Firmas
‘España, Mon Amour’, por @JoseSorzano
Publicado
hace 7 añosen
De
Foro de Opinión: José Luis Sampedro
Desde ese espacio donde los silentes analistas de la política solemos posicionarnos en orden a sacar unas conclusiones más o menos objetivas de la realidad diaria, observamos que ni todo es tan negro, ni todo tan blanco, sino que el gris es el color predominante en casi todos los temas que acucian a esta piel de toro llamada España.
Pero a la vista de la carcoma independentista que amenaza incansablemente a nuestro terruño, creo que a los españoles convencidos nos ha llegado el momento de alzar el tono sin ningún tapujo ni complejo alguno y decir a voz en grito: ¡¡te quiero, España!!
Si, esa misma España a la que los ataques sufridos antaño en la República por las “polillas” nacionalistas, llegaron a helarles el corazón a esos intelectuales y compatriotas de innegable rango y tan poco sospechosos como eran nuestros Machado, Ortega, Azaña y tantos y tantos buenos y lúcidos españoles que la defendieron desde todos los frentes.
Ya está bien de tantos complejos para desde posiciones de izquierda gritar sin miedo: ¡¡soy español y quiero a España, joder!! Sin que esos “antiespañoles de salón, sueldo y coche oficial” nos tachen de “fachas” y demás lindezas, cuando son ellos los únicos que actúan con el ordeno y mando “talibán” desde que fueron alumbrados por sus ilustres y honorables mamas.
Si, a esa panda de descerebrados trasnochados , como dice el ex ministro socialista José Luis Corcuera, me hubiera gustado a mi verlos en la clandestinidad antifranquista con la Guardia Civil o la policía político-social pisándoles los talones en la famosa “mina del Alemán” o en los zulos de las reuniones clandestinas en la época del dictador. En otro orden de cosas, me hubiera encantado igualmente ver a toda esta “tropa” irle a D. Pablo Iglesias, alias el “Abuelo”, fundador del Psoe y la Ugt, con toda esta coña y monserga independentista. Desde luego no sé el lugar exacto, pero seguro que muy cerca no los hubiera mandado D. Pablo.
Y sí ¡¡coño!! Quiero mucho a mi país, sea con monarquía o con república si así lo decidiéramos libremente todos los españoles. Y sí, quiero a mi bandera sea la bicolor, eso sí, siempre con el escudo constitucional (no con el pajarraco franquista), o con la tricolor, da igual; siempre y cuando las dos, indistintamente, representara a mi querido país, nación, terruño o patria; esa que se llama y siempre se llamara España, a pesar de que una pléyade de gilipollas la quieran trocear como una tarta de queso.
Estos días desde Sotogrande, Jerez y Sanlúcar en tierras gaditanas, o en la isla de Mallorca, me he dado cuenta lo bonita, grande y agradecida que es mi tierra y sus gentes de bien; sean de la ideología que sean o piensen lo que les salga de los “cataplines” a cada uno de ellos. Una España donde vascos, catalanes, andaluces, castellanos, gallegos, valencianos, murcianos, en fin, donde españoles de todos los rincones podamos disfrutar juntos de las bondades, excelencias y belleza de nuestra tierra, en compañía de amigos venidos de muchos rincones del mundo, para que a estas alturas nos vengan los típicos “macheteros” de turno a descabellar, trocear, y joder a nuestro querido toro territorial llamado España.
Y sí, a voz en grito para que se me oiga bien en todos los rincones de nuestro país, digo que quiero y mucho a esta España nuestra, así como a todos sus pueblos, lenguas, culturas y diversidades que la forman; desde la modernidad de mi querida Barcelona, hasta la belleza de esa Extremadura que tanto me gusta y quiero. Por no hablar de mi admirado Euskadi, con ese Bilbao en donde siempre me hubiera gustado haber nacido, simplemente para “hacer lo que me diera la gana”, como buen bilbaíno de pro.
Y desde aquí brindo mi recuerdo y homenaje a esos dos grandes catalanes y españoles, Juan Antonio Samaranch y a mi querido y gran amigo, el socialista Pascual Maragall, sin los cuales desde sus respectivas atalayas, el uno como presidente del Comité Olímpico Internacional , y el otro como alcalde de Barcelona, consiguieron traerse en el año 92 la olimpiada a esta ciudad, consiguiendo los votos del resto de los países; pero eso sí, porque justo es decirlo, con la gran ayuda y apoyo del rey D. Juan Carlos I.
Y finalmente, yo les recordaría a todos aquellos que ahora usan en su bandera independentista, la Estelada de las cuatro barras rojas y amarillas procedentes del pendón real de Jaime I, que fue este mismo rey quien dijo después de una revuelta de los moriscos en el Levante de la Corona de Aragón:
«Nos, ho fem la primera cosa per Déu, la segona, per salvar ESPANYA.
¡¡Coño!! Ahora resulta que este buen rey, nacido en el Montpelier de la Marca Hispánica, y ahora gran referente para el independentismo incluso en su bandera, allá por el año 1.258 ya hablaba de salvar a la “maldita y pérfida” ESPAÑA. Esto habría que recordárselo a esa especie de “guapo Adonis” del independentismo catalán, el todopoderoso, Junqueras. Desde luego, ¡¡tiene cojones la cosa!!