Madrid, 29 jun (EFE).- Enrique Ponce, que a última hora de este lunes anunciaba su retirada de los ruedos por tiempo indefinido, ha puesto fin a una carrera impecable, de innumerables éxitos y récords de todo tipo, a más de 30 años de profesión en la que ha mantenido el cetro del toreo y en la que se ha erigido en un torero de época.
«En este momento de mi temporada 2021 he decidido hacer un alto en el camino y retirarme por tiempo indefinido», señalaba la breve nota con la que anunciaba la noticia a través de sus redes sociales.
Una decisión que ha cogido por sorpresa al aficionado, más cuando, precisamente, ha sido el torero que más paseíllos ha realizado durante esta época de pandemia (22 en 2020 y 8 en lo que va de 2021) y en un momento en el que se le veía disfrutando de la profesión que tanto le ha dado a lo largo de 31 años de alternativa.
«A quienes durante más de tres décadas me han acompañado: Lo primero que quiero deciros es gracias por su cariño y apoyo incondicional, en especial durante este último año de pandemia en el que decidí defender la tauromaquia y devolverle al mundo del toro lo mucho que me ha dado», recogía también el comunicado.
Natural de Chiva, Valencia, donde nació un 8 de diciembre de 1971, Ponce es, posiblemente, el torero más importante que ha dado la tauromaquia en las últimas décadas, no solo por su longevidad como profesional, sino por la cantidad de años que se ha mantenido como figura del torero y por los récords que también ha ido batiendo.
Ha toreado cerca de 2.500 corridas de toros; ha estoqueado más de 5.000 toros; ha indultado más de 50; ha salido a hombros en todas y cada una de las plazas de España, Francia y Latinoamérica; ha abierto cuatro Puertas Grandes de Madrid, en Sevilla y, sobre todo, en Bilbao ha firmado tardes históricas, como lo fue también aquella en la que cortó un rabo en México.
Para hablar de la historia taurina de Enrique Ponce hay que remontarse a finales de los 70. Con tan solo ocho años, y gracias a su abuelo Leandro, comenzó su afición por el toreo, lo que llevó a torear y matar su primer becerro con solo nueve.
Pronto se vieron unas cualidades en él que fue puliendo cuando, un año después, ingresó en la escuela taurina de Valencia, aunque no fue hasta que se mudó a Jaén cuando comenzó realmente su andadura profesional en el toro.
Allí conoció a Juan Ruiz Palomares, el apoderado que le ha acompañado toda la vida, y allí empezó a forjarse como novillero sin caballos, enfundándose por primera vez un terno de luces en el año 1986, en Baeza, cuando contaba solo con 15 años de edad.
Dos años después debuta con picadores en la plaza de Castellón, el 9 de marzo de 1988, una temporada en la que también se presenta en plazas de gran responsabilidad como Sevilla y Madrid, donde torea por primera vez el 1 de octubre de 1988.
La tarde de su alternativa tiene lugar el 15 de marzo de 1990 en su Valencia natal, un festejo que sería el pistoletazo de salida a una carrera exitosa como pocas, en la que pronto se instauró en la cúspide del torero y ya nunca más dejó esos puestos que le han acreditado todos estos años como una gran figura del toreo.
Con un concepto elegante y de mucha estética, a Ponce siempre se le ha reconocido también por su gran técnica, por ser capaz de hacer embestir a cualquier toro y saber aprovechar al máximo las virtudes de cada uno de ellos por muy escondidas que las pudieran tener.
Torero de fervientes partidarios, también ha tenido sus detractores, pero ha primado más el cariño y la admiración que le han profesado los aficionados de todas partes del mundo, sobre todo en México, donde también se le ha considerado como uno de sus «consentidos».
Después de muchas temporadas en lo alto, el principio del fin de Ponce pudo llegar en 2019, cuando sufrió una gravísima lesión de rodilla toreando en la Feria de Fallas.
Los últimos dos años ha sido también protagonista por su sonada separación de Paloma Cuevas,hija del matador de toros Victoriano Valencia y con la que ha estado casado 28 años y ha tenido dos hijas (Bianca y Paloma)
Su relación posterior con Ana Soria, una joven de 21 años le ha situado en los focos de la prensa del corazón, algo que no ha sido impedimento para que Ponce siguiera toreando como si nada, e incluso, en la que ya es su última tarde en activo, el pasado domingo en León, logró también salir a hombros, un final triunfal a una carrera impecable.
Javier López