Deportes
‘Ivi, el goleador de Muñiz ‘, por Dani Hermosilla
Publicado
hace 7 añosen
Ivi era la apuesta de Muñiz para Riazor. Y al técnico le salió bien, sólo que a medias (marcó tras volver a la banda). El ex del Sevilla, con sus dos goles, permitió, de un plumazo, sacar de un lío importante al entrenador, evitar que el equipo entrara en zona de descenso y reivindicar su olfato goleador, por lo que se le fichó. El empate, buen resultado. Pero he de decir que no me gusta la complacencia de Muñiz al final del partido, y todavía me gusta menos todos aquellos que, incapaces de controlar los fracasos colectivos de un equipo que recibía dos goles con dos golpes secos y sin aviso, clamaban por la destitución del asturiano cuando la debacle (en el resultado que no en el juego) era evidente al descanso. Y además, seguían después, tras el empate.
El Levante ha mostrado en 90 minutos sus virtudes y sus defectos. En versión de tiempo reducida ha logrado plasmar lo que se ha visto toda la temporada: que le cuesta crear ocasiones y, por extensión, marcar goles; que fuera de casa es un equipo solvente; que, a pesar de algunos análisis en mi opinión simplistas, no es un equipo que se inhiba. Por decirlo en plata: luchan hasta que no pueden mas. Correr mejor es lo aconsejable, correr más (‘como pollo sin cabeza’, que decía Johan Cruyff), un despilfarro. El Levante no sale de pobre con el empate de Riazor, pero si respira y evita lo que hace semanas es una amenaza: caer en la zona de descenso. Y todo lo que eso significa en este club. Recupera un punto y otro por la diferencia de goles. Curiosamente, el mismo resultado que en la ida y, también, el mismo desarrollo. En los dos encuentros, el Levante ha sido mejor que el cuadro gallego y en los dos se lleva un punto. Aunque poco, del mal, el menos. Ah y una reflexión. El mismo resultado que en Eibar pero marcador a la inversa. Lo digo por aquello de las sensaciones.
Pero hoy diré más, respecto a lo que he leído y escuchado toda la semana: si hay alguien (de los de dentro) que no cree en el entrenador, que tomen la decisión ahora, no alarguen la era Muñiz porque sí, no hagan como con Lucas Alcaraz a quien una victoria contra el Villarreal solo hizo que alargar la agonía y retrasar la decisión que, al final, ya sabemos como acabó. Yo voy a contracorriente y me mojo. Para mi, Muñiz es el mejor colocado para enderezar esto. Si creen que es así, salgan y díganlo, que los jugadores lo escuchen. Cambiar ahora seria tan peligroso como injusto. Al final de año, bajo análisis, tomemos decisión. Incluso, si hay descenso, que esperemos que no.
La entrada de Ivi en la punta no es un mensaje a nadie, sino una buena decisión. Yo lo venía reclamando hace tiempo. «Puedo jugar en cualquiera de las tres posiciones de ataque», dijo el día de su presentación. Hasta la fecha. Y si bien los goles llegaron cuando cayó a la banda, también es verdad que, hasta el 1-0, fue un incordio para los centrales, pero a Muñiz le duro once minutos el planteamiento de inicio. A remar. Y ese es el gran problema de este equipo. Le falta fútbol para crear y generar, y cuando se pone por delante en el marcador (excepto en Eibar) suele ganar.
Doukouré y Lerma, era otra vez la apuesta. Contención y músculo para el centro del campo. A priori, sonaba bien. Con José Campaña en la sala de mandos. Ya digo, poco le duró la pizarra; el gol de Adrián, de cabeza, tras la falta botada por Lucas Pérez, el corto bagaje de un equipo que demostró pegada a balón parado. En Orriols marcó Sidney; en Riazor, Adrián. Lo dicho, otra vez contra corriente. El Levante se repuso bien del gol, pero seguía sin generar peligro. Un lanzamiento de Jose Campaña desde la frontal, colocado pero si fuerza, su único intento. Sensación de peligro, sí. Pero sólo eso. Ni pasillos interiores, ni combinaciones por fuera. Todo se quedaba en el último pase, el verdadero talón de aquiles de este equipo. La expulsión ingenua del tico Celso Borges por doble amarilla, allanó el camino, junto a la lesión de Sidney. El gol de Floren Andone tras una contra, en el último minuto de la primera mitad, ponía fin a un primer periodo de novela trágica. Sin ser mejor que tú y en dos tiros a puerta, te ibas casi KO al vestuario.
