València, 17 dic. – Jorge Ignacio Palma, el sospechoso de matar y descuartizar a Marta Calvo tras una cita sexual, se defiende. «No soy un monstruo asesino de mujeres».
De esta forma, y a través de una carta fechada del 13 de noviembre, es decir tres semanas antes de entregarse a la Guardia Civil de Carcaixent. En la misiva, a la que ha tenido acceso el periódico Levante-EMV, el joven de 37 años mantiene que la muerte de Marta fue «un accidente».
En su escrito, Jorge se muestra como alguien asustado e inocente que no supo reaccionar cuando se dio cuenta que la joven de 25 años había fallecido.
Llama la atención que en su relato el acusado habla de varias mujeres, cuando en ese momento en que la escribió sólo se le acusaba de la desaparición de Marta. A posteriori, los investigadores relacionarían con el sospechoso la muerte de dos prostitutas en Valencia.
Con todas seguía el mismo ‘modus operandi’. La fiesta blanca: colocar rocas de cocaína en las zonas erógenas de ellas. La mucosa hacía que la ingesta de la droga fuera tal que morían de sobredosis mientras a él no le afectaba dado que utilizaba preservativo.
La fecha de la carta es el mismo día en que la madre de Jorge habló por última vez con él antes de que éste desapareciera oculto en montes y casas de campo, según su versión. No sería hasta el 4 de diciembre la fecha en que se entregaría en el cuartel de la Guardia Civil de Carcaixent, una vez había preparado su defensa y eliminado cualquier prueba incriminatoria.
Tras entregarse, Jorge Ignacio confesaba haber descuartizado a Marta Calvo, a quien se le había perdido la pista el pasado 7 de noviembre en la casa de Manuel del acusado quien nunca ha admitido el asesinato.
La nota la entregaría él mismo a la Guardia Civil. En ella, relata la muerte de Marta Calvo. Según su versión, tras varias horas de relaciones sexuales y consumo de cocaína, la joven le dijo que se sentía mal y tras ducharse, ambos se fueron a dormir. Fue a la mañana siguiente, cuando al despertarse, se percató de que Marta había muerto. Según el escrito Jorge pensó en «quitarse la vida junto a ella». «Me caía muy bien», describe el acusado de su relación con la joven.
Asimismo razona detenidamente el motivo por el que desmembró el cuerpo de la joven de Estivella con una sierra para poder sacarlo de casa «sin llamar la atención» en diez bolsas de basura arrojadas a contenedores de Alzria y Silla.
Otro de los aspectos a destacar es la defensa que realiza de su madre con quien mantiene una relación muy estrecha. Jorge busca exculpar a su madre y asegura que su preocupación es la «humillación» a la que se puede exponer su madre con sus acciones.
Para él su madre es «lo más hermoso» que ha tenido y no quiere defraudarla. «Ojalá le hubiera hecho caso siempre» apunta a la vez que pide perdón a su madre y hace autocrítica, calificándose de «ignorante y estúpido». Su carácter religioso también se refleja en la misiva.
Su madre lo define como «solitario e introvertido», alguien que le gusta leer libros sobre la reencarnación. Otro aspecto que llama la atención de los investigadores y psicólogocos es que no es hasta el final de su carta cuando pide «perdón a la madre de la chica».