Se acerca la semana grande de las fallas. Los actos cobran fuerza y los falleros y falleras, y en especial, los representantes de cada comisión se preparan para vivirlo al máximo.
La familia López Flor lo vive con un doblete muy especial. Miguel y Lola son hermanos y representan a los niños y niñas de la falla Conde Salvatierra-Cirilo Amorós, una comisión que este año festeja con emoción sus 100 años de vida haciendo falla.
Viven con ilusión cada acto, siempre aconsejados por su madre, la querida Fallera Mayor de València del año 2000, Lola Flor Bustos, quien no sólo se ha convertido en su mayor referente, sino que también prepara con mimo la vestimenta de ambos, con la ayuda de su tía y conocida indumentarista, Carmen Bueso, de Flor.
El pasado 5 de febrero Lola López Flor vivía su exaltación como Fallera Mayor Infantil de la falla del Mercado de Colón. Vivía este momento acompañada de su hermano y presidente infantil, Miguel López Flor. Un acto, en el que la impronta de su madre estaba muy presente en la indumentaria de ambos.
Imágenes: Familia López Flor y Fran Adlert
La pequeña estrenaba un espolín Ramón de la firma Garín con manteletas de Hijas de Carmen Esteve y un aderezo de Montoya, de modelo Verge con perlas y rodocrositas. Por su parte, Miguel lucía un traje de torrentí con un detalle muy significativo: las solapas del ‘jopetí son las mangas del espolín Soto que su madre lució en su exaltación como Fallera Mayor de Valencia en el año 2000. Un traje que originariamente fue confeccionado al estilo del siglo XIX, con mangas de farol, y que posteriormente se lo adaptó al siglo XVIII.
Imagen: Lola Flor
Los segundos trajes los estrenaron por un motivo especial: la gala del centenario de esta comisión de Gran Vía. Lola porta un damasco rojo con jubónde manga larga con delantal y pañuelo de encaje de Santos Textil y aderezo de Art Antic. Miguel luce calzón y chupa de terciopelo granate con chaleco de seda de Santos Textil.
Imágenes: Lola Flor y P. Gozález
El sello de Lola Flor se refleja en otro de los vestidos que la reina infatil de la Falla Conde Salvatierra luce este año.
Lola lleva un jubón confeccionado con una tela muy significativa. La seda San Manuel de Vives y Marí, en fondo verde, que Lola Flor portaba el día de su Crida del año 2000. Y lo hace combinando un Damasco color mora de Compañía Valenciana de la seda. Delantal y pañuelo de batista antiguo con puntillas de Alensón que perteneció a su abuela materna. La Peineta es la clásica Magrana de Montoya y pendientes de chorro.
Imágenes: Lola Flor
El azul es otro de los colores que marcan la indumentaria de Lola López para este 2023. En este caso luce un traje confeccionado con un tejido de Santos Textil y manteleta bordada en cadeneta sobre muselina y puntilla de valencienne también de Santos. El aderezo que suele combinar con este vestido tiene historia. Es el que su madre utilizó para su exaltación como Fallera Mayor Infantil de la comisión en el año 1988. Un modelo lazo de Peris Roca. También lo combina con una medalla de la Virgen de Gracia Joyeros.
Imágenes: Lola Flor
Otro de los vestidos que guarda en su armario fallero, está compuesto por una falda de Damasco de seda que Lola Flor llevó en su año como reina infantil de su falla de Gran Vía, combinado con un justillo verde y camisa y manteletas de batista. También combina la falda con un jubón de manga larga rosa. Su hermano Miguel, lleva un traje de saragüell con negrilla y chaleco con adornos de pasamanería.
Imágenes: Lola Flor
Completan su variado ajuar fallero con más joyas en forma de artesanía valenciana. Un torrentí con chaqueta de terciopelo labrado para Miguel y, para Lola, el Espolín Óvalos de Garín que su tía, Loida Flor Bustos, estrenó para su exaltación como Fallera Mayor Infantil de la comisión en 1985. Tres años después, también lo luciría la propia Lola Flor, así como sus sobrinas Loida y Celia. En ocasiones, lo combina con un jubón de terciopelo azul.
Imágenes: Lola Flor
Todo ello, con Miguel y Lola como protagonistas, aguardan ya la llegada de la semana grande de las fallas 2023 para disfrutar en familia de una fiesta que tantas alegrías les ha aportado.