Muñiz ambicioso
Si hubo algo que caracterizó a Muñiz la pasada temporada fue su capacidad para cambiar los partidos desde el banquillo y, a veces, sin esperar al descanso. Emmanuel Boateng y Roger Martí salieron de inicio tras el descanso. De perdidos, al río, que diría a aquel. Sin ser un aluvión, se empezó a generar peligro. Coke y Doukouré, los sacrificados. El francés tenía una tarjeta y no estaba siendo la mejor de sus actuaciones. Morales (de lateral) por la derecha y Luna por la izquierda, hicieron tándem con Jason y Ivi, respectivamente. Al final, la clave. Dos parejas en cada banda y dos hombres para rematar. Con Campaña en la sala de máquinas, primero con Lerma pero, al poco de empezar, con Bardhi que había sustituido al cafetero. Vamos, de manual.
Pero el gol, una vez más no llegaba, y el tiempo se agotaba. Todo hasta el minuto 80, justo cuando el Levante empezaba a dar muestras de rendición. Un balón suelto lo recoge Ivi dentro del área, escorado a la izquierda. Desesperado de ver que no se producían remates, lo intenta. Le pega duro, busca puerta, la toca el suizo Schär y desvía el balón que Rubén no puede sacar. Fue un rayo de esperanza. La cabeza volvía a poner al Levante en modo vamos a por ellos. La lástima es que le faltó tiempo. Poco después, nuevamente Ivi enganchaba un potente chut desde la frontal que se coló por la escuadra izquierda de la puerta de Rubén. Una folha seca que fue cogiendo velocidad y que fue de arriba a abajo hasta alojarse en la portería. Sin chutar, no se marca, y sin goles no hay paraíso en el fútbol. Una vez más, el ex del Sevilla salió al rescate con goles, y ya igual con Morals y Bardhi al frente de la tabla de goleadores levantinistas.
Lo volvió a intentar Ivi por tercera vez, pero el balón se le fue muy desviado. Fue tal la convicción del equipo que, cuando el árbitro señaló el final del partido después de que la pelota acabara en córner, todo el grupo se fue a rodearlo. Querían más y sabían que la victoria estaba cerca. La remontada se quedó en empate y la zozobra del descenso, se queda, una semana más, a dos puntos.
El enfermo sigue sin mejorar, pero al menos, no empeora. Es más, la medicación (el empate tras perder 0-2), puede que haga efecto definitivamente. Llega el Real Madrid a Orriols, y será como jugar fuera de casa. La presión, para ellos. El fútbol es tan caprichoso que, después de no ganar en casa desde septiembre, tu primera victoria en casa pudiera llegar contra el equipo que viene de ganar dos Champions seguidas. Y por qué no. En todo caso, lo mejor del empate en A Coruña es que el equipo se vacune contra esa sensación que tiene de que no le puede ganar a nadie, entre otras cosas, porque no es cierto. Hay más que lo que se saca en cada partido. Y menos de lo que pensamos en el inicio de liga.
DEPORTIVO
Rubén Martínez; Juanfran, Schär, Sidnei (Eneko Bóveda, 24′), Luisinho; Borges, Guilherme; Lucas Pérez (Fede Valverde, 41′), Carles Gil (Navarro,75′), Adrián López; y Florin Andone.
Oier; Coke (Boateng, 46′), Chema, Erick Cabaco, Antonio Luna; Jason, Doukouré (Roger Martí, 46′), Jefferson Lerma (Bardhi, 50′), Morales; Campaña e Ivi.
GOLES:
1-0, Adrián López, 19′
2-0, Andone, 45′.
2-1, Ivi, 80′.
2-2, Ivi,84
ÁRBITRO
González Fuertes, del colegio asturiano.
Expulsó a Borges (min.34), del Deportivo.
Tarjetas amarilla
DEPORTIVO: Luisinho, Guilherme, Andone, Rubén y Schär (min.88)
LEVANTE: Lerma, Doukouré, Chema, Campaña y Roger Martí. Jose Campaña no podrá jugar el próximo partido ante el Real Madrid por acumulación de amonestaciones.
RIAZOR: 20.151 espectadores