol y también a los árbitros, la mayoría de veces niños también. El fútbol es un mecanismo para educar y formar en valores, además de practicar deporte que es algo fundamental en todas las etapas de la vida y el fútbol regional, además, es para divertirse compitiendo. La mayoría de las veces los entrenadores son chicos jóvenes comprometidos que preparan los entrenamientos de la semana y madrugan el fin de semana para dirigir un partido de niños, de eso, niños. Porque ellos son los que juegan, no los padres. Éstos deben animar a su equipo, al de sus hijos, sin insultar al rival. Así lo veo yo, que no soy madre pero sí hermana mayor y acompañante durante muchos años a muchos campos y partidos de fútbol.
Pero es difícil, lo sé. Esto ha ocurrido siempre, es muy difícil de cortar, es una cuestión de educación…son expresiones que he escuchado estos días y las entiendo, pero algo hay que hacer para que esto cambie. Al fútbol profesional le acompañan múltiples campañas de juego limpio, fair play. Los futbolistas teorizan pero no dan ejemplo en el terreno de juego. Son escasos los ejemplos de deportividad durante un partido de fútbol. Lo mismo ocurre en la grada. El insulto es el recurso fácil de los aficionados. Esta semana leí una entrevista a Ander Herrera en el diario ABC que me reconcilió por momentos con este deporte.
También dicen los clubes profesionales que tienen escuelas de élite que no les tiembla el pulso a la hora de expulsar a un jugador de su club si sus progenitores no cumplen unas mínimas normas de comportamiento. Permítanme que dude, porque supongo que como dice Jarabe de Palo, “ depende “ y “ ¿ de qué depende ? ” , de lo bueno o malo que sea el crío. Ejemplos de salidas de tono como las del padre de Neymar no son un ejemplo.