(EFECOM).- La inclusión de la vacunación entre los requisitos para optar a un puesto de trabajo municipal en Tous ha sembrado las dudas en un país con altas tasas de inmunización. Expertos consultados por Efe apuntan posibles problemas jurídicos y auguran que la solución, de nuevo, estará en manos del juez.
La vacunación obligatoria no está, por el momento, entre los planes del Ejecutivo central, aunque varios gobiernos autonómicos han avanzado que estudian la posibilidad de exigirla en profesiones o sectores determinados.
El primer paso concreto, ya recurrido, lo ha dado sin embargo una administración local, el Ayuntamiento de Tous, que ha incluido la vacuna contra la covid-19 entre los requisitos en el proceso de selección de dos técnicos de educación infantil como personal laboral temporal.
PROBLEMAS JURÍDICOS
En España las vacunas son un derecho y no una obligación y una empresa no puede exigir la vacunación a sus empleados, subraya Carlos de la Torre, abogado de Baker McKenzie.
Según explica, se enfrentan dos derechos fundamentales: el del trabajador a su intimidad, privacidad y autonomía personal y el del resto de los empleados y de la empresa a proteger su propia salud y prevenir los contagios en el centro de trabajo.
Pero no existe una base jurídica que permita a las empresas privadas resolver esa colisión de derechos, añade este abogado, que recuerda que hay otras medidas menos invasivas que sí pueden exigirse, como el uso de mascarillas.
A su juicio, sería también «muy discutible» que una empresa pudiera exigir la vacunación como criterio de acceso a un proceso selectivo, aunque sí podría hacerse obligatoria en sectores y profesiones de riesgo (médicos, sanitarios, personal de residencias, etc) que pueden afectar a terceros.
El profesor de Derecho Constitucional en la Universidad Complutense de Madrid Ignacio Álvarez ve menos problemas, al considerar que una interpretación extensiva de los principios de mérito y capacidad recogidos por la ley para acceder a un cargo público podrían avalar la solicitud de la vacunación para optar a un puesto.
A su entender, lo mismo ocurriría en el sector privado, donde el empresario tiene la capacidad de establecer los requisitos para desempeñar la actividad, aunque siempre que la medida no sea ni discriminatoria ni desproporcionada y que se dé un tratamiento específico a los datos sanitarios para no vulnerar el derecho a la intimidad o privacidad de los empleados.
LA SOLUCIÓN, EN MANOS DEL JUEZ
«Cualquier restricción, u obligación, por motivos sanitarios tiene que ser excepcional y estar muy justificada», insiste por su parte David Larios, presidente de la asociación Juristas de la Salud.
La legislación española protege la autonomía del paciente, pero en circunstancias excepcionales, como esta pandemia, los derechos personales están siendo modulados o incluso anulados, recuerda este experto.
A su juicio, con la normativa vigente, la convocatoria del ayuntamiento de Tous carece de cobertura legal, y una empresa no podría exigir a sus empleados certificado de vacunación.
Tampoco ve proporcionado obligar a vacunarse en estos momentos al personal sanitario, un sector con una tasa de vacunación muy elevada, sin apenas contagios y donde muchos profesionales no tienen contacto con pacientes vulnerables: «Podría ser matar moscas a cañonazos y hay que hilar fino, porque estamos hablando de derechos fundamentales que nos ha costado mucho conseguir», destaca.
El contexto, a su entender, podría ser distinto en las residencias, donde las tasas de vacunación son un poco más bajas, se están registrando brotes y se atiende a población de riesgo, pero insiste que, en cualquier caso, serán los jueces quienes decidan si una medida de ese tipo es proporcional.
Coincide con él Teresa Ezquerra, abogada de Abencys, que considera que, «a falta de legislación que actualmente imponga la obligatoriedad de la vacuna, entendemos que habrá de ser el empresario quien requiera judicialmente a sus empleados para que se vacunen, y los jueces quienes den la solución, atendiendo a las circunstancias de cada caso concreto».
PROTEGER LA SALUD DEL OTRO
A finales de julio el presidente canario, Ángel Víctor Torres, admitió que no se puede exigir la vacunación a toda la ciudadanía, pero estimó que el negacionismo es «un peligro para la colectividad» y señaló que no se descarta exigirla a los empleados de servicios públicos esenciales.
Esta misma semana la vicepresidenta valenciana, Mónica Oltra, ha abierto también la puerta a exigir la vacuna «en algún momento» a los profesionales que se incorporen a puestos de trabajo en el sistema sociosanitario, aunque no cree que sea necesario ahora porque el 96 % del personal está vacunado.
Esas cifras son una utopía en Estados Unidos, donde empresas como Google o Microsoft, ante la vuelta a las oficinas, han decido exigir la vacunación de sus empleados, la misma medida que ha planteado la Casa Blanca a los más de cuatro millones de trabajadores del Gobierno si no quieren someterse regularmente a test.
En Francia todo el personal sanitario está obligado a vacunarse antes del 15 de octubre, con el riesgo de ser suspendidos de empleo y sueldo de no hacerlo, y Grecia exigirá también la inmunización a los trabajadores de las residencias de mayores desde mediados de este mes.